La flota silenciosa (Operation Pacific, George Warner, 1951)

Toca una nueva inmersión con las #AventurasSubmarinas. Hoy quería rendir homenaje a los submarinos de los Estados Unidos que patrullaron las aguas del Pacífico durante la II Guerra Mundial, ese otro frente del conflicto con menor reconocimiento submarino en comparación con el Atlántico. Como ya tenía vista y analizada "Destino Tokio", la gran película submarina de la Campaña del Pacífico, he ido a dar con otro homenaje, el que en 1951 la misma Warner productora del mencionado film, realizaría bajo el título de "Operation Pacific".

En España su título sería "La flota silenciosa", y eso que "Operación Pacífico" Todavía no se había utilizado para ninguna película. Como curiosidad, dicho título sería el que en España se daría a "Operation Petticoat" la comedia bélica con Cary Grant volviendo a bordo de un submarino, y Tony Curtis como segunda estrella visible en el cartel. Pero volvamos a esta menor, pero no por ello no entretenida, "La flota silenciosa", protagonizada por una de las grandes estrellas del celuloide: John Wayne.


Homenaje submarino
Desde lor primeros compases de la película, se nos lanza el mensaje de que la misma va destinada a todos los que combatieron a bordo de submarinos durante la II Guerra Mundial en la Campaña del Pacífico. Juntos, obtuvieron más de 6.000 toneladas de buques japoneses hundidos, y el conflicto se llevó la vida de más de 3.500 marineros, con un total de 52 submarinos en el fondo marino. No sería el caso del ficticio Thunderfish, capitaneado en primera instancia Ward Bond, y con Wayne como segundo oficial a bordo. Como curiosidad, el personaje interpretado por Wayne tenía el mote de "Duke" mismo mote que tuvo el actor en su vida real.

Mar Vs Aire
"Con todo el Océano Pacífico frente a mi, tuve que ir a estrellarme cerca de tu posición". La frase la pronuncia un piloto, de nombre (en el film) Bob Perry, hermano de Pop Perry (Ward Bond) que como he comentado es el capitán del submarino Thunderfish. Eclipsado en todo momento desde pequeño por Duke (Wayne), Perry se intenta ligar a la ex mujer de Wayne a lo largo de la película, si bien ésta parece en todo momento enamorada perdida (esa chispa) de su ex marido, el grandísimo cowboy Wayne.

Esa historia de amor, un tanto manida y típica, con el clásico triángulo amoroso y que vuelve a retrotraernos a un film analizado en la sección como "Tiburones de acero" marca más de media película. En ella vemos a Wayne flirteando con su ex mujer, y al otro actor con los celos de quien vuelve a verse perdido en combate. Dentro de ese pique que tienen ambos personajes, acaba salpicando a Marina y Aviación. Cómo es lógico cada uno barrerá para casa en pos de defender quién es el Cuerpo militar más potente e importante de los Estados Unidos.

Ese pique y homenaje tiene su punto final en el momento en que, hacia el final de la película, tras una última épica batalla submarina donde consiguen destruir incluso un portaaviones, se les informa de que pasen a recoger a todo piloto que vaya cayendo al mar. En total llegan a rescatar a siete hombres, el último de ellos ese piloto que flirteaba con su mujer. Casualidad o no, la película estaba predestinada a un final así, donde ambos enterraran sus hachas de guerra en pos de algo superior: La guerra contra los japoneses. Condenados a entenderse, el final es todo lo "majete" que puede ser, con el perdedor reconociendo la labor de los submarinistas y de Wayne, que le da tres "cachetazos" en la cabeza en señal de victoria (algo que había prometido a su ex mujer que haría).

Como digo, la película sigue las bases del cine de la época en cuanto a historia de amor de por medio. La diferencia con "Tiburones de acero" está en que en esta ocasión el film fue rodado tras concluir la guerra, en 1951, pero la Guerra Fría y, más concretamente, la Guerra de Corea, invitaba a alistar a gente y a recordar la buena labor de la Marina. Con lo cuál ambas películas, a pesar de pertenecer a frentes diferentes, tienen un mismo esqueleto: Escena inicial bélica + Romance + Escena Bélica con punto de inflexión + Romance en casa + Escena final bélica = Vuelta a casa.

Torpedos
Sin embargo hay dos puntos que hacen algo más interesante la cinta aquí descrita en comparación al triángulo amoroso de Tyrone Power, Dana Andrews y Anne Baxter. Hacia mitad de película tenemos la muerte de uno de los personajes secundarios con carisma, el capitán del Thunderfish, teniendo Wayne que coger el mando. A este punto de inflexión se une la historia de los "fallos" de torpedos que marcará la película.

Algo que para muchos será desconocido es que los torpedos norteamericanos fallaron durante buena parte del conflicto. En su afán por descubrir los errores, nuestro héroe particular acabará echando un cable, tal y como hubiera querido hacer el fallecido oficial al mando del submarino. Vemos apenas en cinco minutos las diferentes pruebas para la puesta a punto de los torpedos que hasta ese momento habían fallado. Pero eso hace que la segunda incursión terrestre no se centre exclusivamente en el triángulo amoroso y, con ello, gane en interés la producción.

Ya en la primera misión, tras rescatar a monjas y niños (con bebé incluido) de una isla del Pacífico, veremos al submarino intentar torpedear un portaaviones japonés, pero los torpedos estallan de camino al objetivo, siendo descubiertos y obligándoles a resguardecerse de las cargas de profundidad tan presentes a lo largo y ancho del film. En la segunda misión, a pesar de que vemos con éxito dos incursiones, dos torpedos chocan con el buque japonés pero estos no estallarán. Los japoneses, tan traicioneros y salvajes como eran en los años 40, pondrán bandera blanca y cuando el Thunderfish emerge a superficie, comenzarán a disparar a nuestro amado submarino, obligándoles y a volver a sumergirse y acabando con el capitán que no logra entrar al submarino.

Este es el único momento donde llegamos a ver realmente cerca al enemigo japonés, y nos recuerda bastante al que nos mostraba la otra cinta de la Warner: "Destino Tokio". Han pasado años y el ejército japonés todavía sigue siendo visto con cierto racismo y dureza. Tardarán años en quitarse esas piedras de la mochila. En ese momento veremos la escena más impactante de la película con Wayne y los suyos volviendo a superficie, disparando a diestro y siniestro con todo (menos torpedos que, recordemos, fallaban) y chocarán con el buque para hundirlo a pesar de casi perder la proa del submarino.

Escena final
Decía que había algunos detalles diferentes al respecto de "Tiburones de acero" de la que bebe mucho. Y el último detalle a tener en cuenta, y no menos importante, es el de la escena final. Tenemos más de 40 minutos de submarino en el final del largometraje. Si en la cinta de 1943 apenas teníamos poco más de 20 minutos, con incursión terrestre incluida que desvirtuaba la esencia de las #AventurasSubmarinas, aquí no. Aquí tenemos una buena ración de submarinos pura y dura.

Por el camino tenemos incluso un homenaje a "Destino Tokio". Cuando se encuentran con un submarino amigo, se intercambiarán películas, éstos dicen enviarles "una de submarinos muy entretenida" y a cambio el Thunderfish envía "George Washington durmió aquí". La tripulacion del submarino contemplará a Cary Grant en la bahía de Tokio (cine dentro de cine). Sabremos posteriormente el fatal desenlace del otro sumergible cuando se encuentran restros de un buque en el mar y, entre ellos, vemos la caja de "George Washington durmió aquí".

Volviendo a esta misión final. Tenemos mucha dosis de submarino. Vemos como hunden un submarino japonés que está en la superficie, y posteriormente llega la traca final con la flota japonesa al completo. El Thunderfish, en un acto heroíco, avisará por radio de la posición del enemigo y se dispondrá a aguantar las cargas de profundidad y a hundir todo lo que pueda. Por el camino, tres buques, uno de ellos un portaaviones, como regalo fin de fiesta, y para cerrar ese ciclo iniciado en la primera incursión. Entonces, no pudieron hundir el gran barco por culpa de los torpedos, pero la labor de los marineros e ingenieros que arreglaron los torpedos, sirvió para poder hundir en última instancia ese portaaviones japonés.

Crítica
Con cierta dosis de humor en algunos momentos, como cuando Wayne va a buscar a la Prisión Militar en Hawaii a sus hombres, alguno de los cuales pierde la falda y queda en cueros, "La flota silenciosa" es un correcto y entretenido film que hay que tomar cómo tal y no ponernos quisquillosos con su dosis de realismo. En total se contabilizan al menos siete barcos hundidos, de todos los colores y tonelaje, en apenas dos misiones (puesto que en la primera no pueden), y eso que los torpedos fallaban más que una escopeta de feria en el inicio.

Las #AventurasSubmarinas del Thunderfish nos llevan de mar a tierra como numerosas películas de la época. Ese desinterés personal por las algo manidas historias de amor hacen correr el riesgo a este tipo de producciones. Sin embargo, la diversidad de las escenas en este caso la hacen salir a flote airosa. Tenemos interesantes escenas de combate y buena dosis submarina, que cumple de sobra con los mínimos. Y sin necesidad de entrar en campos minados ni misiones altamente secretas. También una trama con hechos reales de por medio como la de los torpedos que fallan.

Esos detalles hacen más interesante el largometraje, y diferente a otras producciones muy del estilo. Y eso a pesar de una historia de amor con todos los topicazos posibles, y que está cantada y sentenciada desde el principio. Las comparativas son odiosas y, en este caso, las similitudes por tipo de historia romántica y "piques" nos llevarían a "Tiburones de acero" con la que, a los puntos, supera gracias a ciertos detalles mencionados.

Queda un entretenimiento submarino que en la época nos encajaba muy bien con el heroísmo de unos hombres que se jugaban la vida y hundieron todo lo que pillaban por el camino. Posteriormente el cine nos mostraría que hundir barcos no era tan sencillo como en los juegos de guerra y en este tipo de producciones hollywoodienses. Es otra de esas películas submarinas con los clásicos tópicos de la época pero que cumple su función. Nos hace pasar un rato entretenidos y aunque un servidor metería tijeretazos a la historia de amor, nos acaba convenciendo de que aquí sí, lo primordial era la historia bélica y tirar adelante con ella.

Nota: 6
Lo Mejor: La traca final, y mostrarnos los problemas con los torpedos
Lo Peor: La historia de amor puede tener un pase, pero el triángulo amoroso se ve muy forzado.

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