¡Alerta misiles! (Robert Aldrich, 1977)

Hoy me adentro en la Guerra Fría y en una de esas películas de General zumbado dispuesto a liar la III Guerra Mundial o el apocalipsis al más puro estilo "¿Teléfono rojo?: Volamos hacia Moscú". La película en cuestión es "¡Alerta misiles" del grandísimo director Robert Aldrich ("Doce del patíbulo") protagonizada por Burt Lancaster y Richard Wydmark, entre otros.

La trama nos lleva a un ex general USA y a un grupo de presos militares con los que se fuga y consigue llegar hasta una base secreta de lanzamiento de misiles con el objetivo de poner en jaque al Presidente de los EEUU y al Ejército que le dio la espalda en Vietnam. Entre las cosas que pide, además de dinero y asilo en algún país, está la de destapar una de esas tramas politico-militares relacionadas con Vietnam y por la que le desacreditaron.

Si os suena en cierto modo el punto de base, este no es muy lejano al del personaje de Ed Harris en "La roca". Pero estamos hablando de una película estrenada dos décadas antes, con Burt Lancaster en ese papel. Lo que promete, en su inicio, "Alerta misiles" es un thriller militar con la tensión de saber si apretarán o no el botón rojo.

No cabe duda que Aldrich, por genio que fuera, llegó a esta película en horas bajas. Por muy laureado que pueda parecer el reparto, la realidad es que ni la fotografía ni el ritmo acaban de alcanzar la brillantez necesaria, llegando a hacerse pesado en algunos tramos. Y eso que no paran de suceder cosas, al menos en la versión recortada que es la que suele emitirse en Televisión de unos 100 minutos. Existe una versión que alcanza casi las dos horas y media.

La fotografía y el ritmo no acaban de ser los puntos donde sujetar una película con sus estrellas en el ocaso de sus carreras. Lo que sí resulta sugerente y atractivo es, por un lado, el mensaje que, pese a visto en otros largometrajes, cumple con su cometido de pretender lograr enganchar al espectador. Por otra parte, llama el montaje con imagen partida en dos, tres o cuatro pequeñas pantallas.

Este efecto, pese a que Aldrich abuse de él consigue su propósito, que es el de generar tensión mostrando a los diferentes puntos de vista de la trama a tiempo real, en el mismo momento. Así, mientras unos amenazan con lanzar los nueve misiles que ocasionen un destrozo importante, otros pretenden acometer una misión de asalto y, en sus búnkers de turno, políticos o un General dispuesto a que la verdad no salga a la luz entablan conversaciones.

Esos momentos de máxima tensión, con la pantalla partida, acaban siendo lo más interesante de una película un tanto olvidada y quizás olvidable. Pero no deja de ser una entretenida producción donde llegamos a ver con cuentagotas la mala baba que se gastaba Aldrich contra el ejército.

Por una parte tenemos, en su tramo inicial, un bastardo personaje con animadversión contra los sargentos y que los irá matando por el puro placer del asesinato. Por otro, un Burt Lancaster que, si bien parece cuerdo, no deja de estar en todo momento amenazando con mandar al carajo la humanidad si no le dan la razón con un tema donde la tiene. Y qué decir del despreciable papel de Richard Wydmark dispuesto a emplear todas las estratagemas necesarias para enviar al infierno a esos hombres y que la verdad (que le pueda salpicar a él o a su amado ejército) no vean la luz.

También se atiza a la política. Vemos un presidente de los EEUU dispuesto a hablar con los terroristas e incluso a jugarse el pellejo. Pero, a fin de cuentas, atado de pies y manos por quienes realmente manejan el cotarro. Por mucho que él prefiera salvar vidas aun a riesgo de dejar en mal lugar a ciertos políticos anteriores y al ejército, no le dejarán hacerlo por los riesgos que conlleva.

Todo ese mejunje de personajes tan indeseables como en cualquier película de Robert Aldrich, violentos y bastardos como las muertes que se muestran, forman el equipo de "¡Alerta Misiles!", una película que no es refrescante, tampoco novedosa respecto a la Guerra Nuclear, y queda lejos de ser una de las mejores de su director. Pero, ¡Qué narices! Es una jodida película de Robert Aldrich y, como es costumbre en su cine, el ejército y los altos mandos saldrán todos escaldados.

Nota: 6

Lo mejor: El sello Aldrich atizando a diestro y siniestro.

Lo peor: Una película que no se hizo en estado de gracia.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *