El drama nos traslada a los primeros meses de 1945 en las Filipinas, donde los norteamericanos han vuelto y el ejército japonés tiene las horas contadas. En medio de todo ello, un soldado raso procura sobrevivir deambulando por la isla cual muerto viviente.
No es para menos. En realidad, ese pobre hombre está condenado desde el principio. El discurso que le lanza su superior ya es un aviso de lo que nos vamos a encontrar. Tras volver del hospital militar por falta de espacio, un tuberculoso recibe la recriminación de su superior que le ordena volver al hospital o, en caso contrario, inmolarse con la granada que le han dejado, único compañero de viaje al principio.Asistiremos al duro peregrinaje de ese soldado que es rechazado nuevamente en el hospital, y que no tiene donde ir. No será el único, ya que, abatidos y desmoralizados, los hombres del sol naciente deambulan a lo largo de las Filipinas en pos de la supervivencia. ¿Supervivencia, he dicho? En realidad, ni siquiera parecen buscarla Ya que Ichikawa no tiene piedad alguns y muestra a esos hombres cual Ejército de hormigas, a la deriva y sin rumbo fijo.
Por el camino nuestro protagonista irá teniendo diferentes compañeros de viaje y asistiremos a momentos de marcado énfasis dramático. Como el momento en que llega a una aldea y sorprende a dos campesinos, matando a la mujer pero escapando el hombre. A sangre fría, nuestro héroe es, en realidad, otra alma condenada, endemoniada, dispuesta a matar.La deshumanización marca todo el largometraje a lo largo y ancho de sus 105 minutos. Observamos morir a gente, contemplamos cuerpos que se resignan a una muerte clara, como el que se queda quieto en un árbol o el que mete su cabeza en un charco. La suciedad, las enfermedades y la locura son los compañeros más fiables de todos y cada uno de ellos.
Rendirse no será una solución, con un ejército americano que no hace muchos prisioneros y unos milicianos filipinos sedientos de ganas de venganza. Por ello, la larga marcha de quienes habían sido verdugos, ahora convertidos en pobres diablos, no es sino una manera de arrastrarse por el fango pidiendo más un tiro de gracia que piedad.Hay momentos impactantes de diferentes colores, como ese bombardeo americano en el que los hombres van al suelo. Acto seguido, tras recibir una ráfaga desde el aire, los que siguen vivos levantan sus huesos (y carne) para proseguir con su arrastrado caminar. Bien pudiera ser una película de zombis. Los que mejor suerte han tenido, sin embargo, no se levantarán tras el paso del avión enemigo.
El horror y la deshumanización acaban presentes en el tour de force final donde acabará con un compañero que le menciona el canibalismo con el que sobrevivieron en Nueva Guinea. Los 'monos' que dice cazar para subsistir y sobrevivir son, en realidad, otros soldados japoneses. El momento en que lo que parece ser cierto se convierte en verdad universal es realmente duro. El rostro desencajado y enajenado de quien comete el asesinato para alimentarse, cual bestia en la jungla contrasta con la incredulidad y miedo de quien observa los hechos.Podría mencionar otros momentos como el de las botas, muy en línea con "Sin novedad en el frente", otro de los hitos antibelicistas. Cada soldado que pasa junto a un cuerpo sin vida le roba las botas. Cada uno va dejando sus botas por las que tiene puestas; el siguiente, al tenerlas en peor estado que las que ha dejado el anterior, aprovechará para cambiárselas... Así hasta quien acaba poniéndose unas botas con suelas rotas pero que son mejor que las botas casi desintegradas que porta.
"Nobi" es una gran película antibelicista, que muestra hasta qué punto el conflicto bélico puede corromper a las personas. La guerra, ya perdida, sirve de excusa para enseñarnos las mismísimas entrañas del ser humano cuando, condenado a vagar junto a las puertas del infierno, no queda otra que esperar su turno autoengañándose con tal de ganar unos pocos días más de vida. Ichikawa juega con ese pobre hombre que, cosas de la vida, hubiese agonizado menos de haber hecho caso a su superior.Nora: 8'5
Lo mejor: Cómo contemplando al protagonista quedamos tan descolocados y aturdidos como él.
Lo peor: Que es una película de emociones y quien no compre su escaso argumento puede no casar con la propuesta.






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