Hace un tiempo, preparando textos para el blog, me topé con el futuro estreno de una película china con Bruce Willis de protagonista, bajo el título de "Air Strike", que cambiaría por el posterior "The Bombing" y que en su traducción al castellano se quedó en "Combate en el cielo". La película tuve no pocos problemas en su país de origen que acarrearían el gran fracaso en taquilla de la misma. A saber, tema de hacienda y economía en general que resumiré brevemente.
El productor principal de la película desapareció, dejó de dar dinero y abandonado a su suerte, el director Xiao Feng tuvo que acabar la película poniendo dinero de su bolsillo. Mientras tanto, a Bruce Willis no le podían ni pagar el hotel (algo que el propio Feng haría público), y para más inri una de las estrellas femeninas del reparto, Fan Bingbing tuvo que esfumarse tras un lío con hacienda y la evasión de impuestos.
Con todo ese panorama, la película tuvo que posponer su estreno y, finalmente, no vio la luz en salas chinas. Y eso que el proyecto había alcanzado entre unos problemas y otros casi los cien millones de dólares, un fracaso estrepitoso del gigante chino que está consiguiendo únicamente en su mercado, que cada año un par de títulos se acerquen a los 1000 millones de dólares recaudados, una bestialidad. La película, lejos de exhibirse en cines, llegó al mercado doméstico en EEUU y, con ella, en el resto del mundo.
Crítica de un fracaso anunciado
Pocas ganas tenía de la película una vez vio la luz y la crítica la acribilló sin piedad alguna. Nada que ver con las críticas que reciben directores de la talla de Michael Bay o Roland Emmerich. Esto parecía ir mucho más allá y, en esa tesitura, he ido posponiendo su visionado tal y como la película fue posponiendo su aparatoso estreno. Tras verla he de decir que lo primero que me ha convencido es que no me parece tan pésima como la pintan. Es mala, no cabe la menor duda, pero aún hay ciertos brotes verdes que me gustaría destacar antes de acribillarla.
Contar con una estrella de la talla de Bruce Willis es un punto a favor. El actor, que no obstante, no sabe qué narices hace ahí metido más allá de recibir algo de dinero y hacer turismo, es de lo poco simpático y con chispa de toda la película. Y eso que algunos de sus fragmentos, como su última aparición en la película son un tanto pobres y forzados. Pero en términos generales su carisma invade la pantalla en cada aparición suya, algo que se hace patente en los rostros de esos pilotos chinos que, más que ver a un oficial de alta graduación, están disfrutando con compartir pantalla con una estrella de Hollywood.
A algunos diálogos de Willis, incluyendo esa escena que nos retrotrae a Pulp Fiction, donde nos habla de un reloj que era de su padre y ahora es suyo, toca destacar ese momentazo (cómico, no nos pensemos que es un papel dramático lo que nos proponen) en el que acaba pilotando el avión y, puro en la boca se da cuenta de que se ha dejado el mechero en casa. Sin duda, Willis creo que intuía que la película iba a ser mala, pero no le importó llenar la cuenta corriente, ni dejar un pequeño papel para su hija con Demi Moore.
Fuera de eso toca destacar los efectos visuales. No, no son la panacea y se ve al cante que todo es ordenador. Pero, ese regusto a videojuego por todos y cada uno de los fotogramas bélicos es de lo más divertido y llamativo de la película. Ver caer las bombas una y otra vez sobre los objetivos y alguna escaramuza aérea son de lo poco salvable de una trama que intenta abarcar muchos frentes y no concentrarse en ninguno.
(La Escena: Spoiler)
Por último, destacar una imagen digna del Gernika de Piccasso. Se nos muestra a civiles dentro de un refugio bajo las bombas. El miedo se hace latente y la escena acaba sobrecogiendo, con todos ellos intentando buscar una salida que no encuentran, muriendo asfixiados la gran mayoría. Es posiblemente la única escena de toda la película que nos puede intentar recordar a la notable "Ciudad de vida y muerte" sobre el mismo conflicto. Lo curioso es que a esa escena se llega después de una hora con tramas aventurescas y de hazañas bélicas y, tras la misma, viene el mayor despelote digno de "Hot Shots").
Ese libreto... para sonarse los mocos
Dudo que el guión de la película tuviera más de 20 páginas. Me lo imagino en formato reducido, diciendo en un párrafo lo que sucedería en pantalla y dejando a los actores improvisar los "Misión cumplida", "Venderemos" y "Te quiero". Que de esto también hay mucho, no hay historia sin algo de amor de por medio. Tenemos una historia de pilotos... mujer pasando por ahí, tenemos una trama de civiles... también toca la madre con su bebé y su amor. Y la trama de la furgoneta cargada de explosivos, como no, tiene al mismo tiempo a otra protagonista femenina que cae ante los encantos del Indiana Jones de turno.
De esta manera, haced cálculos. 95 minutos de película, al menos tres tramas a narrar, y en todas con cierto regusto a historia de amor. Entre escena y escena, los japoneses lanzando bombas aquí y allá y algún que otro combate aéreo. Una mezcla explosiva (nunca mejor dicho) de temáticas o tramas que lo único que consigue es desesperar al espectador, que no puede centrar sus esfuerzos en ninguna sola de las tramas.
Pero, el mayor pecado, más allá de ese guión infumable, es que pretendan jugar a lo que no saben. Xiao Feng y los suyos, lejos de aprovechar las virtudes del cine chino o asiático (Que las tiene), se deshumaniza para intentar conseguir en muchos tramos ese tono de heroicidad y "U-S-A (u-ese-a)" tan característico del cine de los mencionados Bay o Emmerich que se olvida por completo de su condición de extranjera. Y ahí patinan por no saber dotar de dinamismo, ni montaje a una trama endeble. El cine clásico propagandístico de los años 40 en USA o títulos como "Pearl Harbor" o "Midway" saben, aun con sus limitaciones, como conseguir ese tono heroíco en sus premisas. "Combate en el cielo" comete el error garrafal de creer que puede hacer lo mismo y no darse cuenta del mayor de los rídiculos que está consiguiendo.
Y no ayuda ver en medio de ese berenjenal a un tipo carismático como Bruce Willis... que diría que cogió y el dinero y salió huyendo, pero al no saber si ha llegado a cobrar, mejor me callo. O el ganador de un Óscar Adrien Brody. Sí, aparece en la película.. Bueno, al menos en el cartel, los títulos de crédito y en las fotos promocionales, porque su papel no alcanza ni el minuto en pantalla, dividido en un par de escenas que, al ser en el mismo escenario está claro que se rodaron del tirón. Otra muesca en contra de la película.
Es una pena el despilfarro flagrante de dinero en una propuesta tan carente de alma. Lo peor, como digo, es pensar que los que la han creado están convencidos en todo momento que están haciendo el "Pearl Harbor" asiático, una película con romanticismo y patriotismo a raudales que (salvando las distancias) pueda entretener a la mayoría del público. No lo consigue, por falta de ritmo, de interés y de saber hacer.
Pero entonces, cuando uno ve la escena dramática de la masacre, las bombas caer y se da cuenta de la gravedad de la situación. Cuando la película está cogiendo ese tono oscuro que pueda intentar llevarla a un final digno... llega el desparrame.
Hot Shots!
Si tenéis intención de ver la película algún día, os recomiendo verla antes de continuar leyendo, ya que hay Spoilers.
Vamos a obviar temas como el de un camión repleto de dinamita sobreviviendo a las bombas japonesas, atravesando un puente "chichinabesco" mientras los japoneses apuntan perfectamente a los dos laterales del puente, justo al agua. Vamos a obviar las historias románticas que están de más, y vamos a obviar esa partida a cierto juego japonés, en modo Dominó, que nada tiene que ver con el resto de las tramas pero ahí la meten.
Obviando todo lo anteriormente expuesto, toca hablar de las dos últimas escenas de la película. La primera de ellas se produce tras una escaramuza de Karate, Kung fu, o vayan ústedes a saber que. Justo tras ello, uno de los protagonistas masculinos y la que acabará siendo su novieta intentan desactivar una bomba. Ella le dice qué cable cortar (así, en modo pálpito), él lo hace y observamos una bomba que no tiene nada que ver con la explosión en cuestión. La mujer se reincorpora, vemos el camión intacto, y al hombre que ha perdido el conocimiento. Y ella, ni corta ni perezosa, llega a pensar que se ha equivocado de cable y se siente culpable por la muerte (Después veremos que no) del protagonista. Muy lógico que un ser humano piense que ha explotado una bomba a escasos centímetros y ni siquiera se haya inmutado.
Justo tras ese momento, llega el doble o nada de la propuesta del director. Una batalla aérea acaba con un avión chino tocado y sin una rueda para el aterrizaje. El protagonista en tierra sabe en ese momento lo que debe hacer y arranca el camión. ¿Para qué? Atentos. Se pone a correr por la pista de aterrizaje. Mientras tanto, Bruce Willis se monta a un Jeep (conducido por otro) y se dedica a hacer gestos al del avión para que aterrice... SOBRE LA CAMIONETA. La escena que pasará a la historia del cine bélico es digna de verse. Sobretodo porque hasta última hora no se da cuenta nadie de que hay un precipicio y, tras aterrizar con éxito el avión sobre la camioneta, todavía toca evitar caer al vacío. Apoteósico, para levantarse del asiento y aplaudir con las orejas... o ir al lavabo.
No contentos con esa escena que podría haber sido el final que la película pedía a gritos, llega lo más mejor (sí, más mejor, porque en una película con tantas deficiencias, se puede pasar uno la RAE por donde el director se pasó la historia). Partida de Dominó (el juego ese), el señor mayor que ha perdido a su familia por la guerra acaba ganando. Y, de pronto, una bomba que había en el tejado cae dentro del edificio. En el piso de arriba vemos a dos de los protagonistas (de ambos sexos) en dudosa posición de estar haciendo "cositas". Toalla tapando las vergüenzas, se lanza como Arconada a por la bomba (sí, sí, como un portero de fútbol a intentar coger la bomba), y falla.
Tras este momento de tensión, la bomba sigue sin caer al piso de abajo. Desde arriba, el hombre casi en pelotas sujeta con todas sus fuerzas las bombas. Desde abajo, intentan empujarla hacia arriba. ¿El final? Bueno, todo muy lógico, uno consigue coger la bomba y salir corriendo escaleras abajo, otro que pasaba por ahí se choca con él y la bomba acaba por los aires. El ganador del torneo de Dominó la coge al vuelo y sale corriendo del edificio, la acabará tirando a un edificio en ruinas. Y no hace falta contar más.
Que queréis que os diga, tirando de simpatía, y una vez recordados estos dos momentazos dignos de vídeos de primera, la película parece funcionar mejor como comedieta o gamberrada tarantiniana, que como una película bélica al uso. El problema es que durante 75 minutos el tono de la película sea el de una película seria, patriótica, repleta de aventuras. Alejaros de ella si podéis. Y si sentís curiosidad, disfrutadla, con una buena cerveza y unas palomitas.
Nota: 3,5
Lo Mejor: No tener vergüenza alguna, y la escena dentro del refugio antiaéreo.
Lo Peor: Demasiadas tramas, demasiados protagonistas, demasiado romanticismo barato, demasiado patriotismo y demasiado poco empeño en el guión.
El productor principal de la película desapareció, dejó de dar dinero y abandonado a su suerte, el director Xiao Feng tuvo que acabar la película poniendo dinero de su bolsillo. Mientras tanto, a Bruce Willis no le podían ni pagar el hotel (algo que el propio Feng haría público), y para más inri una de las estrellas femeninas del reparto, Fan Bingbing tuvo que esfumarse tras un lío con hacienda y la evasión de impuestos.
Con todo ese panorama, la película tuvo que posponer su estreno y, finalmente, no vio la luz en salas chinas. Y eso que el proyecto había alcanzado entre unos problemas y otros casi los cien millones de dólares, un fracaso estrepitoso del gigante chino que está consiguiendo únicamente en su mercado, que cada año un par de títulos se acerquen a los 1000 millones de dólares recaudados, una bestialidad. La película, lejos de exhibirse en cines, llegó al mercado doméstico en EEUU y, con ella, en el resto del mundo.
Crítica de un fracaso anunciado
Pocas ganas tenía de la película una vez vio la luz y la crítica la acribilló sin piedad alguna. Nada que ver con las críticas que reciben directores de la talla de Michael Bay o Roland Emmerich. Esto parecía ir mucho más allá y, en esa tesitura, he ido posponiendo su visionado tal y como la película fue posponiendo su aparatoso estreno. Tras verla he de decir que lo primero que me ha convencido es que no me parece tan pésima como la pintan. Es mala, no cabe la menor duda, pero aún hay ciertos brotes verdes que me gustaría destacar antes de acribillarla.
Contar con una estrella de la talla de Bruce Willis es un punto a favor. El actor, que no obstante, no sabe qué narices hace ahí metido más allá de recibir algo de dinero y hacer turismo, es de lo poco simpático y con chispa de toda la película. Y eso que algunos de sus fragmentos, como su última aparición en la película son un tanto pobres y forzados. Pero en términos generales su carisma invade la pantalla en cada aparición suya, algo que se hace patente en los rostros de esos pilotos chinos que, más que ver a un oficial de alta graduación, están disfrutando con compartir pantalla con una estrella de Hollywood.
A algunos diálogos de Willis, incluyendo esa escena que nos retrotrae a Pulp Fiction, donde nos habla de un reloj que era de su padre y ahora es suyo, toca destacar ese momentazo (cómico, no nos pensemos que es un papel dramático lo que nos proponen) en el que acaba pilotando el avión y, puro en la boca se da cuenta de que se ha dejado el mechero en casa. Sin duda, Willis creo que intuía que la película iba a ser mala, pero no le importó llenar la cuenta corriente, ni dejar un pequeño papel para su hija con Demi Moore.
Fuera de eso toca destacar los efectos visuales. No, no son la panacea y se ve al cante que todo es ordenador. Pero, ese regusto a videojuego por todos y cada uno de los fotogramas bélicos es de lo más divertido y llamativo de la película. Ver caer las bombas una y otra vez sobre los objetivos y alguna escaramuza aérea son de lo poco salvable de una trama que intenta abarcar muchos frentes y no concentrarse en ninguno.
(La Escena: Spoiler)
Por último, destacar una imagen digna del Gernika de Piccasso. Se nos muestra a civiles dentro de un refugio bajo las bombas. El miedo se hace latente y la escena acaba sobrecogiendo, con todos ellos intentando buscar una salida que no encuentran, muriendo asfixiados la gran mayoría. Es posiblemente la única escena de toda la película que nos puede intentar recordar a la notable "Ciudad de vida y muerte" sobre el mismo conflicto. Lo curioso es que a esa escena se llega después de una hora con tramas aventurescas y de hazañas bélicas y, tras la misma, viene el mayor despelote digno de "Hot Shots").
Ese libreto... para sonarse los mocos
Dudo que el guión de la película tuviera más de 20 páginas. Me lo imagino en formato reducido, diciendo en un párrafo lo que sucedería en pantalla y dejando a los actores improvisar los "Misión cumplida", "Venderemos" y "Te quiero". Que de esto también hay mucho, no hay historia sin algo de amor de por medio. Tenemos una historia de pilotos... mujer pasando por ahí, tenemos una trama de civiles... también toca la madre con su bebé y su amor. Y la trama de la furgoneta cargada de explosivos, como no, tiene al mismo tiempo a otra protagonista femenina que cae ante los encantos del Indiana Jones de turno.
De esta manera, haced cálculos. 95 minutos de película, al menos tres tramas a narrar, y en todas con cierto regusto a historia de amor. Entre escena y escena, los japoneses lanzando bombas aquí y allá y algún que otro combate aéreo. Una mezcla explosiva (nunca mejor dicho) de temáticas o tramas que lo único que consigue es desesperar al espectador, que no puede centrar sus esfuerzos en ninguna sola de las tramas.
Pero, el mayor pecado, más allá de ese guión infumable, es que pretendan jugar a lo que no saben. Xiao Feng y los suyos, lejos de aprovechar las virtudes del cine chino o asiático (Que las tiene), se deshumaniza para intentar conseguir en muchos tramos ese tono de heroicidad y "U-S-A (u-ese-a)" tan característico del cine de los mencionados Bay o Emmerich que se olvida por completo de su condición de extranjera. Y ahí patinan por no saber dotar de dinamismo, ni montaje a una trama endeble. El cine clásico propagandístico de los años 40 en USA o títulos como "Pearl Harbor" o "Midway" saben, aun con sus limitaciones, como conseguir ese tono heroíco en sus premisas. "Combate en el cielo" comete el error garrafal de creer que puede hacer lo mismo y no darse cuenta del mayor de los rídiculos que está consiguiendo.
Y no ayuda ver en medio de ese berenjenal a un tipo carismático como Bruce Willis... que diría que cogió y el dinero y salió huyendo, pero al no saber si ha llegado a cobrar, mejor me callo. O el ganador de un Óscar Adrien Brody. Sí, aparece en la película.. Bueno, al menos en el cartel, los títulos de crédito y en las fotos promocionales, porque su papel no alcanza ni el minuto en pantalla, dividido en un par de escenas que, al ser en el mismo escenario está claro que se rodaron del tirón. Otra muesca en contra de la película.
Es una pena el despilfarro flagrante de dinero en una propuesta tan carente de alma. Lo peor, como digo, es pensar que los que la han creado están convencidos en todo momento que están haciendo el "Pearl Harbor" asiático, una película con romanticismo y patriotismo a raudales que (salvando las distancias) pueda entretener a la mayoría del público. No lo consigue, por falta de ritmo, de interés y de saber hacer.
Pero entonces, cuando uno ve la escena dramática de la masacre, las bombas caer y se da cuenta de la gravedad de la situación. Cuando la película está cogiendo ese tono oscuro que pueda intentar llevarla a un final digno... llega el desparrame.
Hot Shots!
Si tenéis intención de ver la película algún día, os recomiendo verla antes de continuar leyendo, ya que hay Spoilers.
Vamos a obviar temas como el de un camión repleto de dinamita sobreviviendo a las bombas japonesas, atravesando un puente "chichinabesco" mientras los japoneses apuntan perfectamente a los dos laterales del puente, justo al agua. Vamos a obviar las historias románticas que están de más, y vamos a obviar esa partida a cierto juego japonés, en modo Dominó, que nada tiene que ver con el resto de las tramas pero ahí la meten.
Obviando todo lo anteriormente expuesto, toca hablar de las dos últimas escenas de la película. La primera de ellas se produce tras una escaramuza de Karate, Kung fu, o vayan ústedes a saber que. Justo tras ello, uno de los protagonistas masculinos y la que acabará siendo su novieta intentan desactivar una bomba. Ella le dice qué cable cortar (así, en modo pálpito), él lo hace y observamos una bomba que no tiene nada que ver con la explosión en cuestión. La mujer se reincorpora, vemos el camión intacto, y al hombre que ha perdido el conocimiento. Y ella, ni corta ni perezosa, llega a pensar que se ha equivocado de cable y se siente culpable por la muerte (Después veremos que no) del protagonista. Muy lógico que un ser humano piense que ha explotado una bomba a escasos centímetros y ni siquiera se haya inmutado.
Justo tras ese momento, llega el doble o nada de la propuesta del director. Una batalla aérea acaba con un avión chino tocado y sin una rueda para el aterrizaje. El protagonista en tierra sabe en ese momento lo que debe hacer y arranca el camión. ¿Para qué? Atentos. Se pone a correr por la pista de aterrizaje. Mientras tanto, Bruce Willis se monta a un Jeep (conducido por otro) y se dedica a hacer gestos al del avión para que aterrice... SOBRE LA CAMIONETA. La escena que pasará a la historia del cine bélico es digna de verse. Sobretodo porque hasta última hora no se da cuenta nadie de que hay un precipicio y, tras aterrizar con éxito el avión sobre la camioneta, todavía toca evitar caer al vacío. Apoteósico, para levantarse del asiento y aplaudir con las orejas... o ir al lavabo.
No contentos con esa escena que podría haber sido el final que la película pedía a gritos, llega lo más mejor (sí, más mejor, porque en una película con tantas deficiencias, se puede pasar uno la RAE por donde el director se pasó la historia). Partida de Dominó (el juego ese), el señor mayor que ha perdido a su familia por la guerra acaba ganando. Y, de pronto, una bomba que había en el tejado cae dentro del edificio. En el piso de arriba vemos a dos de los protagonistas (de ambos sexos) en dudosa posición de estar haciendo "cositas". Toalla tapando las vergüenzas, se lanza como Arconada a por la bomba (sí, sí, como un portero de fútbol a intentar coger la bomba), y falla.
Tras este momento de tensión, la bomba sigue sin caer al piso de abajo. Desde arriba, el hombre casi en pelotas sujeta con todas sus fuerzas las bombas. Desde abajo, intentan empujarla hacia arriba. ¿El final? Bueno, todo muy lógico, uno consigue coger la bomba y salir corriendo escaleras abajo, otro que pasaba por ahí se choca con él y la bomba acaba por los aires. El ganador del torneo de Dominó la coge al vuelo y sale corriendo del edificio, la acabará tirando a un edificio en ruinas. Y no hace falta contar más.
Que queréis que os diga, tirando de simpatía, y una vez recordados estos dos momentazos dignos de vídeos de primera, la película parece funcionar mejor como comedieta o gamberrada tarantiniana, que como una película bélica al uso. El problema es que durante 75 minutos el tono de la película sea el de una película seria, patriótica, repleta de aventuras. Alejaros de ella si podéis. Y si sentís curiosidad, disfrutadla, con una buena cerveza y unas palomitas.
Nota: 3,5
Lo Mejor: No tener vergüenza alguna, y la escena dentro del refugio antiaéreo.
Lo Peor: Demasiadas tramas, demasiados protagonistas, demasiado romanticismo barato, demasiado patriotismo y demasiado poco empeño en el guión.
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ResponderEliminarLo mejor es el tiro que le dio un avion a bruse Willis en la pierna y parece que en la escena siguiente se les olvidó
ResponderEliminarLa versión original china dura 120 minutos
ResponderEliminar25 minutos más de agonía.
ResponderEliminarUna intro propia del Call of Duty
Un montón de soldados chinos sobre actuando y el willis en el medio,
aguantando la risa pensando en el fregado que se ha metido.
Tras ese panorama ya sabes lo que te espera en el resto de la pelicula sólo puede ir a peor.
Muy buena película.
ResponderEliminar-------------------------------------------
Trabajo con TV por fibra óptica