Amor a reacción (Jet Pilot, Josef Von Stenberg, 1957)

Nueva incursión en la Guerra Fría para traeros uno de los que podrían haber sido primeros clásicos del conflicto entre la URSS y los EEUU. Bajo producción de multimillonario Howard Hughes (director de "Los ángeles del infierno") y con la que sería la última película estrenada (que no dirigida) de Josef Von Stenberg, "Jet Pilot" nos traslada a los primeros años de la Guerra Fría y a una historia de amor con espionaje de fondo (o viceversa) entre una piloto/espía soviética y un oficial norteamericano.

Con John Wayne y Janet Leigh por protagonistas, las salas debían llenarse en 1950. Dos nombres que podían atraer a todo tipo de público y una historia sobre la recién estrenada Guerra Fría, con la espectacularidad de las escenas aéreas marca Howard Hughes. ¿Qué podía salir mal? En efecto, el perfeccionismo del productor era un lastre para la película. En su afán de dotar de mayor realismo aéreo a la producción y descontento con algunos resultados, Hughes montó y desmontó la película a su antojo hasta que esta quedó olvidada en un baúl.

Rodada entre 1949 y 50, no parecía ver la luz hasta 1953 por el mero hecho de no acabar un eterno montaje (la película en su totalidad estaba rodada), algo que nos retrotrae a recordar las peripecias por las que Hughes hizo que "Los ángeles del infierno" pasara de una película muda en 1927 a una sonora en 1930, tras tres largos años. "Amor a reacción" tardaría más en llegar a las salas. Tras amagos en 1953 y 1955, la RKO (su productora) quebró y acabaría vendiendo esta y otras películas a Universal. Fue entonces, en 1957, cuando Universal lanzó, por fin, "Amor a reacción".

El resultado quedaría lejos de ser un éxito por dos motivos claros. En primer lugar, los aviones que nos vendía Hughes en la película habían quedado obsoletos en una guerra armamentística en la que siete años son muchos años. En segundo lugar, una película que se hubiera estrenado a los dos años de iniciarse el gélido "conflicto" veía como llegaba a salas casi una década después del mismo. La gente, como es lógico, estaba algo cansada de tanta guerra fría, la caza de brujas, Corea... y no acabó por ir a ver este drama aéreo.

Vendida en su título original como "Jet Pilot" y, por lo tanto, hacía mención a los pilotos de dichos aviones, en España se estrenó con el nada elaborado título de "Amor a reacción", yendo mucho más al grano en lo que versa la película, puesto que la historia de amor abarca mucho metraje y acaba mareando al espectador y alargando la propuesta en exceso. Una historia que podría considerarse el "Top gun" de la época, por su gran gestión de las escenas aéreas y su empeño en mostrar las nuevas técnicas armamentísticas made in USA, así como su superioridad sobre el enemigo, mezclado con una historia de amor. Eso sí, aquí el amor era entre enemigos, algo que no todo el público podría aceptar.

La historia arranca con un avión ruso entrando en zona norteamericana (en Alaska) y como al bajar a tierra del mismo sale una joven piloto soviética. Despanpanante, sexy... pongan el calificativo que quieran a la aparición de Janet Leigh, cuya primera escena en el barracón de oficiales desnudándose y entrando a la ducha poniendo en jaque a John Wayne es de lo mejor de la película. Marca territorio y la película también acaba mostrando cierto sentido del humor empleando el sonido de aviones a reacción en cada momento en el cuál la protagonista se quitaba una prenda.

El buen olfato para el arranque de la película y para poner las cartas sobre la mesa se irá al traste con un guión flojo, empeñado en mostrar mucho más de la historia de amor entre Wayne y Leigh que en entrar en un cine de espionaje que hubiera valido la pena. En efecto, como cine de espionaje la película es de suspenso, poco elaborada. En cuanto a romance, la película es aceptable, con los topicazos de la época pero con un Wayne más que correcto en su papel de galán que no es que le pegue mucho, y una Leigh que es, sin lugar a dudas, quien mejor protagonismo tiene y más sabe jugar en ese rol de espionaje/amor.

Donde sí que merece la película la pena en cuanto a la época es en las escenas aéreas. Eso sí, no esperéis combates aéreos que se trata de la guerra fría. Excepto en los últimos cinco minutos con Leigh ayudando a Wayne a poder salir de la URSS (no desvelaré como llega la película hasta ese punto) en clara muestra de que el amor y el capitalismo han ganado esa batalla, el resto de escenas aéreas son meras piruetas y exhibicionismo para deleite de quien le agrade la aviación. Eso sí, en 1950 hubiera lucido mejor que en 1957, sin duda.

Al final, más que los reactores, lo que queda obsoleta es la propuesta, con tantos vaivenes que no le ayudan a nada más que a alargar un poco más de la cuenta la producción. El mensaje made in USA con el capitalismo a la cabeza (y un buen chuletón, o filete, como gancho para conseguir atraer a los soviéticos mucho más que el amor) se deja entrever, junto a ese mensaje anticomunista en algunos fragmentos. La parte en la que Wayne y Leigh están en la URSS, con unos oficiales cada cuál más gañán y vendiendo que una heroína de la II Guerra Mundial ahora era una mera campesina por haber "besado el capitalismo" son claros síntomas forzados de la idea que sigue la película.

Con pequeñas escenas de humor típicas de la época, pese a un Wayne algo menos en su salsa de lo habitual. Con dos actores que cunden y cumplen con su cometido romántico y con buenas escenas aéreas, me es imposible suspender a "Amor a reacción", una película que rodada tal cual hoy en día caería en el abismo, pero que tiene los ingredientes suficientes para considerarse un aceptable clásico. Eso sí, solo apto para curiosos de Wayne y del cine de aviación. Si esperáis una de la Guerra Fría con una trama de espionaje bien trabajada, olvidaros de darle al play.

Nota: 5

Lo Mejor: Janet Leigh, sexy. Y el buen manejo de las escenas aéreas
Lo Peor: Una burda trama de espionaje a disposición del capitalismo.

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