Última parada en la sección de #MisionesSuicidas, una de las temáticas estrella de 2020. Hoy tocan gaitas y un reparto con bastantes figuras reconocidas en el mundillo del cine bélico para concluir, de una forma algo festivalera esta sección. "La brigada del diablo" de Andrew V.McLaglen no es, ni de lejos, de las mejores de la temática, pero es uno de esos títulos míticos sesenteros, de segunda fila. De los que salieron a raíz de, sobretodo, los "Doce del patíbulo".
La Misión
Objetivo: Formar un grupo de Fuerzas Especiales y entrenarlos en cuatro meses para acabar yendo a misiones de comandos en Noruega
Operativo: Un grupo formado por los deshechos más indeseables del Ejército de los Estados Unidos, y los mejores soldados canadienses, todos ellos voluntarios, deberá ser entrenado en diferentes atributos para formar el grupo.
Tras un convulso inicio donde se ven las tiranteces y el odio patriótico entre ambos grupos, estos acabarán formando una gran familia y preparándose a fondo para lograr ser una Fuerza de Servicios Especiales. Tras su éxito, el Alto mando deshechará la idea alegando que únicamente los británicos realizarán misiones de comandos en Noruega.
El Coronel al mando (William Holden) logrará, no obstante, una nueva oportunidad y el grupo será destinado a Italia. Una vez allí, y saltándose a la torera órdenes, asaltarán un pueblo italiano consiguiendo 200 prisioneros (incluidos algunos tanques) y sin recibir ninguna baja (únicamente seis heridos leves). Tras este éxito, el Alto Mando verá con buenos ojos enviarles a una misión suicida.
El objetivo final será asaltar una fortaleza en las montañas, denominada Monte Difensa (nombre muy currado, sí señor). Los aliados llevan meses intentando conquistar esa colina pero no hay manera. Holden y los suyos idearán el plan. Conseguirán escalar la montaña por un lateral mientras el fuego de artillería aliado hace entrever que el ataque será por la otra ladera. Una vez escalada la montaña, asaltarán la posición enemiga en clara ventaja al venir desde arriba y rodearles. No obstante, pese al éxito, recibirán numerosas bajas, en todo un bautismo de fuego para el personaje de William Holden, que no había entrado en combate.
Es difícil valorar esta misión debido a la variedad de misiones que hay. Por un lado para lo que se prepara a la brigada, ese asalto en Noruega que incluirá entrenamiento en esquís, no se realizará. Una vez en Italia tenemos dos misiones. Es espectacular ver como (pese a la palurdez enemiga) son capaces de asaltar la localidad transalpina sin recibir ni una sola baja.
En cuanto a la misión final, acaba pareciendo más fácil de lo que en realidad debería ser. Eso sí, el asalto final tiene poco de comandos en misiones suicidas y más de una batalla cuerpo a cuerpo que desluce su inclusión en la sección de #MisionesSuicidas. Eso sí, el parte de bajas, perdiendo a algunos de los personajes más queridos como el Sargento Peackock, es suficientemente extenso como para merecer una buena nota en el #Suicidómetro.
Dos son las escenas míticas de la película. La primera es, sin duda, la llegada de los canadienses al campamento. Con las gaitas en marcha, los norteamericanos que están metidos de lleno en una pelea entre ellos, pararán para atender a esos bien uniformados y leales soldados al son de la musiquilla que será aprovechada también para la Banda Sonora, y es de esos himnos bélicos que más recuerdo de mi infancia.
La escena bélica que recomiendo, sin embargo, no es la del clímax, si no la que realizan en un poblado italiano que es la que acabará poniéndoles el mote de "La brigada del diablo". Atravesarán un río hasta llegar a la localidad italiana y, tras diezmar a los guardias, se dedicarán a hacer prisioneros a todos los alemanes posibles, incluyendo al oficial al mando y a los que estaban en la ducha. La imagen en panorámica del punto de vista del oficial alemán viendo como todos sus hombres han sido hechos prisioneros y han sido llevados a la plaza principal del pueblo es tan divertida como mítica del género.
Me atrevería a decir que "La brigada del diablo" forma parte de la infancia de no pocos amantes del cine bélico. Al menos forma una parte importante de la mía. Nunca la tuvo mi abuelo en su colección, no la tengo en DVD original en mi colección... pero es de esas que emitían bastante por la tele y uno se sentaba en el sofá a disfrutar de esta cuadrilla de héroes.
Dicho éxito se debe a un combo bastante acertado que coge de aquí y de allá referencias al género. Por una parte es inevitable comparar a esa cuadrilla de indeseables buscabroncas yankees con 'la docena sucia' del Mayor Reisman, esos "Doce de patíbulo" con Frankie a la cabeza. Al mismo tiempo se amaga con amenazas de fugas del campamento, al más puro estilo "La gran evasión" y como remate final llegan los canadienses al son de las gaitas, que nos recuerdan la aparición de Sean Connery y los escoceses en "El día más largo".
A ese cocktail toca añadirle un par de misiones de comandos, con topicazos como el de ascender laderas o montañas escalando. Y, aunque sé que es posterior, ¿no os recuerda vagamente el poblado italiano y la incursión de "La brigada del diablo" al poblado francés de "Los violentos de Kelly"?, sí, tanques alemanes incluidos. Sin duda, las referencias al cine de comandos son constantes y bastante acertadas pese a los topicazos que implican que una y otra vez acaben a puñetazos en una taberna al más puro estilo far West.
Por si eso fuera poco, el reparto es estelar. William Holden a la cabeza, que ejerció del Mayor Shears de "El puente sobre el río Kwai" o se llevó un Óscar merecido por su personaje en "Traidor en el infierno". Secundado por un Cliff Robertson que lo mismo te hace de JFK en "El patrullero 109" que se mete en una misión suicida aérea en el "Escuadrón 633". La ristra de secundarios la lidera Dana Andrews, cuyo cv bélico incluye un pequeño papel en "La batalla de las Ardenas" sin olvidar su participación en numerosas películas rodadas durante la II Guerra Mundial. Carroll O'Connor sería el cómico General a quien veneraba el pueblo francés de "Los violentos de Kelly" durante su liberación, Richard Jaeckel era el Policia Militar jefe de los "Doce del patíbulo" y, sí, como no podía ser de otra manera, tiene un pequeñísimo papel el mítico Karl Otto Alberty. Todos jugando a los soldaditos, como gran parte de su carrera.
El resultado final de todo este cocktail es una película disfrutona, que se deja ver y deja buen regusto en el espectador que no pida grandezas. Si pasamos por alto la ineptitud de los soldados alemanes que se dejan capturar en el poblado italiano de una manera tan burda como cómica (un tono a fin de cuentas necesario para la película), el film en sí nos deja buenas escenas de combate como esa batalla final. Y el sabor amargo, que rompe con la primera hora y media de la película, de ese tramo final.
En él vamos viendo morir a gente con la que hemos crecido a lo largo del metraje. Esa cuadrilla que se han hecho amigos y que, al igual que pasaba con los "Doce de patíbulo" inevitablemente nos acaba cayendo bien para irlos viendo morir. El personaje de William Holden, con ese abrupto final, parece dejar claro el horror de la guerra. El film da un giro de 180º y se sitúa lejos de esa gloria con humor de su tramo inicial, calcando en cierta manera lo visto en títulos como "La gran evasión" o los mencionados "Doce del patíbulo" donde el tramo final rompía con la diversión y el ritmo dicharachero y juguetón del inicio.
No esperemos una gran película y tiene bastantes defectos. Pero para jugar en una segunda categoría del cine bélico, "La brigada del diablo" es uno de esos clásicos de segunda fila logrados, tanto por estar hecho con suficiente mimo, como por tener un reparto de rostros conocidos que nos lo hacen pasar bien. El cine de comandos siempre es un buen aliado para el entretenimiento, y si todavía no conocéis la película, no sé a qué esperáis.
Nota: 6,75
Lo Mejor: La misión en el poblado italiano, por divertida.
Lo Peor: Le falta algo de esplendor en el apartado bélico, y algo más de carisma en los personajes.
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