Decía lo del Western porque resulta curioso que Kurosawa, que bebía de Ford y el cine occidental aunque siempre miraría mucho la cultura japonesa, dirigiese no uno, sino dos largometrajes que han derivado en remakes del Oeste. A saber: seis años después de estos siete samuráis John Sturges dirigía "Los siete magníficos"; y en 1964 llegaba "Por un puñado de dólares" de Sergio Leone que, sin haber pagado derechos, era un claro remake de "Yojimbo" (1961).
Pero volvamos a la película que narro hoy cuya duración (210 minutos) puede espantar a muchos valientes que no conozcan el cine de Kurosawa o que no gusten del blanco y negro en la gran o pequeña pantalla de su casa. La trama es ya muy conocida, con unos campesinos que serán atacados y saqueados por un grupo de bandidos y que buscarán a la desesperada, un grupo de mercenarios samuráis que luchen por ellos.Lograrán, como el título de la película menciona, tener a siete de ellos, cuya labor será la de defender la aldea, pero que también adiestrarán a los campesinos para que luchen por sus tierras. Quienes no hayan visto jamás el film del maestro del cine japonés notarán muchas similitudes con un remake made in Hollywood que sigue al pie de la letra gran parte de la trama.
Probablemente sea la parte del reclutamiento la más sobresaliente. Poco a poco vamos viendo cómo se conforma el grupo con escenas sobrecogedoras como la del pequeño o pequeña secuestrado por un bandido y cómo uno de los samuráis entra a actuar. En un mundo de honorabilidad donde esos ases de la katana luchaban por alguna casa en concreto (como si fuera un rey) es difícil conseguir a una serie de mercenarios dispuestos a morir por una causa tan justa cono poco retributiva.Dos son los personajes que sobresalen en el variopinto grupo: ese líder de grupo, que será el más sabio y quien les va uniendo (un poco el Yul Brynner de Kurosawa); por otro, ese Toshiro Mifune espectacular de principio a fin (incluso con el culo al aire), un hombre tan peculiar y alocado que no parece seguir los ideales de los samuráis, que va borracho e incluso parecen no ver clara su presencia... Ese cuadrado en la bandera que acaba unificando todo.
El largometraje tiene momentos para todo. Desde el humor en esa camaradería que les irá uniendo, hasta la desolación, presente en todo momento en Mifune y cómo contempla las tumbas de los que van cayendo. El amor también está presente en la relación de la hija de uno de los campesinos y el más joven del grupo (algo que también cogería Hollywood).Por el camino, tres partes bien diferenciadas. Un primer acto que presenta los hechos, quienes serán los buenos y los malos, que servirá para hacer el grupo; un segundo tramo donde manda el adiestramiento y cómo campesinos y samuráis conviven llegando a ser como una familia (y donde crecerá la historia de amor); por último, un tour de force final en forma de asaltos del enemigo a ese 'fuerte' que viene a ser donde samuráis y aldeanos defienden lo suyo.
Como un buen Western fordiano, como uno de esos donde unos aguardan y fuera les llueve de todo. Esos siete valerosos samuráis que lucharán por la libertad de otros. Ya lo dirá su protagonista principal en la demoledors última frase. Dicho samurái, con un amplio repertorio de derrotas a sus espaldas afirmará que nuevamente han perdido, quienes han ganado son los aldeanos. Mientras, las tumbas de los que han caído recuerdan la derrota, hieren en la llaga, en esa herida que no cicatriza.Como todo buen Western crepuscular, como esas historias donde una vez cumplido el objetivo toca marchar a otro destino sin rumbo fijo, los que han vivido para contarlo ya no tienen nada que les ate a ese campo. Quizás, si acaso, quien ha conocido el amor, que deberá debatirse entre seguir a quien ha jurado lealtad e irse de aventuras, o aceptar la llama del amor y reconstruir la vida junto a ese pueblo.
"Los siete samuráis" es un bello canto de un pueblo oprimido. De la clase social más baja, pisoteada, abandonada a su suerte, y que no acepta su fatal destino y procura plantarle cara, con ayuda de un grupo de ¿inadaptados? Samuráis que luchan por un plato de arroz. En el fondo, todos sabemos que no lo hacen por el arroz, ni por su honor. Luchan por las causas justas, como caballeros que, por encima del dinero, buscan un mundo más justo.Por el camino, tres horas y media de puro cine de aventuras. De cine histórico samurái de la mano del maestro de ese tipo de cine. Probablemente aquí lograse su gran obra y la excelencia, pero Kurosawa también es quien ha parido obras como "Rashomon", "Trono de sangre", "Yojimbo", "La fortaleza escondida" o "Ran". Larga vida a su obra, larga vida a los siete 'magníficos' samuráis.
Nota: 8'5
Lo mejor: El reclutamiento; y algunos personajes como el de Mifune. Poesía aparte.
Lo peor: Quizás la historia de amor, quizás su duración, algo desorbitada para nuestros tiempos y lo que cuenta.






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