Cuna de héroes (John Ford, 1955)

De la filmografía bélica o militar de John Ford he ido, con el paso de los años, desgranando y comentando diferentes títulos. Desde la claramente bélica "No eran imprescindibles" hasta sus Westerns de caballería. Dentro de su extensa filmografía los dramas con trasfondo bélico o militar han sido uno de los temas recurrentes tras el Western en sí. Por ello, debía saldar una deuda vigente, que era la de revisionar (únicamente la había visto una vez) y comentar "Cuna de héroes", dirigida en 1955.

Es inevitable hacer un breve inciso en mencionar aquí otro título fordiano, como es "Escrito bajo el sol" con la que podríamos decir que tiene ciertas similitudes. Ambas películas van destinadas a enaltecer a un hombre que dedicó su vida al ejército. En el caso de la aquí presente, como Sargento instructor. Y en el otro título, como miembro de la Marina que fue guionista en Hollywood y llegó a combatir en silla de ruedas durante la II Guerra Mundial.

La manera de narrar ambas historias, con mucho mimo, clasicismo made in Ford y el tener algunas secuencias poderosas, son otros elementos que las unen. Dos dramas sobre el ejército donde apenas cinco minutos entre ambos son puramente bélicos. En "Cuna de héroes" la trama se centra en exclusividad en un West Point del que apenas se moverán los personajes.

Y, antes de que alguno se me eche encima, la gran diferencia entre ambas películas es el actor protagonista. Ya que, sin desmerecer a Tyrone Power, aquí presente, él no es John Wayne. Y la emoción que debería desprender la secuencia final de "Cuna de héroes" no llega al nivel de la vista en "Escrito bajo el sol" con esa despedida al personaje principal diciéndole adiós desde el barco. El rostro de Wayne en esa escena desprende, sin duda alguna, emoción.

Me detengo un momento en el final y dejo de compararlas tras ello. Pero la escena que más ha pasado a la historia de "Cuna de héroes" es, probablemente, la final. En la misma un majestuoso desfile militar sirve para honrar al Sargento Instructor Marty Maher tras 50 años instruyendo cadetes para convertir en oficiales. Es un buen final, sin duda, para una película que pretende honrarle.

Pero lo que más pereza reconozco que me daba era el recuerdo de estar asistiendo a un drama familiar más que a una película militar. Y, en efecto, así es. Vemos diferentes generaciones de cadetes o la irrupción de dos guerras mundiales, pero en todo momento la historia se cuenta desde la intimidad del que reside eternamente allí. Arreglar las cañerías de casa, preparar unos huevos, el romance con su parienta (Maureen O'Hara). Todo es muy del día a día, si bien en 135 minutos se debe abarcar muchísimos terrenos.

La pérdida de un recién nacido se hace demasiado fría, carente en Power de la emoción y tristeza de un momento así. Sí logra convencer su rabia por no poder ir al combate durante la Gran Guerra ya que hace falta en West Point. O cómo va marcando en el libro de cadetes aquellos que caen en combate. Son diez de los minutos con mayor potencia de la película, desde la declaración de guerra hasta ese final de la misma, con la alegría de que haya acabado y la posterior tristeza de haber visto caer a otro ex cadete, replanteándose su carrera militar.

La película tiene las dosis justas de humor, con alguna que otra escena recurrente que sirva de nexo, como esas visitas de los cadetes a su casa, en 1916 tras el nacimiento de su hijo, y los últimos años, ya sin su mujer y donde diferentes cadetes le entonan la misma cancioncilla. Todo ello le da una potencia visual y emotiva en varias de las estampas de la vida de Maher. "Una gran vida" como dirán al final a cámara algunos de sus allegados. Una vida de película.

Lástima que el ritmo de una obra así, acabe siendo irregular. Pese a narrar de una manera similar a "Escrito bajo el sol" o la sensacional "El hombre tranquilo" (para mí, su mejor no Western), Ford no consigue abarcar toda la vida en una película sin que esta se resienta. Asistimos a escenas poderosas, que llegan al espectador. Pero, al mismo tiempo, no dejan de ser como fotos en un álbum, donde uno tiene la sensación de perderse muchos instantes de su vida.

Y al final da la sensación de no conseguir llegar a la excelencia pese a tener muchos momentos que inviten a ello. Con una primera parte más íntima y un tramo final con un par de elipsis temporales grandes y muy marcadas donde lo que hay entre medias es parte de la historia de los EEUU, con esas dos guerras mundiales casi pasadas de refilón, pero que (obviamente) dejan víctimas. 

"Cuna de héroes" está lejos de la perfección, y pese a ser una buena película, se me queda corta en comparación a muchos Westerns y otros dramas fordianos. Algo le falta, por mucho que el impacto y fuerza de algunos momentos o ese final puedan hacer ver que se ha asistido a una "gran película".

Nota: 6'5

Lo mejor: El fragmento de la Gran Guerra y el desfile militar.

Lo peor: Abarcar tanto implica apretar poco.

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