Tener y no tener (Howard Hawks, 1944)

Los años 40 fueron territorio Bogart. Lejos del cine bélico, el actor logró un reconocimiento internacional gracias a sus papeles en títulos del Cine negro como "El halcón maltés" y "Cayo largo". Pero la II Guerra Mundial era la temática preferida de Hollywood en aquellos años y, por ello, Bogart acabaría pasando por el aro. Si bien, tres títulos llevaban el sello Bogartiano. La recientemente analizada por Ander Restoy (Revanchamag) "Casablanca", "A través del Pacífico" y la que analizaré hoy: "Tener y no tener".

En este clásico dirigido por Howard Hawks tenemos los principales ingredientes que hicieron de "Casablanca" todo un éxito. Tenemos a un Bogart al que la guerra le importa un pimiento, tenemos una relación amorosa (si bien esta vez mucho mejor correspondida) con Lauren Bacall, a la que conocería en este rodaje y que sería su segunda (y última) esposa; Tenemos también un bar, con su correspondiente piano. Y la Francia de Vichy, y la Resistance... y, como no, la Gestapo.

Sin lugar a dudas todos los ingredientes necesarios para una trama de espionaje que siguiera los cánones del cine negro de la época, pero acercándolo al público ansioso de cine de la II Guerra Mundial. De hecho, "Tener y no tener" acabará siendo una metáfora de los Estados Unidos dentro del conflicto. Tenemos a Bogart, que lidera una pequeña embarcación con la que ganarse la vida en Martinica (colonia francesa en el Caribe). Su idílica vida se verá truncada con la irrupción de la Gestapo, y la Francia de Vichy cuando, en 1940, Francia ha caído en manos alemanas.

En efecto, estamos lejos de Francia, pero al ser colonia francesa, acabará siendo territorio donde poder filtrar espías y, sobretodo, tener a la policia "acusica" del Gobierno de Vichy. El personaje interpretado por Bogart le dirá a su musa fémina (Bacall), una ladrona de guante blanco, a ver si conoce Francia, y el Gobierno de Vichy. Ella está totalmente fuera de onda sobre el conflicto europeo. Él, tiene los escasos conocimientos como para saber por donde irán los tiros.

Sin comerlo ni beberlo, ese americano, que únicamente quiere ganarse la vida haciendo lo suyo, acabará viéndose obligado a tomar partido en el conflicto bélico. ¿Cómo? Un amigo que intenta contratarle para hacer un viajecito por la Resistencia francesa... lo cuál le llevará a ser investigado muy de cerca por la Gestapo. De esta crucial manera, tenemos al norteamericano siendo "contratado" por Europa, de la misma manera que Estados Unidos se encargó de viajar con mercadería hacia Gran Bretaña. 

Bogart, fiel a su estilo de hombre rudo, difícil de doblar, reconocerá en todo momento actuar por cuenta propia. De este modo, cuál mercenario, se vendería al mejor postor. Sin embargo, llegado el momento, rechazará elegantemente colaborar con la Gestapo y vender por dinero a miembros de la Resistencia. ¿El motivo? No todo tendrá un precio. Bogart se defiende tajantemente recalcando que "unos le caen bien, y otros no le caen bien". Pero, en el fondo, toma partido sobre el dilema entre el fascismo y la libertad.

De este modo "Tener y no tener" pese a ser una ración de cine negro donde la II Guerra Mundial parece alejada de la vida de los personajes (sobretodo en el inicio) acaba convirtiéndose en un claro ejemplo de como es el conflicto bélico mundial. Al igual que Estados Unidos, finalmente nuetros protagonistas se verán abocados a tomar partido en la guerra. A escoger bando. De ahí que la película muestre, elegantemente, ese paso de neutralidad inicial y ajena a la guerra, a acabar colaborando con la Resistencia francesa, con los aliados.

Hawks se rodea del mejor Bogart, en estado de gracia tras "Casablanca", como azote de los nazis. Y entre los secundarios, además de la sensual Lauren Bacall ("si quieres algo, silba") tenemos a Walter Brennan como ese viejo borracho, fiel e inseparable compañero de viaje de Eddie (Bogart). Juntos acabarán enfrascados en este tema y, precisamente es la actitud de la Gestapo con el viejo borracho, la que acabará mostrando a Eddie como se las gastan en el otro bando.

Cine negro de calidad, con ligeras dosis de II Guerra Mundial, rodado a la perfección por un gran artesado como Howard Hawks, capaz de darle a diferentes géneros y que tiene aquí una de sus obras más aplaudidas. Como también es la obra más aplaudida de cuantas se dedicaron a Ernst Hemingway, autor de la novela que da título a la película (recordemos "Adiós a las armas" y "Por quién doblan las campanas" como otros títulos con ambiente bélico dedicados al autor). Si, además, pasó a la historia por formar la pareja Bogart-Bacall (realizarían cuatro títulos juntos, este el primero. En 1945 se casaban tras el romance iniciado durante este largometraje) tenemos el combo perfecto. Todo ello con los diálogos afilados de un Bogart desatado, auspiciado por la labor de Jules Furthman y William Faulkner (sí, el poeta), que fueron quienes guionizaron la obra de Hemingway para llevarla a la gran pantalla.

Nota: 8

Lo Mejor: El ambiente que se respira durante toda la película, con esa tensión in crescendo a la par que el conflicto
Lo Peor: Un final de corte clásico algo por debajo del resto de la obra.

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