Hoy en la ración de cine histórico-bélico del mes toca hablar de uno de esos personajes que han inundado las pantallas en numerosas ocasiones. Abraham Lincoln, que lo mismo te une una nación que caza vampiros, y que tuvo en Daniel Day Lewis su mejor interpretación (ganadora del Óscar) llega a TodoSobreMiCineBélico de la mano de uno de los primeros artesanos del cine: D.W.Griffith. El director que ya contó con Lincoln para su epopeya "El nacimiento de una nación", donde una de las escenas mostraba el asesinato del entonces Presidente de los Estados Unidos, volvería a estar presente en la homónima "Abraham Lincoln", un repaso a su vida por parte del padre de la narrativa cinematográfica.
Porque en un mundo donde los cortometrajes inundaban las salas, con algún mediometraje, Griffith fue capaz de aunar esfuerzos en narrar grandes gestas e historias. La primera de ellas, "El nacimiento de una nación" tuvo un tremendo éxito en Estados Unidos, y mostró el camino del cine que realizaría Hollywood y con él directores posteriores como John Ford. Más de tres horas donde se narran momentos cruciales en la historia de Estados Unidos, con la Guerra de Secesión por protagonista, el asesinato de Lincoln y la creación del Ku Kux Klan.
Fue por narrar heroícamente las cargas del KKK, además de contar con blancos con la cara pintada para hacer de afroamericanos, por lo que la película ha pasado a la historia como un film con un amplio contenido racista. No quitaré razón a quienes opinan así, si bien toca ver el artista que había dentro. Capaz de innovar en metraje y en lo que contaba. Con un montaje efectivo, encadenando secuencias para narrar una gran historia. Repetiría con "Intolerancia", otro de sus grandes éxitos y nunca se separó de la historia americana a la que dedicó su "America" (1924) sobre la Guerra de Independencia.
Pero Griffith llegó a realizar cine más allá de la época muda. "Abraham Lincoln" fue, precisamente, su primera película sonora. En ella se llegan a ver los buenos detalles que hicieron de Griffith un gran director... y al mismo tiempo una serie de lagunas que le hacen un tanto estancado, con un clasicismo exagerado y una manera de narrar los hechos un tanto arcaicas, tal y como muestra esta producción.
"Abraham Lincoln" nos muestra en la primera escena, el nacimiento del "hombre". Está bien decirlo así porque ya desde ese momento parece querer mostrarnos una divinidad, un santo. Es bien sabido que el personaje en cuestión goza de muy buena aceptación en el país hasta el punto de que el cine clásico lo ha situado siempre en un altar, incluso cuando el cine es rodado por el bando perdedor de aquella guerra entre hermanos. Ford ya lo mostró en "El prisionero del odio" donde se podía narrar la gesta de un hombre sureño en aquella época, a la vez que alababa al Presidente Lincoln.
La primera escena con Lincoln ya adulto (la infancia nos la saltamos tras su nacimiento) consiste en él en un pueblo donde el resto parecen unos (con perdón) paletos, con el clásico grandullón que abusa de la gente y no tiene nada mejor que hacer en la vida que ser un grano en el culo para todos. Y en esas, Lincoln, un tipo nada fuerte, se las ingenia para pegarle una buena paliza y ganarse la admiración de todos los aldeanos. De esta manera un tanto bélica presenta Griffith al personaje. Un tipo capaz de todo lo que se proponga.
No será el único momento en que el director dore la píldora a Lincoln. Ahí están todos esos momentos en los que el personaje ha de tirar del país. No quiere ser presidente, pero sabe que es el único capaz de pelear por la Unión. No lucha por aplastar al Sur, ni mucho menos, si no por un país unido. En ese sentido llegarán los momentos "perdonavidas", primero a un soldado de su propio bando que había sido acusado de deserción y cobardía durante el combate. Después, cuando a la conclusión del conflicto dejará marchar a los sureños a casa (como si nunca se hubiesen ido) o perdonar la vida del General Lee, vuelve a mostrar ese mensaje claro y unificador.
Pero no será Lincoln el único personaje al que el director llegue a dedicar buenas intenciones. Como no podía ser de otra manera, el General del ejército confederado, Robert E.Lee también tendrá su momento perdonavidas salvando a un espía que había sido capturado por su Ejército. El motivo alegado no era otro que reconocer la derrota y, como buen americano, no querer derramar sangre en vano.
En definitiva, Griffith lanza un breve retrato de la Guerra de Secesión que pasó de puntillas en "El nacimiento de una nación". Aquí, tras una primera parte del film dedicada a narrar unos pequeños hechos de la vida de Lincoln, con bastante brevedad, la segunda mitad está destinada a mostrarnos la Guerra Civil americana, pero desde los despachos. Ahí el montaje, auténtica arma de Griffith, se muestra efectivo y ameno. Es en esta segunda mitad donde más información se nos otorga.
El protagonismo, hasta entonces llevado en exclusiva por el Presidente Lincoln (notable interpretación de Walter Huston) pasa a ser compartido. Una escena de despachos con el protagonista dará paso a imágenes de tropas del Ejército, o a cañonazos, para volver a Lincoln tiempo después. De esta manera se nos contarán los momentos delicados donde Washington estuvo a punto de caer en manos del Ejército confederado. Como si "The darkest hour" fuera, con Gary Oldman, "Abraham Lincoln" acaba teniendo mayor valor como ejercicio de contarnos las horas más oscuras de Norteamérica, con su Presidente intentando mantener la unión, que como biografía al uso.
Es esta parte la más interesante del film y, al mismo tiempo, la más bélica. Si bien apenas veremos batalla alguna (algo que sí tenía "El nacimiento de una nación" pese a ser más dramática). Vemos pasar las tropas rumbo a una batalla o en retirada, pero sin víctimas... las noticias que llegan a la Casa Blanca son el único sustento que nos irá narrando las penurias de aquellos oscuros tiempos. Griffith, conscientemente, no dedica sus esfuerzos a la espectacularidad bélica, si no al humanismo con el que Lincoln afrontó aquella contienda.
Es ahí donde merece la pena el film tras una primera parte un tanto atropellada y rápida, dedicada en exclusiva a dar paso a lo que de verdad importaba: El Presidente Lincoln, y no el Civil Lincoln. Con Lee e incluso Ulises Grant como coprotagonistas de esta parte, la película acaba sobreviviendo. Si bien se nota que el paso del cine mudo al sonoro no le sentó del todo bien a Griffith (tampoco es que toda su obra muda sea extraordinaria). Un clasicismo excesivo por momentos lastra la propuesta antes de llegar a su mejor parte.
Tocaba culminar el film, sin duda, con la mítica escena, ya narrada en "El nacimiento de una nación" y en otras películas: El asesinato de Lincoln por ese actor de segunda fila llamado John Wilkes Booth, que ahí realizó su interpretación cumbre. No podía acabar de otra manera la biografía de un hombre que moriría poco después de que el General Lee rindiera sus tropas, con la paz en el horizonte. En un último plano, pese a notarse la maqueta, Griffith es capaz de mostrarnos ese húmedo bosque con esa casita pequeña donde nació Lincoln, y culminar con un plano del Capitolio de los Estados Unidos, con la estatua dedicada al primer presidente de los EEUU en ser asesinado. Un mito, una leyenda. Un hombre al que han honrado numerosos norteamericanos a lo largo de las décadas.
Nota: 6
Lo Mejor: La Guerra de Secesión narrada desde el despacho y los altos mandos.
Lo Peor: La primera parte, destinada a alabar al personaje con torpeza y a una sensiblería que nos aleja de lo importante.
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