La guerra silenciosa (Top 10 Cine bélico mudo)

¿Os imagináis al cine bélico sin sonido alguno? La guerra, esa donde el sonido de las explosiones y los disparos es tan importante que en títulos como "Salvar al soldado Ryan" o "Blackhawk derribado" se hace indispensable su presencia, totalmente en silencio, muda. Pero antes de que irrumpiera el sonido en el cine, la única manera de poder narrar los conflictos bélicos en la gran pantalla era sin sonido, con una orquesta sonando de fondo mientras en pantalla se mataban unos a otros. Hoy toca homenajear al cine bélico del que poca gente se acuerda, el cine bélico mudo.

Para ello, os traigo un total de diez títulos. Se trata de los más representativos por fama y/o crítica del conflicto. Siete de ellos son tildados de bélicos, mientras que los otros tres que he incluido se podrían incluir dentro del cine histórico-bélico. Si alguien quiere algunos títulos más aquí no incluidos, que pregunte sin problemas. Aprovecho para mencionar "Tempestad sobre Asia" de Pudovkin, película soviética de 1928 que al no haber visto y ser histórica-bélica he acabado por no incluir entre las 10. La siguiente lista está ordenada cronológicamente.

El nacimiento de una nación (D.W. Griffith, 1915)
No es una película bélica. Lo aviso para el que quiera atreverse con sus más de tres horas de duración (190 minutos). Pero toca mencionar a Griffith, el padre de la narrativa cinematográfica, que creció en una época donde los cortometrajes tenían gran éxito y fue capaz de lanzar grandes propuestas. En esta ocasión, para hablar del crecimiento de Estados Unidos centrándose en una familia. La Guerra de Secesión sería, al igual que sucedería en "Lo que el viento se llevó", uno de los momentos cumbre de la película, con alguna que otra batalla. Sin embargo, su enaltecimiento encubierto (o no tanto) sobre el Ku Kux Klan con el tramo final de la película es de lo que ha pasado a la historia. También incluía, como no, el asesinato a Abraham Lincoln.

Armas al hombro (Charles Chaplin, 1918)
No hizo falta acabar la Primera Guerra Mundial, tan presente en el cine mudo, para que Hollywood mirase al conflicto. Charles Chaplin lanzaría la primera "broma" sobre un conflicto bélico. Lo hizo a lo grande, haciendo reir al espectador sobre todas las penurias que padecían los combatientes en la guerra de trincheras. Media película estaba destinada a mostrarnos como malvivían, pero siempre con el tono humorístico del autor. La otra media, nos deleitaba con una de hazañas bélicas, nuevamente con el humor por bandera, con una persecución con Chaplin disfrazado de árbol. La película se estrenaba en Estados Unidos a finales de octubre de 1918. Dos semanas después el Kaiser rendía a Alemania. Saquen sus propias conclusiones.

Yo Acuso (Abel Gance, 1919)
Abel Gance tardaría poco más que Chaplin en lanzar su alegato contra la guerra. Comentar que la película comenzó a rodarse antes de terminar el conflicto y que algunos de los que hicieron de soldados en la escena en la que los soldados caídos se levantan cual ejército zombie, morirían en combate después de haber rodado la escena. Gance aprovechó material rodado y lanzó su alegato antibelicista añadiéndole una trama en la cuál dos hombres, uno marido y otro amante de la misma mujer, acabarían en el frente teniendo que combatir juntos. Los horrores de la guerra, no obstante, eran el ingrediente principal más allá de la trama. El título que empleó Gance fue el de la famosa obra de Emile Zola. En 1938, ya con el cine sonoro, Gance realizaría una nueva versión de la película, con menor éxito y hoy en día más olvidada.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Rex Ingram, 1921)
Drama con tintes bélicos basado en la novela de Vicente Blasco Ibáñez, donde se narraba las vicisitudes de una familia argentina dividida por el lejano conflicto bélico en Europa. Las dos vertientes de donde procede la familia son de origen francés y alemán, acabando condenados a no entenderse, e incluso a acabar participando en el conflicto. La película apenas contiene una escena bélica en su tramo final, y lo más famoso de la misma fue el tango que bailaba Rodolfo Valentino. Destacar que esta película supondría un exitazo en taquilla y elevaría a superestrella al galán, que fallecería pocos años después (su funeral fue seguido por miles de personas). La película abrió a Hollywood la puerta de apostar por el cine sobre la Primera Guerra Mundial, y tendría un remake en los años 60, rodado por Vicente Minelli pero, en aquella ocasión, trasladando a la II Guerra Mundial la historia.

El Gran Desfile (King Vidor, 1925)
El gran éxito de su año junto a Ben-Hur, y uno de los espectáculos bélicos más grandes de la historia del cine bélico. Pese a que fue rodada en Estados Unidos y ello hace que la escena cumbre, con una larga caravana de camiones llevando a los soldados al frente en una larga recta, pueda carecer de rigor histórico, el resultado final es sensacional. La primera parte de la trama nos muestra a un adinerado idealista capaz de ir al frente antes de ser tachado de cobarde. Allí conocerá a dos hombres de clases sociales inferiores, con los que entablará una fuerte amistad. Esa amistad y la historia de amor con una francesa marcarán la vida del protagonista antes de ser enviados al frente. A destacar la sensacional escena en el bosque, donde francotiradores alemanes van diezmando al regimiento... con el silencio de una película muda y los acordes musicales acompasando los disparos. Pone los pelos de punta.

El acorazado Potemkin (Sergei M.Eisenstein, 1925)
Posiblemente LA PELÍCULA del cine histórico más famosa del cine mudo. Pura propaganda soviética a mayor gloria de la revolución de 1917. Y eso que esta producción narra una revolución anterior, acontecida en Odessa en 1905. El acorazado Potemkin, emblema ruso, inició una huelga de hambre mientras el país estaba en guerra contra Japón. Mientras tanto, en Odessa, la población se rebelaba. El resultado, una escena para la historia con las escalinatas de la localidad soviética por protagonistas. Puro cine. El montaje de planos por "sensaciones" que ideó Eisenstein todavía hoy en día se sigue aplaudiendo. El resultado final es una producción corta, sin ningún actor encabezando el cartel. El protagonismo recae sobre la multitud, en un claro mensaje comunista de por y para el pueblo. Obra maestra del cine.

El precio de la gloria (Raoul Walsh, 1926)
Dos soldados en Francia, ambos enamorados de la misma mujer, una camarera de un bar en un poblado francés en la retaguardia, es el punto de partida de esta historia romántica y dramática con la guerra como telón de fondo. El frente, no obstante, espera al igual que a los protagonistas de "El gran desfile", si bien en esta ocasión el entramado bélico no es tan importante, si bien puede llegar a ser letal. La película supuso un éxito en la carrera de Raoul Walsh ("Objetivo:Birmania") y toca destacar que, como no, tendría su remake, dirigido por el maestro John Ford en 1952. En esa ocasión la película, con James Cagney de protagonista, tendría más tintes cómicos que la de Walsh.

Alas (William A.Wellman, 1927)
El cine de aviación nació prácticamente con esta película. Wellman, experto en aviación que había combatido en la Primera Guerra Mundial se dispuso a llevar a cabo una producción arriesgadísima. Narrar los combates aéreos con el mayor realismo posible, con los efectos artesanos de la época (y no los de ordenador que tenemos hoy en día). A pesar de ello la película fue un éxito de taquilla y de crítica. Cimentó las bases de las historias bélicas con trasfondo romántico, con un triángulo amoroso de por medio, y supuso uno de los primeres papeles acreditados de Gary Cooper, en un pequeño papel como piloto. También se cavaron trincheras para dotar de mayor realismo a la producción y se comenta que los pilotos especialistas que sobrevolaban dichas trincheras, que eran ex combatientes de la Gran Guerra, se quedaron paralizados al contemplar el realismo de las mismas. Fue tan sensacional la Producción que se alzaría con el primer Óscar de la historia a la mejor Película.

Napoleón (Abel Gance, 1927)
Volvemos a poner el nombre de Abel Gance sobre la mesa. Y en esta ocasión para narrar la vida de Napoleón Bonaparte, de quién Gance estuvo prendado toda su vida. La película alcanzó las cuatro horas de duración y eso que únicamente se centraba en el primer tramo de su carrera. La idea de Gance era realizar hasta cinco largometrajes para narrar diferentes épocas. Una lástima que no llegase a realizar tal mastodóntico proyecto debido a los altos costes de esta primera película. La obra de Gance es un hito del cine que merece la pena ser recordado por todos los riesgos que se tomaron y lo innovador que fue. Llegó a colocar una cámara sobre un péndulo para dar la sensación de vértigo durante una tormenta en el mar, también sobre los lomos de un caballo para una persecución. Pero sin lugar a dudas, su mayor invento fue el Polyvision. Su idea era que en las salas de cine se ubicaran tres pantallas y en cada una de ellas mostrar un plano diferente de la gran batalla final en Italia. Espectacular.

Cuatro Hijos (John Ford, 1928)
Una mujer alemana tiene cuatro hijos, tres de ellos combatirán por Alemania, mientras que el cuarto, que reside en Estados Unidos, lo hará el bando opuesto. Fue una de las películas mudas de Ford más reconocidas. Se trata de un drama con trasfondo bélico que puede recordarnos por la temática a "Salvar al soldado Ryan". La imagen de la madre mientras va perdiendo a sus hijos muestra claramente el horror de la guerra desde casa. Una historia poco bélica pero que nos habla de los destrozos y estragos que genera una contienda bélica. Al igual que otras películas del cine mudo, llegaría a tener un remake en los años 40, aunque en esta ocasión ambientado en la II Guerra Mundial.

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