Efectuado el análisis de "1917" para completar los datos de la última gran superproducción bélica, toca hacer un nuevo homenaje al cine de la Primera Guerra Mundial. Pero en esta ocasión tomaré como partida la película de Sam Mendes e iremos descubriendo los terrenos por los que transita recordando al lector otros títulos que tienen lugar en ese lugar.
El primer terreno por el que transita "1917" son las trincheras propias. Si bien vemos a los dos protagonistas partir de un merecido descanso fuera de las trincheras. Esos descansos del guerrero los hemos podido ver en títulos como "Camino a la gloria" (1936, Howard Hawks) o "El Precio de la gloria" (Raoul Walsh, 1926). En ambos casos, los protagonistas tienen sus flirteos amorosos en la retaguardia, y vemos como estos caminan al frente.
Pero son las trincheras propias, las británicas, las que lideran la primera parte de la película. Vemos un puesto de mando dentro de las trincheras, algo que ya nos mostró Kubrick en la obra maestra que es "Senderos de gloria". El gran título sobre el conflicto también tenía un travelling para mostrarnos el caminar de Kirk Douglas por las trincheras, al igual que aquí Mendes hace con su pareja protagonista. Pero como es lógico, no son las únicas en mostrar las trincheras aliadas. "El sargento York" lo hacía brevemente y "Armas al hombro" de Chaplin se podría considerar el primer gran film que nos enseñó ese habitáculo a compartir.
"Nieumansland" (1931), una película difícil de conseguir en formato físico pero sí disponible por internet hace referencia a esa "tierra de nadie" que nuestros protagonistas han de pasar en su camino en pos del objetivo. En esa embarrada tierra de nadie se veían las caras personajes de diferentes bandos y razas en esa pacifista película de Victor Tivas rodada antes de que el nazismo llegara al poder en Alemania. En "Largo domingo de noviazgo", ese mismo enfangado terreno nos servía para enseñarnos el castigo a los traidores.
Ese territorio es el que nunca llegó a traspasar en su camino a la colina de las hormigas el regimiento liderado por Kirk Douglas en "Senderos de gloria" (1957). Fue el mismo en el que en "Sin novedad en el frente" o "Cuatro de infantería" (ambas de 1930) se encontraban soldados de ambos bandos, en una zanja, y alguien acababa a sangre fría con la vida de otra persona. Esa imagen de nuestro joven protagonista de la obra de Erich Maria Remarque, horrorizado, al ver como acaba de dejar herido de muerte a un ser humano, es la que nos queda para la posteridad. Como detalle, en "1917" vemos el cuerpo de un caballo muerto, y es que en ese mismo terreno es donde Spielberg dejó que un soldado británico y uno alemán se disputaran quién se quedaba con el veloz animal protagonista de "War horse: Caballo de batalla" (2011).
Sería ser un tanto tramposo mostrar "Sin novedad en el frente" como ejemplo de las trincheras enemigas. Pero es que es así. ¿Es que las otras son diferentes? Mendes nos enseña unas trincheras con mayor altura, con la sensación de ser más fuertes y resistentes a los bombazos que día tras día sobrevolaban en la gran guerra. Pero quien más dio en el clavo fue Chaplin, que en 1918 ya se burlaba de todos con su mensaje antibelicista, y donde llegaba a mostrar (Exagerando) el gran confort de las trincheras alemanas, que comparadas con las aliadas parecía un hotel de 5 estrellas.
Mendes hace de Chaplin y cuando sus jóvenes protagonistas acceden al hogar de los alemanes, pone en boca de ellos el lujo con el que parecen vivir los teutones. Más que lujo, la realidad es que cavaron y prepararon trincheras por si tenían que estar largo tiempo en esa posición, mientras que las aliadas eran mucho más acordes a quien piensa que en breves cambiará de puesto.
"El barón rojo", el piloto más temido o más famoso de la Gran Guerra nos debe servir como ejemplo del cine de aviación que tuvo su época de esplendor en Hollywood con la irrupción del cine sonoro. Y eso que su primera gran producción fue "Alas" (1927, William Wellman), película galardonada con el Óscar y que pertenecía al cine mudo. Otro ejemplo fue "Los ángeles del infierno" (1930), el proyecto que el multimillonario Howard Hughes realizó a lo largo de 3 años. Inició como película muda y acabaría estrenándose en el cine sonoro.
Mendes centra su trama en tierra, pero a pesar de ello nos deja en la lejanía un combate aéreo que acaba con el piloto alemán cayendo a la granja donde nuestros protagonistas se ubican. Aprovecho el momento de la granja para recordar que en una granja es donde perdía la virginidad el protagonista de "Sin novedad en el frente", o donde llegaba a resguardarse el caballo protagonista de "War Horse". En cuanto a lo que nos enseñó el cine de aviación es a que los pilotos eran auténticos caballeros. Algo que Mendes se pasó por el arco del triunfo dejando a su piloto alemán como un auténtico traidor navajero.
Sirva como título esa gran película dirigida por King Vidor en 1925. Uno de los grandes éxitos del cine mudo en Estados Unidos. En ella se ve una larga caravana de camiones transportando tropas. ¿Os pensabais que los soldados llegaba por sí solos al frente? Vidor nos enseñaba que no era así, y al mismo tiempo nos regalaba un gran título. Ya solo, el protagonista principal de "1917" es custodiado en un tramo por las tropas británicas que viajaban al frente.
El cine de infantería de la I Guerra Mundial tenía siempre un lugar común: Las trincheras. Es muy raro ver películas centradas lejos de dichas trincheras pero a las ciudades llegó la guerra. Eso ya nos lo mostró de aquella manera en la fallida pero entretenida "Corazones del mundo" del gran D.W.Griffith, que la realizó pensando en apoyar la intervención norteamericana pero para cuando se estrenó ya estaban los americanos en Europa. Pero, sin lugar a dudas, la película que recomiendo encarecidamente para mostrar los combates en ciudad es "Las cruces de madera", clásico francés de 1932 dirigido por Raymond Bernand y que venía a ser la versión francesa de "Sin novedad en el frente". Pero aquí el combate se alargaba en varias jornadas dentro de un poblado francés.
Aunque en "1917" no hay ninguna batalla en bosque, llegamos a ver dos zonas boscosas. Una breve tras salir de las trincheras alemanas y previa a la granja, y la otra cuando nuestro protagonista tras tantas penurias acaba consiguiendo descubrir al regimiento británico que buscaba. El cine bélico de la Primera Guerra Mundial tiene en "El batallón perdido", una tv movie, su ejemplo más claro de cine con el bosque como protagonista. Pero sin duda alguna, la escena boscosa más memorable es la que King Vidor rodó en "El gran desfile".
Tras una parte romántica con toque de comedia, Vidor envía a los tres amigos protagonistas al frente. Y tras la mencionada excursión en camión, llegan a parar a un bosque. A pesar de ser muda, la escena tiene tensión a raudales, con francotiradores alemanes apostados en los árboles y las tropas norteamericanas caminando para enfrentarse al enemigo. Poco a poco van cayendo a manos de dichos tiradores en una escena que es de lo mejor que se rodó en el cine bélico mudo.
Es raro ver una película de la Gran Guerra sin barro frente a unas trincheras. El motivo, y lo explica la película, no es otro que el hecho de que los británicos habían llegado allí el día anterior y se disponían a parapetarse para atacar a los alemanes. Es tan raro este hecho que ninguna película sobre la Gran Guerra tenía una zona tan poco castigada como lugar de combate. Quizás algunos fragmentos de "Hombres contra la guerra" contaban con zonas no tan enfangadas. Si bien lo importante de la escena final de "1917" es ese asalto al enemigo que, sin duda alguna, nos recuerda a la fallida carga del Coronel Dax y los suyos en "Senderos de gloria".
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