Comienzo con una eterna pendiente: "Tierra de faraones", película dirigida por Howard Hawks en 1956 con Jack Hawkins de protagonista, en el rol del faraón de Egipto, y Joan Collins como su sensual segunda esposa, procedente de Chipre. La película se enmarca en una década gloriosa del péplum y el cine ambientado en la antigüedad, con lo que comenzar con Egipto me parecía buena manera de ejercer.
No está entre mis favoritas de la época en parte porque no forma parte del cine de mi infancia, pero resulta estimulante disfrutar con una trama sencilla y un guion que va al grano dentro de la majestuosidad y en ocasiones pomposidad de este tipo de cine. La carátula del DVD que conseguí hablaba de cine épico, y sin duda lo es, si bien esa corta duración que la hace disfrutable es la que provoca al mismo tiempo que no sea del todo épica.Me explicaré mejor. Un servidor ha crecido con "Quo Vadis?", "Los diez mandamientos", "Espartaco" y "Ben Hur" como el cine de cabecera de aquellos tiempos. Todas ellas tienen en común una elevada duración que oscila entre las casi 3 horas de la de Mervin Leroy y las 4 clavadas de la multioscarizada cinta de Wyler. "Tierra de faraones" a duras penas alcanza los 100 minutos, alejándose de cualquier atisbo de glorificación y epicidad. El puro cine épico necesita de algunos ingredientes que sí tiene la película de Hawks, pero le falta uno importante: la duración.
Aún así gracias a sus 100 minutos evita que el ritmo decaiga y asistamos a una producción bien cuidada en sus detalles. Cuando la película requiere de extras, no se escatima en ellos. Tampoco en camellos. Si bien el núcleo central de la misma tiene lugar entre bambalinas del palacio Real o la pirámide cuya laberíntica y tramposa construcción conduce la trama hasta su conclusión.Tampoco nos vamos a engañar, a Jack Hawkins se le tiene en muy buena estima en este blog. Es un ilustre del cine bélico y del histórico, pero generalmente en roles secundarios es donde ha lucido más, con excepción de "Mar cruel". En Hollywood tuvo poco tiempo de estrella principal de un evento. Y en ese breve tiempo previo a "El puente sobre el río Kwai", "Ben Hur" o "Lawrence de Arabia" (todas con Oscar y él de secundario de lujo) rodó "Tierra de faraones".
La trama tiene los ingredientes que le pides a una película de su calibre. En primer lugar, servir de tributo a una época de esplendor como fue el Antiguo Egipto, con la majestuosa construcción de una pirámide. En segundo lugar, una trama con esclavos. El personaje de James Robertson Justice (breve papel en "Los cañones de Navarone") encarna a un arquitecto de una tribu que ha caído derrotada ante el faraón, y será el encargado de construir el complejo laberinto que evite que saqueen la tumba donde descansará el faraón una vez pase a la otra vida.El tercer punto y que no podía faltar es el de una trama palaciega de las que gustan, con la traición a flor de piel, encarnada en el personaje de Joan Collins, movida por la codicia y que ansía el poder y la riqueza que el faraón ostenta o pretende llevarse consigo a su sarcófago. Es esta parte, que se inicia casi a mitad de película, la que le de intriga y emoción de verdad a la obra tras un algo largo preludio que servirá para situar al espectador y una elipsis temporal que marque el largo camino y penurias de quienes trabajaban en la construcción de una pirámide.
No podía faltar el maquillaje exagerado de la época para dar un moreno antinatural a sus personajes y que pareciesen vivir en el Antiguo Egipto, y los efectos especiales del momento, bastante logrados para la época pero que hoy en día cantan. Sin batalla alguna, pero con personajes queriendo riquezas mientras otros ansían su libertad, "Tierra de faraones" va moviéndose entre sus tres principales personajes y lo que necesitan en cada momento.Asistimos a 100 minutos de cine histórico o de aventuras, quizás no todo lo épico que podría ser, pero con muchos ingredientes que la hacen interesante. Como la dirección del siempre eficaz Hawks, de los pocos directores que podría realizar notables películas en numerosos géneros tan dispares. Daba igual que cayera un Western, cine negro, bélico, aventuras o el histórico, aquí presente.
Me gustaría añadir que no quiero destripar uno de los secretos mejor guardados de la película como es todo su tramo final con duelos a muerte, traición, cobras... Pero quien busque una ración típica del cine cincuentero, que disfrute de "Tierra de faraones".
Nota: 6'5
Lo mejor: La dirección y el ritmo que impone Hawks
Lo peor: Le faltan cosas para ser una película épica a la altura de varias de su época.
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