Dos de la guerra: Convoy y Dios es mi co-piloto

Recientemente encontré en una tienda de DVD´s a bajo precio la película "Dios es mi co-piloto", de la que no sabía gran cosa; posteriormente en Londres busqué "Convoy", una película que de pequeño había visto 5 minutos en el canal TCM y de la que no recordaba gran cosa pero siempre había querido encontrar (no está en DVD en España, por lo que un inglés con subtítulos en el propio idioma fue la solución). Ambas películas comparten algo: fueron rodadas en plena II Guerra Mundial, con lo cual fueron instrumentos de propaganda bélica.

Sin embargo, esas son todas las similitudes, ya que la primera, rodada en 1945, ya con la guerra acabándose, está basada en un personaje real y es puro cine hollywoodiense. La segunda es una lograda película marítima. Decimos lograda porque fue rodada en 1940 en Gran Bretaña. Basta una pequeña lección de historia para recordar que en aquellos tiempos la guerra la iba ganando la Alemania de Hitler y que Gran Bretaña estaba constantemente alerta por bombardeos enemigos.


En aquellos tiempos el cine no paró, y se realizaron unas cuantas películas para animar al pueblo, pero al mismo tiempo el cine sirvió como propaganda al rodarse unas cuantas películas bélicas con la idea de que la nación sirviera unida en contra del peligroso enemigo. En este blog ya hablé y mencioné algunos de aquellos títulos, "Convoy" incluido, y donde también podríamos colocar el film analizado la semana pasada con motivo del 100 aniversario del fin de la I Guerra Mundial: "El espía negro"

Convoy, 1940
cartel convoy 1940Hay que valorar la película con otros ojos a los de un crítico de hoy en día. No esperemos una crítica de la guerra, ni sangre, ni cosas por el estilo. El cine propagandístico de aquellos años y el cine bélico en general vivían del discurso. Un par de secuencias patrióticas y la musiquilla de turno alabando al héroe condecorado o al héroe caído en acción.

Aquí hay mucho de eso. Desde una mujer y un capitán de barco, civiles ambos, retando al enemigo alemán soltando un discurso del Almirante Nelson, el propio capitán sacrificándose por salvar a un Convoy o ese buque de guerra protagonista de la película capaz de hacer frente al enemigo sabiéndose inferior únicamente para ganar tiempo. Todo eso con el clásico final amable y el tributo de turno al héroe caído. Por si fuera poco, también sale el enemigo con unas sucias artimañas para intentar destruir barcos. Vamos, dejando claro que los nazis eran gente de poco fiar y fanática (seguidores de Hitler hasta la médula).

En cuanto al argumento, bien sencillo y resumido en pocas líneas. Un buque de guerra británico a punto de recibir un permiso recibe la misión de salir al encuentro de un Convoy y escoltarlo. En dicho Convoy se pierde un barco donde, curiosidades del destino y para dar algo de mordiente al film, se encuentra la ex-mujer del capitán del barco que se había fugado tiempo atrás con el que ahora es el segundo de a bordo.

A pesar de que la historia de base parece tener picantillo y salsa, por suerte el largometraje dirigido por Penn Tennyson se desmarca y no se centra tanto en el triángulo amoroso, inexistente prácticamente en el film, y se centra más en una trama donde el enemigo cobra protagonismo a la par que el buque de guerra intenta sacar la misión adelante. En definitiva, un interesante ejercicio que, en 1940 supuso uno de los primeros largometrajes "en su especie", siendo anterior a clásicos como "Sangre, sudor y lágrimas" o "Los invasores".

Nota: 5,75

Dios es mi co-piloto, 1945
La guerra ya estaba en manos aliadas cuando en abril de 1945, con la guerra en Europa a menos de un mes de acabarse, se estrenó este largometraje hoy en día muy olvidado. Lejos de los grandes clásicos del cine bélico de la época, y lejos en cuanto a fama, al mismo tiempo, de los clásicos sobre la aviación americana en la contienda, "Dios es mi co-piloto" es un pasable pasatiempo que hoy en día solo es recomendable para amantes del género y curiosos.

Narra los hechos históricos y biográficos de Robert Lee Scott, Jr. un piloto norteamericano que combatiría contra los japoneses en China, dentro de la famosa escuadrilla: Los tigres del aire (que dio título a un largometraje protagonizado por John Wayne). Tras un breve resumen sobre por qué acabaría alistándose, la película nos muestra los pasos que tuvo que dar antes de ser convertido en héroe de guerra.

Primero quedándose fuera de combate para una incursión sobre Tokyo para posteriormente ir escalando posiciones dentro de los "Tigres del aire" a pesar de que inicialmente creían que era muy veterano para la contienda. Se ganará al resto de compañeros gracias a alguna que otra incursión y batalla, a la vez que intenta derrotar al archienemigo Tokyo Joe (mote de un piloto japonés).

La película tiene como punto favorable que vemos hasta 4 secuencias diferentes de combates, cada una de una manera diferente, desde una incursión en solitario, una batalla aérea, un bombardeo... e incluso el duelo final con Tokyo Joe como clímax de la película. ¿Y el toque patriótico? impregnando a lo largo de todo el largometraje dirigido por Robert Florey, y haciendo hincapié en el final, donde la escuadrilla a pesar de haberles dicho que dejarán de cobrar, decide continuar la guerra contra el enemigo con ayuda de un recuperado para la causa Lee Scott, acabando el film, como muchos de la época, con la guerra en el horizonte y el mensaje claro de que "ganaremos".

Nota: 5

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