
Sin embargo, esas son todas las similitudes, ya que la primera, rodada en 1945, ya con la guerra acabándose, está basada en un personaje real y es puro cine hollywoodiense. La segunda es una lograda película marítima. Decimos lograda porque fue rodada en 1940 en Gran Bretaña. Basta una pequeña lección de historia para recordar que en aquellos tiempos la guerra la iba ganando la Alemania de Hitler y que Gran Bretaña estaba constantemente alerta por bombardeos enemigos.
En aquellos tiempos el cine no paró, y se realizaron unas cuantas películas para animar al pueblo, pero al mismo tiempo el cine sirvió como propaganda al rodarse unas cuantas películas bélicas con la idea de que la nación sirviera unida en contra del peligroso enemigo. En este blog ya hablé y mencioné algunos de aquellos títulos, "Convoy" incluido, y donde también podríamos colocar el film analizado la semana pasada con motivo del 100 aniversario del fin de la I Guerra Mundial: "El espía negro"
Convoy, 1940

Aquí hay mucho de eso. Desde una mujer y un capitán de barco, civiles ambos, retando al enemigo alemán soltando un discurso del Almirante Nelson, el propio capitán sacrificándose por salvar a un Convoy o ese buque de guerra protagonista de la película capaz de hacer frente al enemigo sabiéndose inferior únicamente para ganar tiempo. Todo eso con el clásico final amable y el tributo de turno al héroe caído. Por si fuera poco, también sale el enemigo con unas sucias artimañas para intentar destruir barcos. Vamos, dejando claro que los nazis eran gente de poco fiar y fanática (seguidores de Hitler hasta la médula).

A pesar de que la historia de base parece tener picantillo y salsa, por suerte el largometraje dirigido por Penn Tennyson se desmarca y no se centra tanto en el triángulo amoroso, inexistente prácticamente en el film, y se centra más en una trama donde el enemigo cobra protagonismo a la par que el buque de guerra intenta sacar la misión adelante. En definitiva, un interesante ejercicio que, en 1940 supuso uno de los primeros largometrajes "en su especie", siendo anterior a clásicos como "Sangre, sudor y lágrimas" o "Los invasores".
Nota: 5,75
Dios es mi co-piloto, 1945

Narra los hechos históricos y biográficos de Robert Lee Scott, Jr. un piloto norteamericano que combatiría contra los japoneses en China, dentro de la famosa escuadrilla: Los tigres del aire (que dio título a un largometraje protagonizado por John Wayne). Tras un breve resumen sobre por qué acabaría alistándose, la película nos muestra los pasos que tuvo que dar antes de ser convertido en héroe de guerra.

La película tiene como punto favorable que vemos hasta 4 secuencias diferentes de combates, cada una de una manera diferente, desde una incursión en solitario, una batalla aérea, un bombardeo... e incluso el duelo final con Tokyo Joe como clímax de la película. ¿Y el toque patriótico? impregnando a lo largo de todo el largometraje dirigido por Robert Florey, y haciendo hincapié en el final, donde la escuadrilla a pesar de haberles dicho que dejarán de cobrar, decide continuar la guerra contra el enemigo con ayuda de un recuperado para la causa Lee Scott, acabando el film, como muchos de la época, con la guerra en el horizonte y el mensaje claro de que "ganaremos".
Nota: 5
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