Hace unos meses, con motivo de mi participación en un Podcast de Antena Historia, acompañado también por ElFanzine, revisioné un título poco conocido del cine bélico, rodado a finales del Siglo XX y que, realmente, nunca pensé que volvería a ver: "La trinchera", una película de escaso presupuesto, con un reparto por entonces desconocido de caras británicas que posteriormente han hecho carrera en el mundillo. Aprovechando mi revisionado, tocaba dedicarle una entrada.
La película
"La trinchera" nos muestra 48 horas en la vida de un pequeño pelotón en plena Primera Guerra Mundial, en vísperas de la batalla del Somme, que a la postre supondría la batalla más sangrienta de la historia del Ejército británico, que tuvo más de 50.000 bajas (casi 20.000 mortales) en apenas el primer día de combate.
A diferencia de otros títulos sobre el conflicto, "La trinchera" únicamente nos muestra lo que el propio título especifica, una trinchera a lo largo de esos dos días. Apenas vemos a los protagonistas salir de ella en los instantes finales del largometraje, camino del matadero que supondrá el ataque contra las posiciones alemanas.
Reparto
La gran estrella del reparto es, sin duda alguna, Daniel Craig, encargado del rol del Sargento del pelotón. Pero Craig, que entonces no era 007 y no era un rostro conocido, no es el único descubrimiento de esta película. Ahí vemos a otros británicos con posterior carrera como Cillian Murphy o James D'Arcy, a quienes pudimos ver en "Dunkerque" (Christopher Nolan, 2017) u otros con cierta carrera como Ben Whisaw ("El perfume") y Danny Dyer (Diario de un Hooligan). Todos tenían en común por entonces, ser aún unos 'pipiolos' de la interpretación.
Adentrándonos en las trincheras
Toca hablar del intento de William Boyd de llevar a cabo una película de la Primera Guerra Mundial sin un presupuesto acorde a lo que intenta conseguir. Esto hace que en no pocos momentos el film carezca del empuje necesario para meter de lleno al espectador en la película. No ayuda que el amago de escena bélica del final esté tan poco logrado que haga que a uno le acabe dando igual el destino de sus protagonistas.
Ese nímio presupuesto tampoco colabora a la hora de dotar de realismo a la función. Vemos no poco tramo de trincheras y demasiado hueco entre soldados. Tramos de trinchera que parecen, directamente, no defendidos por nadie. Algo que, a tenor de lo contemplado en largometrajes que van desde "Sin novedad en el frente" (Lewis Milestone, 1930) a la reciente "1917" (Sam Mendes, 2019) es un detalle que no parece realista y chirría.
Pero, intentando obviar el lastre que supone la escasez de presupuesto, vayamos a entrar un poco más a fondo en lo que nos propone "La trinchera" y en el error de cómo lo propone. Lo arriesgado de la labor de Boyd radica en pretender que durante 90 minutos uno esté de lleno en las trincheras, algo que ninguna otra película nos había mostrado con anterioridad. Todo el rato seguimos a los diferentes protagonistas de esta historia sobre las relaciones humanas en plena guerra, ¿En qué piensan los soldados?
A Stanley Kubrick le bastó media hora de metraje en "Senderos de gloria" para mostrarnos como viven ahí los soldados como ratas, lo sádicos que llegan a ser los altos mandos, la incertidumbre de una incursión nocturna en tierra de nadie, en qué piensan los soldados (con una memorable escena sobre cómo prefería uno ser herido mortalmente) e incluso, de propina, una escena bélica corta pero como Dios manda. Todo eso en un chupito de poco más de media hora, en algo menos de lo que era la mitad del metraje de la película.
Boyd se regodea en una idea que no da para tanto por la falta de numerosos ingredientes. El escaso presupuesto obliga a que todo acaben siendo conversaciones que, en la mayoría de casos, no van a ninguna parte más que a conocer un poco más a los protagonistas. Líos amorosos, sexo, y más líos amorosos. Camaradería, a fin de cuentas. Pero la película es plana en el mensaje y a donde quiere llegar. En "1917" Sam Mendes necesita de diálogo entre sus protagonistas para que la cinta camine. Pero el hecho de que estos vayan pasando por diferentes territorios, y que la sensación de peligro vaya in crescendo hace que esos diálogos sean un relleno necesario para pasar de una acción a otra. Tienen una función, caminan hacia delante. Al contrario que "La trinchera" que, como la propia guerra, se parapeta y no avanza en ningún momento.
A lo largo de 80 minutos apenas vemos tres momentos que rompen el dinamismo del largometraje. En primer lugar como cae herido uno de los protagonistas por observar desde la trinchera. En segundo lugar, cuando una bomba destroza a unos cuantos y uno de los soldados contempla horrorizado el panorama. Por último, ese momento de la tierra de nadie, narrado en Off. Contemplamos a quienes se han quedado en la trinchera y esperan ansiosos saber algo de sus dos compañeros que están ahí afuera. El problema es que las tres escenas son excesivamente cortas y no tienen toda la gloria necesaria para conseguir que se nos olvide que todo el metraje no deja de ser paja.
Crítica a los Oficiales
Propaganda y altos mandos son igualmente criticados en la película en dos momentos concretos. En primer lugar, cuando un Coronel va a lanzar su discurso a las tropas, discurso heroíco y grabado para un reportaje de guerra (cabe destacar que en aquella época lo que se grababa era mudo). Posteriormente, ese mismo oficial regalará un balón de fútbol al pelotón, con intención de que el primero que mande el balón tras las líneas enemigas recibirá un barril de cerveza. ¡Esa es manera de tener entretenidas a las tropas, y lo demás...!
Valoración
"La trinchera" es una película regular, si acaso aceptable, pero que no llega a buen puerto por culpa de ser excesivamente teatral y carecer de presupuesto para algo más interesante. William Boyd y los protagonistas hacen lo que pueden con un guión que no nos aporta nada al género. Una interesante historia sobre las relaciones entre los soldados, pero que no logra conectar con el público. No logramos tener la angustia de esos protagonistas, ni el miedo; No sufrimos con ellos, ni nos parece acabar importando el destino de los mismos.
Personajes bastante más planos de lo que tanto diálogo debería ofrecer, y una historia con escasa acción que acaba dejándonos K.O. en la hora de la siesta. Es una lástima que no consiguiera su propósito, puesto que es valiente a la hora de intentar vender cómo era la guerra de trincheras desde dentro, sin necesidad de mayores artificios ni de mostrar lo que les aguarda fuera de ese pequeño y estrecho habitáculo.
Nota: 4,5
Lo Mejor: Las intenciones
Lo Peor: Escasa acción y excesivamente plana en su transcurso.
La película
"La trinchera" nos muestra 48 horas en la vida de un pequeño pelotón en plena Primera Guerra Mundial, en vísperas de la batalla del Somme, que a la postre supondría la batalla más sangrienta de la historia del Ejército británico, que tuvo más de 50.000 bajas (casi 20.000 mortales) en apenas el primer día de combate.
A diferencia de otros títulos sobre el conflicto, "La trinchera" únicamente nos muestra lo que el propio título especifica, una trinchera a lo largo de esos dos días. Apenas vemos a los protagonistas salir de ella en los instantes finales del largometraje, camino del matadero que supondrá el ataque contra las posiciones alemanas.
Reparto
La gran estrella del reparto es, sin duda alguna, Daniel Craig, encargado del rol del Sargento del pelotón. Pero Craig, que entonces no era 007 y no era un rostro conocido, no es el único descubrimiento de esta película. Ahí vemos a otros británicos con posterior carrera como Cillian Murphy o James D'Arcy, a quienes pudimos ver en "Dunkerque" (Christopher Nolan, 2017) u otros con cierta carrera como Ben Whisaw ("El perfume") y Danny Dyer (Diario de un Hooligan). Todos tenían en común por entonces, ser aún unos 'pipiolos' de la interpretación.
Adentrándonos en las trincheras
Toca hablar del intento de William Boyd de llevar a cabo una película de la Primera Guerra Mundial sin un presupuesto acorde a lo que intenta conseguir. Esto hace que en no pocos momentos el film carezca del empuje necesario para meter de lleno al espectador en la película. No ayuda que el amago de escena bélica del final esté tan poco logrado que haga que a uno le acabe dando igual el destino de sus protagonistas.
Ese nímio presupuesto tampoco colabora a la hora de dotar de realismo a la función. Vemos no poco tramo de trincheras y demasiado hueco entre soldados. Tramos de trinchera que parecen, directamente, no defendidos por nadie. Algo que, a tenor de lo contemplado en largometrajes que van desde "Sin novedad en el frente" (Lewis Milestone, 1930) a la reciente "1917" (Sam Mendes, 2019) es un detalle que no parece realista y chirría.
Pero, intentando obviar el lastre que supone la escasez de presupuesto, vayamos a entrar un poco más a fondo en lo que nos propone "La trinchera" y en el error de cómo lo propone. Lo arriesgado de la labor de Boyd radica en pretender que durante 90 minutos uno esté de lleno en las trincheras, algo que ninguna otra película nos había mostrado con anterioridad. Todo el rato seguimos a los diferentes protagonistas de esta historia sobre las relaciones humanas en plena guerra, ¿En qué piensan los soldados?
A Stanley Kubrick le bastó media hora de metraje en "Senderos de gloria" para mostrarnos como viven ahí los soldados como ratas, lo sádicos que llegan a ser los altos mandos, la incertidumbre de una incursión nocturna en tierra de nadie, en qué piensan los soldados (con una memorable escena sobre cómo prefería uno ser herido mortalmente) e incluso, de propina, una escena bélica corta pero como Dios manda. Todo eso en un chupito de poco más de media hora, en algo menos de lo que era la mitad del metraje de la película.
Boyd se regodea en una idea que no da para tanto por la falta de numerosos ingredientes. El escaso presupuesto obliga a que todo acaben siendo conversaciones que, en la mayoría de casos, no van a ninguna parte más que a conocer un poco más a los protagonistas. Líos amorosos, sexo, y más líos amorosos. Camaradería, a fin de cuentas. Pero la película es plana en el mensaje y a donde quiere llegar. En "1917" Sam Mendes necesita de diálogo entre sus protagonistas para que la cinta camine. Pero el hecho de que estos vayan pasando por diferentes territorios, y que la sensación de peligro vaya in crescendo hace que esos diálogos sean un relleno necesario para pasar de una acción a otra. Tienen una función, caminan hacia delante. Al contrario que "La trinchera" que, como la propia guerra, se parapeta y no avanza en ningún momento.
A lo largo de 80 minutos apenas vemos tres momentos que rompen el dinamismo del largometraje. En primer lugar como cae herido uno de los protagonistas por observar desde la trinchera. En segundo lugar, cuando una bomba destroza a unos cuantos y uno de los soldados contempla horrorizado el panorama. Por último, ese momento de la tierra de nadie, narrado en Off. Contemplamos a quienes se han quedado en la trinchera y esperan ansiosos saber algo de sus dos compañeros que están ahí afuera. El problema es que las tres escenas son excesivamente cortas y no tienen toda la gloria necesaria para conseguir que se nos olvide que todo el metraje no deja de ser paja.
Crítica a los Oficiales
Propaganda y altos mandos son igualmente criticados en la película en dos momentos concretos. En primer lugar, cuando un Coronel va a lanzar su discurso a las tropas, discurso heroíco y grabado para un reportaje de guerra (cabe destacar que en aquella época lo que se grababa era mudo). Posteriormente, ese mismo oficial regalará un balón de fútbol al pelotón, con intención de que el primero que mande el balón tras las líneas enemigas recibirá un barril de cerveza. ¡Esa es manera de tener entretenidas a las tropas, y lo demás...!
Valoración
"La trinchera" es una película regular, si acaso aceptable, pero que no llega a buen puerto por culpa de ser excesivamente teatral y carecer de presupuesto para algo más interesante. William Boyd y los protagonistas hacen lo que pueden con un guión que no nos aporta nada al género. Una interesante historia sobre las relaciones entre los soldados, pero que no logra conectar con el público. No logramos tener la angustia de esos protagonistas, ni el miedo; No sufrimos con ellos, ni nos parece acabar importando el destino de los mismos.
Personajes bastante más planos de lo que tanto diálogo debería ofrecer, y una historia con escasa acción que acaba dejándonos K.O. en la hora de la siesta. Es una lástima que no consiguiera su propósito, puesto que es valiente a la hora de intentar vender cómo era la guerra de trincheras desde dentro, sin necesidad de mayores artificios ni de mostrar lo que les aguarda fuera de ese pequeño y estrecho habitáculo.
Nota: 4,5
Lo Mejor: Las intenciones
Lo Peor: Escasa acción y excesivamente plana en su transcurso.
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