Con su atuendo militar o con camiseta hawaiana cuando haga falta, Russell Crowe, el mismísimo Gladiator, maneja los hilos guiando un dron o avión teledirigido, desde la base de Las Vegas. El tono cómico lo pondrán sus apariciones o, más bien, las de sus ineptos compañeros. Suerte tiene el bueno de Liam de tener de ángel de la guarda a Crowe en estado de gracia. Porque ya no será más un actor para los Óscars y hace tiempo que está en sobrepeso. Pero, al César lo que es del César, sigue teniendo ese carisma que puede mejorar cualquier producción.
Y así, lo que sería una de acción en la jungla típica y tópica y sin mucho fuste, se convierte en un pasarratos más que entretenido (siempre que aceptemos pulpo) gracias al maestro de ceremonias que es el actor neozelandés. Crowe maneja a su antojo la operación pero, mucho más allá, la película.Hay suficiente acción para disfrutar, con alguna escena bélica recomendable para el espectador sediento de operaciones especiales. Al estilo "Objetivo:Birmania", la misión será, en el fondo, una excusa para la lucha por la supervivencia y si algo puede salir mal, saldrá mal... Aunque siempre puedes esperar al séptimo de caballería a que haga acto de presencia.
Viendo el largometraje es inevitable pensar por momentos en "Bat 21" o, mucho más reciente, "Tras la línea enemiga", aquella de Owen Wilson en modo Action Man en la ex Yugoslavia, con el siempre a la altura Gene Hackman. La lucha por sobrevivir marca el punto importante de la producción y es ahí donde el tono del largometraje se vuelve algo más serio, con Crowe y las manías de su personaje, nuevamente, al mando.Resulta curioso como la película, por un momento, devuelve la realidad del día a día de esos militares con la escena del supermercado y Crowe volviéndose loco haciendo la compra tras 16 horas de operativo. No pasa nada, el montaje en paralelo entre el clímax bélico y el anticlímax que supone el dichoso supermercado tiene su cúspide con ese fantasmal final donde, sin capa, Crowe ejercerá de superhéroe.
Tiempo hay para coñas finales y para el happy end de turno. Y para que olvidemos lo irreal de algunos tramos de la película. Se aceptan gustosamente ya que forman parte del espectáculo. "Misión hostil" se digiere fácil y se olvidará mucho más fácil. Eso sí, Crowe nos demuestra que puede quedar alguna escena en nuestras cabezas para cuando pasen los años y la 'pillemos' en una tarde cualquiera.Entonces, esbozaremos la sonrisa pese a conocer qué sucederá aunque nuestro cerebro la haya olvidado. Y recordaremos, nuevamente, que no hay tantos actores con tal carisma como para mejorar cada película en la que aparecen aunque sean producciones casi de Serie B. Ahí Crowe, fiel sucesor de Woody Harrelson, demuestra lo gran actor que es, se ponga en el proyecto que se ponga.
Nota: 6
Lo mejor: Crowe siempre nos hace sacar alguna sonrisa.
Lo peor: Tener la sensación de haberla visto antes.




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