La IIGM en el Cine, (XX): "La Batalla de las Ardenas" (1965)

Los aliados habían fracasado con Market Garden y la guerra estaba condenada a superar sus sextas navidades. Esta vez Francia y Bélgica ya las pasarían fuera de la ocupación alemana, pero la guerra continuaba. En un intento desesperado por alargar más la guerra y esperar la llegada de nuevo armamento, la Alemania Nazi elaboró su última gran ofensiva, un ataque a la desesperada bien pensado pero carente de algo preciado: el combustible. La conocida "Batalla de las Ardenas" tuvo más de un film relacionado, pero el más famoso, sin duda alguna fue "La batalla de las Ardenas" de 1965.

Tras las cámaras colocaron a Ken Annakin, uno de los directores encargados de llevar a cabo "El día más largo" y que ya había tenido alguna que otra experiencia anterior con el cine bélico. Y el reparto debía ser de prestigio, al seguir la estela de la gran epopeya sobre el día D. Henry Fonda y Robert Ryan saldrían del anterior film para encabezar este proyecto. Y, junto a ellos, Charles Bronson, Telly Savalas, Robert Shaw, Dana Andrews o George Montgomery, además de Hans Christian Blech, el mítico actor alemán que en "El día más largo" contemplaba horrorizado la inmensa flota aliada desde un búnker.

Sinopsis
Diciembre de 1944, un avión de reconocimiento con el Teniente coronel Dan Kiley (Henry Fonda) sacando fotos pone nervioso a Conrad, el chófer de Hessler. Éste ni se inmuta, al ver que el avión no es de combate. Al final de la escena una frase clave para el devenir de la película: "La gasolina es sangre" dirá Hessler. Poco después la avioneta hace fotos a un bosque desconociendo que ahí encontrarán al positivar, tanques alemanes.

Hessler se presentará a su superior, que le venderá los nuevos juguetitos de guerra que Alemania está preparando y, por ello, le pone al mando de una misión importantísima para alargar la guerra. Reactores, V-2, nuevos tanques... seis meses hacen falta y para ello es importante partir la línea defensiva aliada y, con ello, alargar ese tiempo el conflicto. Se nos mostrará también al oficial Schumacher que junto a otros alemanes que hablan inglés irrumpen en la sala para que el público conozca la misión de ellos: infiltrarse tras las líneas enemigas para romper las comunicaciones de los aliados.

Mientras tanto, en Ambleve, un pueblo belga, el General Grey (Robert Ryan) le comunica a Kiley que los alemanes deben tramar algo puesto que buscaban voluntarios a soldados que hablaran inglés. El ambiente navideño del cuartel general choca con la idea de Fonda de que es algo gordo lo que preparan, al tener en cuenta que está ahí Hessler y los tanques descubiertos. En el bando alemán, a Hessler le presentan su tropa, y aunque son niños, le harán cambiar de opinión al entonar el Panzerlied, himno de dichas tropas.

Kiley va a primera línea, donde estará junto a las tropas de Wolenski (Charles Bronson), ahí intentará interrogar a prisioneros alemanes, aunque un superior suyo sigue recelando y dudando de la idea de que los alemanes piensen en algo más que en resistir o dejar pasar las navidades. Pero los alemanes ya lanzan sus paracaidistas con Schumacher al frente, dispuestos a liarla. Se inicia así la ofensiva cuando a la mañana, bajo la nieve, Hessler moviliza sus blindados.

Bronson, Fonda y sus hombres escuchan a los tanques avanzando y les dará poco tiempo a movilizarse para defenderse con apenas unos bazookas. A bordo de un tanque, Goofy (Telly Savalas) un sargento que se dedica a traficar, también intentará defenderse. Pero el blindaje enemigo es superior, difícil de penetrar y la batalla es un paseo para los nazis, destrozando lo que viene a su paso (incluyendo el tanque de Goofy) mientras que los aliados deben salir huyendo. Entre los que quedan rezagados, queda un sargento y su joven teniente, que es un cobarde.

El Objetivo alemán será alcanzar el río Our, y tomar el puente intacto. Para ello los aliados deciden volar el puente pero es tarde, ya están allí Schumacher y los suyos, infiltrados. Han cambiado el letrero y provoca el caos entre las tropas aliadas, puesto que algunos dudan de que Ambleve quede donde dice el cartel. Mientras tanto, entre las tropas alemanas hay un imprevisto, una mina acaba con la vida de numerosos oficiales, no así con Hessler, que sale ileso y de mala leche le exige a un subordinado (Karl Otto Alberty, uno de los sospechosos habituales del cine bélico sesentero) que sus tropas caminarán por delante de los tanques para desarticular minas.

En el puente llegarán los detonadores, que acabarán siendo abatidos por la Policia Militar infiltrada. Mientras tanto, unos kilómetros más adelante las tropas aliadas se dan cuenta del "cambiazo" al sospechar que Ambleve no está donde decía la señal y que es raro que la Policia Militar se encargue de la voladura de un puente. Un tanque acabará con los policias militares instantes antes de que Hessler y los suyos acaben con el tanque y crucen el puente poniendo rumbo a Ambleve.

El Teniente y el Sargento que andaban perdidos acabarán siendo hechos prisioneros por culpa del cobarde Teniente. Posteriormente, junto a otros prisioneros, serán abatidos a tiros, pero el Teniente consigue huir para acabar cobijándose en una granja. Mientras tanto, en Ambleve conoceremos los negocios del personaje interpretado por Telly Savalas. Pero llegarán los tanques alemanes y a Goofy no le queda otra que volver al combate. El General Grey obliga a que "todo aquel que pueda empuñar un arma, debe usarla" y Wolaski acabará alistando a panaderos.

Para ayudar a Ambleve, debería llegar munición pesada, pero las comunicaciones las controlan los alemanes y el tren donde viaja dicha mercancía acabará siendo destruido por un Tigre alemán. Choca el cartel en el pueblo belga que reza "Feliz Navidad del ejército americano a Ambleve". A pesar de que el alto mando alemán no ve con buenos ojos enzarzarse con Ambleve y piden rodear el pueblo, Hessler vende muy bien la idea de minar la moral aliada y acabará hacienco cenizas la ciudad. La retirada del alto mando aliado la cubrirá Woleski y sus tropas, que acabarán siendo hecho prisioneros.

Por la mañana, con el pueblo en poder alemán, un francotirador intenta matar a Hessler: Se trata de un jovenzuelo. El padre del chaval se interpone y Hessler acabará liberando al joven, pero ordenará matar al padre en un acto salvaje que hará que Conrad acabe definitivamente de confiar en su superior. El alto mando aliado se dará cuenta, durante su retirada, que los alemanes necesitan imperiosamente combustible, y que ese es el punto débil de la ofensiva.

(Momento Bastogne): Es entonces cuando conocemos que Hessler y los suyos NO son los únicos alemanes en combate, y que hay otros frentes abiertos, entre ellos los famosos Bastardos de Bastogne. De ellos únicamente conoceremos que están sitiados y que al recibir la petición de rendirse, ellos contestan a la propuesta alemana con un "Nuts" (algo así como "Iros al carajo") que los alemanes no entenderán.

Vemos como tropas americanas desperdigadas entran a la granja donde se esconde el teniente. Necesitan un oficial y él, ahora sí, enarbolado de valentía, decide ejercer de jefe de esos desamparados. Mientras tanto, Hessler y Conrad se divorcian en su preciosa relación, uno quiere que acabe la guerra gane quien gane antes de que Alemania quede hecha cenizas, el otro confía en eternizar el conflicto.

Con nocturnidad y bajo la niebla, el personaje de Henry Fonda decide hacer un vuelo de reconocimiento clandestino para informar de la posición de los tanques alemanes. Conseguirán el objetivo, pero serán abatidos, muriendo el piloto y quedando herido Fonda. El General Grey ordenará entonces que todos los blindados posibles vayan al encuentro de sus homónimos alemanes para una batalla cuyo objetivo será únicamente ganar tiempo para llegar a la gasolinera más cercana a volar todo el combustible.

El tiempo se aclara, para bendición del ejército aliado y las tropas americanas cruzan el río Meuse para el enfrentamiento. Durante el combate sale escaldado nuevamente el tanque de Goofy, a quien ordenan marchar con dos muertos y dos heridos en su blindado, y sin el cañón para poder combatir (él quiere quedarse a embestir al enemigo, cual pirata). Hessler dejará el combate para, junto a otros quince tanques ir a buscar el combustible que tienen cerca. Goofy y su medio tanque se topará con el Teniente ex cobarde y sus desamparados que se subirán al tanque a pesar de la insistencia de Savalas de que no suban, llegándoles a amenazar con la ametralladora.

El Teniente le hará razonar de que deben ir a destruir el combustible. Allí, los soldados americanos han sido diezmados por Schumacher y sus infiltrados, con lo cual el combustible está en poder alemán y no será destruido. El Teniente, Goofy y los suyos llegarán y acabarán con ellos justo en el momento en el que Henry Fonda despierta. Todos tienen claro cual es el procedimiento y lanzarán el combustible ladera abajo, con los bidones abiertos, y lanzarán granadas para que prendan fuego, de este modo destruiyen los tanques alemanes. Hessler insistirá quedándose solo a bordo de su tanque, intentando subir por la montaña antes de contemplar, horrorizado, como un bidón va directo a su tanque. Boom!, Adiós Hessler y Adiós a la ofensiva alemana.

Escenas
Sin duda alguna, la escena por excelencia de la película es el "Panzer Lied", el himno de los miembros alemanes que irían a bordo de los Panzer y los Tiger. El personaje interpretado por Robert Shaw verá la tripulación de los acorazados y dirá que son unos críos, para enfado de su superior. Cuando este último ha marchado y Shaw continúa el paseo alrededor de los que "van a morir" (licencia de la Antigua Roma), uno de ellos se aventura a lanzar los primeros versos del himno.

Acto seguido el resto de jóvenes valientes de ardor guerrero continuarán la canción hasta el punto que animan a Hessler a incitar al veterano Conrad a cantar: "Más alto" tras ver que éste canta en voz baja. Finalmente acabará animándose en uno de esos momentos del cine bélico que más ponen los pelos de punta. Un hito del género, sin duda alguna, y una manera de lanzar al espectador de lleno al fragor de la batalla.

Tras esto, a pesar de tener una de las batallas de tanques más famosas del cine bélico en ese tramo final, hay dos momentos que recordaba de cuando era pequeño. En primer lugar la secuencia de la No voladura del puente. Los infiltrados alemanes han cambiado la señal de los pueblos y prometen que volarán el puente (mentira podrida, que lo sabemos). Por el camino llegarán los artificieros de verdad y, aunque son incitados a marcharse, acabarán viendo que los artificieros alemanes no están colocando bien los explosivos, obligando a estos a matarles.

La trifulca acabará con un tanque aliado llegando en dirección contraria justo cuando son informados de que soldados alemanes están vestidos de Policia Militar, iniciando así el combate que acabará con la mayoría de soldados alemanes. Por desgracia para este tanque, los alemanes llegarán y el poderío de sus blindados hará que dure muy poco la resistencia de los aliados.

La última secuencia mítica es la escena final. Es una mentirijilla vender que unos pocos soldados acabó con la gran última invasión alemana tirándoles los bidones de gasolina y prendiéndoles fuego, minando así la moral, amén de acabar con el Oficial al mando. Pero queda cinematográficamente épico ver como Savalas y los suyos la lían de aquella manera. Tras poder acabar con otros infiltrados alemanes (que se ve que estaban en todas partes) y ante la orden de volar el combustible, decidirán que lo mejor es tirárselo encima a los tanques alemanes, acabando así la batalla.

Crítica
El paso del tiempo no hace favor alguno a algunos apartados de la película. Su realismo queda en entredicho vendiendo "La batalla de las Ardenas" como un arrebato conflicto que duraría tres días con dos noches previas a la retirada de las tropas alemanas, cuando en la realidad duraría más de un mes dicha ofensiva y su batalla, con navidades entre medio. Tampoco ayudan unos efectos especiales de la época que quedarían anticuados en apenas una década. A pesar de estar logrados en algunos aspectos, otras escenas como la persecución avioneta/coche del inicio son poco realistas.

A pesar de estos ligeros peros, que no son pocos para los amantes de la historia que ven en esta película un film fantasma/palomitero que no cumple los requisitos mínimos de realismo, si nos ceñimos puramente al aspecto bélico el film es más que entretenido y un buen ejemplo del cine bélico de los años 60. Con el valor añadido de contener una batalla entre tanques, algo que no se suele ver a menudo en el mundo del cine hollywoodiense.

El reparto cumple su cometido. Caras conocidas en roles no tan pequeños como en "El día más largo", ya que el hecho de centrarse en unos pocos hace que la historia se pueda seguir sin problemas. De hecho apenas vemos una pequeña escena sin valor alguno para la película sobre lo que estaba pasando en Bastogne, centrándose únicamente en Hessler y los suyos (cuando había más zonas de invasión) y en la conquista de Ambleve. Por ello, es fácil centrarse en unos pocos actores principales que rinden durante el film.

La moralina es escasa. El duelo interpretativo entre Hessler y su fiel compañero Conrad, que se pasan todas las escenas no bélicas debatiendo sobre el conflicto, con un mensaje pacifista del segundo y las ganas de una grandiosa Alemania del primero, compone el único momento centrado en filosofar sobre el conflicto. El resto es puro cine bélico bien trabajado por un director poco conocido pero que supo dar el suficiente empaque al proyecto.

No es una película recomendable si quieres conocer la realidad de la batalla. Pero se trata de un clásico necesario del cine bélico. Una de esas películas que merece la pena ver y que, por desgracia, genera diferentes opiniones. Yo soy de los que aún hoy en día la sigue disfrutando. Los repartos de esa época, con especial mención al papel de Robert Shaw, los tanques y ese Panzerlied que pone los pelos de punta hacen que el viaje merezca la pena.

Título épico donde los haya, un film menor dentro del género pero de los imprescindibles, de esos de segunda línea que merecen estar en la mayoría de libros sobre 100 títulos bélicos imprescindibles, tal y como mostré incluyéndola en el # belicómetro. Eso sí, no me parece la mejor película sobre la batalla de las Ardenas y eso es un detalle, que quizá la haga bajar enteros, aunque cabe señalar que más de cincuenta años después de su estreno, aún es un título con vistas a ser eterno e inolvidable dentro de los amantes del género.

Nota: 7

Lo Mejor: El Panzerlied, tres minutos que animan a cualquier a subirse a un tanque y liar la que liaron
Lo Peor: Que se pase la historia por el arco del triunfo.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *