
El chasco fue no poderla ver debido a que la señal de audio se escuchaba de forma lamentable. Era imposible escuchar nada y si subías el volumen sonaba demasiado el ruido y muy poco las voces. Para más INRI no había subtítulos a pesar de que en todas las películas que había visto en tren las llevaban. Bueno, no quedó otra que repescar el libro sobre la I Guerra Mundial en el cine al que estoy echando un ojo para afrontar mis futuros textos... y quedarme sin ver una película a la que podía haber dedicado una entrada.
El destino quiso, sin embargo, que en mi viaje de vuelta (no siempre sucede) repitieran la misma pelícua y, esta vez sí, el sonido estuviera bien. Eso sí, pesó mucho en mi estado que debido a la nieve el viaje hasta ese momento en que se iniciaba la película había sido una pequeña odisea. Aún así, me disponía a ver, por fin, "Churchill", dirigida por Jonathan Leplitzki y protagonizada por Brian Cox en el papel del Primer Ministro británico.
Titulo el post "Churchill hasta en la sopa" no por el hecho de repetir la RENFE la película, ni porque todo ello sucediera en plena semana donde Gary Oldman olía el Oscar por interpretar también a Churchill... tan pocas veces llevado a la gran pantalla (algo más a la pequeña) y de golpe dos films sobre la II Guerra Mundial y él, aunque ambientados en diferentes momentos. No, no era simplemente eso. Como decía, viajé a Londres.
Y allí pude ir a visitar el Imperial War Musseum, y dio la sensación, viendo la oleada de "detallitos" que se podían comprar en la tienda, que la II Guerra Mundial la hubiera ganado él y nadie más que él. Sin duda visitar Londres en estas fechas en plena vorágine con el personaje histórico influiría mucho. Y toda esta historia de ver a Churchill en todos lados (Sí, lógicamente también tiene su estatua en Londres bastante cerca del Big Ben) es la que ha dado pie a hablar de Churchill más que de la película que pretendía comentar.
Pasable pero lenta

Sin embargo Churchill no parecía, según el film, nada convencido con la idea de llevar a los soldados a la muerte, pensando rocambolescas ideas que cambiaran a última hora los planes y poco menos que torpedeando la Operación más exitosa de la II Guerra Mundial. Tenía sus motivos Churchill para dejar de enviar gente al matadero con su impresionante Cv que incluía la chapuza de Gallipoli. Eso sí, en este largometraje Lebitzki exculpa de toda culpa al Primer Ministro, todo lo contrario que pasaba con "El instante más oscuro".
Por lo tanto, el punto de partida de "Churchill" es menos atractivo, puesto que el personaje histórico tuvo un protagonismo mucho más importante en momentos decisivos como Dunkerque o la Batalla de Inglaterra donde se podía ir todo a pique, que en vísperas de una Operación que acortaría la guerra y dejaría languideciendo al Ejército Nazi.
El pulso es regular, con un Brian Cox que hace un buen papel pero no llega ni de lejos a la excelencia del oscarizado Gary Oldman, y con una trama que acaba echando al traste las opciones de la película. Porque Cox es creible y la historia tiene su punto de interés, pero no deja de faltarle tensión, esa tensión que sí lograba en algunos momentos el largometraje de Wright.

Y eso que no hablamos ni mucho menos de una gran película. Sobria, interesante, buena... mientras que "Churchill" es uno de esos films de andar por casa, de poner en alguna cadena a la hora de la siesta o, mejor aún, justo después para que mi yayo se pegue al televisor interesado por otra de batallitas sin guerra. Poco más se puede contar de una película bélica aceptable, pero que se hace pesada por su falta flagrante de emoción.
Nota: 5/10
Lo mejor: Brian Cox y el hecho de intentar por momentos ser un acertado documental.
Lo peor: Que la mera comparativa con una "interesante" (que no notable) película le deja mermada.
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