20 años de Salvar al Soldado Ryan




El 24 de julio de 1998 llegaba a los cines de EEUU una nueva película de Spielberg: Salvar al soldado Ryan. No era la primera vez que el director norteamericano se metía de lleno en la II Guerra Mundial o en algo relacionado con el nazismo, pero sí era su primer film abiertamente bélico. Por entonces el cine de la II Guerra Mundial estaba paralizado, y el de guerra casi por el estilo.

Desde que en 1970 Patton irrumpiera en los cines y los Oscars, se había ido diluyendo el afán por el cine de la IIGM. Le tomaba el relevo Vietnam a finales de los 70 durante un intervalo corto de tiempo. El cine sobre la IIGM quedó relegado a unas pocas producciones europeas (Alemania con Das Boot o Stalingrado en el 93); dentro del cine de habla inglesa "El ojo de la aguja" o "Memphis belle" era lo más destacado. Poca cosa, por no decir nada.


Fue entonces cuando hace 20 años irrumpió Spielberg y su soldado Ryan. La epopeya desmembró las salas de cine desde el minuto 1, tras un prólogo (al que le continuaría un epílogo) con un toque ligero entre lo cursi y el patriotismo, el film de Spielberg nos llevaba a una Normandía donde el oleaje causaba vómitos a los pasajeros justo antes de abrir las puertas esas barcazas de desembarco y comenzar el espectáculo.


23 minutos de reloj sin respiración alguna. Se nos enseñaba la agonía de los heridos, las tripas por todos lados, bombas, ametralladoras, desesperación. Un "sálvese quien pueda" en toda regla para llegar a cobijarse en las arenas de la bautizada como playa Omaha aquella mañana del día 6 de junio del 44. Después llegaba el asalto a los puestos defensivos alemanes.


Sin duda alguna, la película que mejor recrea la historia del Día-D es "El día más largo", pero Spielberg superó con creces aquel mítico film con un desembarco que dejaba obsoleta cualquier película bélica en cuanto a realismo en su crudeza (sí, incluyendo "Apocalypse now", "Platoon" o "La chaqueta metálica").

Después, la película muestra una historia de ficción donde se enseñan valores militares como el deber o el compañerismo, con buenas dosis de diálogos por tierras francesas entre combate y combate. Combate que queda perfectamente representado cuando se entra en ciudades o pueblos franceses destruidos donde se suceden las escaramuzas.


Ya al final de una historia perfectamente llevada, Spielberg volvía a la gloria con otra batalla final que estaba casi a la altura de la de Omaha. Perfectamente coreografiada, se defienden unos pocos del ataque de los alemanes. Hombres con explosivos caseros contra una unidad enemiga blindada. Quizás algo fantasma en algunos aspectos, pero lejos de lo que veríamos en el final de "Corazones de acero".


Sin embargo la gloria, la crudeza y la estrategia quedan ligadas en un final que está a la altura de la gran película que fue y es "Salvar al soldado Ryan". Han pasado 20 años de la película que devolvió la gloria al cine bélico, que recuperó las historias de la II Guerra Mundial, las epopeyas bélicas...por ello en este blog toca homenajear una gran cita como esta.


Spielberg no ha vuelto a ser el del Siglo XX, pero en aquella década de los 90 nos regaló sus dos obras maestras: "La lista de Schindler" y "Salvar al soldado Ryan". Se agradece la labor del rey Midas de Hollywood, que ya demostró anteriormente su pasión por la contienda bélica con títulos como "1941" o "El imperio del sol".

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