Al más puro estilo del neoclasicismo italiano y antes de que llegase la Nouvelle Vague, Clement mostró la guerra desde tres puntos de vista bien diferentes. En "La batalla del Rail" utilizó un tono muy documental para narrar unas hazañas de la Resistencia francesa, años más tarde en "Juegos prohibidos" nos mostró las penurias de la infancia cuando la Alemania Nazi invadió y arrasó con Francia. Entre medias de ambas, una hasta hoy no vista por mí: "Los malditos".
"Los malditos" la descubrí en DVD en la Fnac hace ya muchísimo tiempo. Se trata de una de esas ediciones que se pueden encontrar en algunas bibliotecas con mucha suerte pero que han quedado descatalogadas. No tuve osadía a comprarla entonces (todavía eran los inicios del DVD y mi colección al respecto no había arrancado como tal) y cuando he querido verla me ha costado varios años. Aprovecho estas línea para agradecer a Kurut (perfil de X/Twitter) su labor de arqueólogo encontrando rarezas como esta.Por rendir homenaje a un título que tenía muchas ganas de ver, por agradecer al mencionado Kurut su labor desinteresada proveyendo no pocos títulos de los cuales no me da la vida para ver ni un 10% y porque toca arrancar la sección #HundirLaFlota, creo que es conveniente comentar "Los malditos", de René Clement.
La trama nos sumerge a bordo de un U-Boat alemán en los días finales de la guerra. El submarino parte en abril desde Noruega y en él viajan todo tipo de personas de lo más variopintas pero con algo en común: Simpatía nazi y búsqueda de escaparse antes de ser llevados a tribunales de guerra. Al poco de partir y por pura necesidad, deciden hacer una incursión a tierra y secuestrar a un médico francés de una ciudad que había sido liberada poco antes.En esa lata de sardinas que es el submarino vemos como comparten oxígeno un oficial alemán, un miembro importante de la Gestapo, un colaboracionista francés, un científico sueco o ese médico francés (único no simpatizante con la causa del III Reich) rumbo a Sudamérica. Y es esa convivencia la que marca las pautas del largometraje.
Clement no tiene clemencia alguna con sus protagonistas y lo que les mueve. De hecho no es casual que la mujer de uno de ellos sea amante del oficial alemán dejando una especie de símil de la guerra donde un francés podría ser colaboracionista alemán pero, a la hora de la verdad, había rangos y rangos y un oficial alemán parecía tener su derecho de pernada.Así que vamos asistiendo a diferentes debates, rozando lo filosófico pero siempre con lo político de por medio, que son los que hacen avanzar la trama de la película más allá que lo que sucede (o más bien deja de suceder) alrededor. La voz en off del médico francés nos recordará a algunas obras de la Nouvelle vague o films precursores de la misma como "Un condenado a muerte se ha escapado" pero habiendo sido rodada mucho antes.
"Los malditos" tiene suficiente fuerza en su guión y puesta en escena como para sobrevivir por sí sola al naufragio o deriva al que se autosomete en su acto final. Una vez se pisa Argentina la locura y ansias de libertad no solo nublan la mente de sus protagonistas, sino que el propio Clement y el montaje no acaban de dar con la tecla.De este modo se sucederán algunas muertes peculiares en un intervalo corto de tiempo, así como las discrepancias entre diferentes miembros que derivan en algunos actos que, creíbles o no (como la obsesión nazi que, con la guerra perdida, quiere hundir un buque mercante del mismo país) acaban por hundir un poco la película.
Esa vorágine final arrastra a sus protagonistas a los mismísimos infiernos y al espectador quizás al borde de la locura. Si la película flota por sí misma y merece la atención mía y de quienes quieran descubrirla es por cómo va generando ese ambiente y como es una especie de obra de teatro submarina con una puesta en marcha original.Lástima que Clement no cierre bien lo que bien arranca, porque "Los malditos" tiene tramos, hechuras y líneas de guion de gran película, pero una ejecución no tan acertada que la deja lejos de ser de las mejores del cine francés. Aún así, como digo, y aunque el submarino no deja de ser una mera excusa y un medio de transporte hacia 'la libertad', estamos ante una buena película que busca hurgar en la herida de una Francia a caballo entre los patriotas y los colaboracionistas. Clement realizó muy buen cine sobre ello.
Nota: 6'5
Lo mejor: El sello de René Clement impregnado en toda la puesta en escena.
Lo peor: Cuando intenta pasar a la acción y el suspense d intriga comienzan a salir a la superficie, a la película parece caerle una carga de profundidad.
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