Generation Kill

No suele haber sitio en este blog para las series bélicas. No porque no merezcan su reconocimiento, sino porque mi pasión por el cine y la falta de tiempo me hacen no poder dar mucha continuidad al formato. Pero tocaba saltar una cuenta pendiente, aunque fuese a trompicones. Y aquí llega la crítica de "Generation Kill".

He tardado mes y medio en poder visualizar los 7 episodios de que consta. Más o menos, a capítulo semanal como antes de la existencia de las plataformas. Una serie que, en realidad, me hubiese gustado devorar en 3 noches. Donde lo más destacable (y por ello ha hecho carrera) es su carismático protagonista: Alexander Skaralsgard.

Huelga decir que "Generation Kill" es una serie grupal, donde el protagonismo como tal cae en diferentes protagonistas, si bien es inevitable seguir de cerca al vehículo liderado por el mencionado Skarsgard y donde viaja el reportero de la revista Rolling Stones cuyas vivencias dieron consigo la miniserie que sigue la estela de "Band of brothers" trasladando la acción a Irak.

Pero hasta ahí la comparativa. Como siempre digo, la grandeza de la II Guerra Mundial en las producciones audiovisuales no ha sido alcanzada por los conflictos bélicos más modernos. Y por ello "Generation Kill" no me genera el mismo interés que otras producciones si bien el sello HBO se deja notar en un proyecto mimado a cada detalle y que narra el inicio de una guerra que continuaría.

Tampoco es tan loable la misión que les han encomendado en comparación con esa liberación de Europa que vendía la hermana mayor de "The Pacific". Resulta llamativo ese inicio donde se preparan para una invasión y comprobar los diferentes caracteres que tienen sus protagonistas. A bordo de un mismo vehículo tenemos tres prototipos diferentes de especímenes. Y no entra, en ningún momento, en los topicazos del cine propagandístico de los cuarenta donde parecía inevitable mostrar a trazos gruesos los diferentes tipos de americanos.

Tener un psicópata zumbado dispuesto a matar a lo que sea y obsesionado con ello es uno de lo momentos oscuros que se ven en la serie. Hay incluso humor que pudieramos tildar de negro cuando los daños colaterales dan con algún civil muerto entre las bromas y carcajadas de unos y las reprimendas de otros. Todo forma parte de la locura a la que podemos adentrarnos.

Uno se espera, en cualquier caso, mayor grados de muerte. Pero el ratio es el que es dentro de ese grupo que viaja a través de rumores (quien sabe si ciertos o no) destinados a odiar al enemigo. No saben muy bien porqué luchan, pero sí saben que deben cumplir con su deber. Eso es lo más llamativo del conflicto interno y externo de sus protagonistas. En ocasiones más preocupados de cagar o cascársela más que de combatir.

Y en medio de todo ello, cierto tono racista, no de la producción, sino de lo que observa el periodista con hombres en el frente. El resultado final se puede observar en ese vídeo que cierra la serie y donde poco a poco van abandonando la sala casi todos los protagonistas (menos el psicópata). Ese montaje que arranca con el grupo antes de ir al combate, como si de una despedida universitaria fuese y que va adentrándose, con música roquera, en un charco de sangre.

Contemplar los destrozos, daños colaterales y muerte que han sembrado a su paso hace que más de uno no digiera bien el golpe. En su día a día son máquinas de matar que luchan por una causa (que ni ellos saben). Cuando toca echar la vista hacia atrás y les muestran sus actos, es cuando llegan a la conclusión de la deshumanización que están viviendo.

De eso trata y versa "Generation Kill". De una generación de norteamericanos que fueron a la guerra. Y una guerra que, obviamente, les cambiaría. Esa crítica final les pega el puñetazo a ellos, pero también al espectador que, durante los siete capítulos ha viajado con ellos, reído sus gracias y, en definitiva, sido uno más de esa cuadrilla de la muerte en que se han convertido. Es como si nos estuvieran diciendo que, habiendo sido testigos de sus actos, somos cómplices de los mismos.

En resumen, notable producción que me hubiese gustado devorar con más gusto o en otro formato. Reconozco que los casi 70 minutos por capitulo se me hacen largos (50 estarían bien) pero que la serie es, probablemente lo mejor (junto a "The hurt Locker" que se ha hecho del conflicto.

Nota: 7'25

Lo mejor: Mostrar el día a día de jóvenes como otros cualquiera pero en una situación extraordinaria.

Lo peor: Capítulos algo largos.

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