¡Vámonos con Pancho Villa! (1936)

Una de las cosas que tienen tener una cuenta de Twitter con la que comentar sobre cine bélico es el poder intercambiar opiniones o descubrir títulos bélicos por parte de otros usuarios. Hace poco tiempo me llegó una peculiar, sobre una película bélica mexicana titulada "Vámonos con Pancho Villa!", rodada en 1936. Una rareza en toda regla que, para mi sorpresa, sí es un título mítico y querido dentro de sus fronteras. Tocaba verlo.

Ya los primeros planos de la película dejan entrever que ahí, pese a no tener los grandes medios de las superproducciones made in Hollywood, había mucho nivel tras las cámaras y en la sala de montaje. Una sucesión de planos que parecen ir del campo de batalla (con los cañones) hasta lo más concreto de la vida rural. Del exterior, al interior de la vida del México de 1914.

Ese año fue importante, no sólo en el país del continente americano, sino en Europa. Justo su introducción apunta hacia el horror de la guerra en general, indicándonos que su película, más allá de tratar la Revolución mexicana y la historia de hombres que lucharon por su país, versa sobre la guerra en sí, su sinsentido, la violencia llegando a los límites de lo absurdo. Y, aunque la película arranca por el camino revolucionario, acabará ofreciendo una media hora final (si no más) donde la guerra queda criticada con soltura, si bien no se puede obviar una crítica al tratamiento de los líderes revolucionarios con quienes confiaron en ellos.

Volviendo a los planos iniciales, es inevitable pensar en un genio como Eisenstein. Su inspiración se vislumbra en esa sucesión de planos que pretenden generar sensaciones en el espectador, y que volveremos a disfrutar en esos planos de masas de la gente pidiendo alimentos del líder Pancho Villa. A esa inspiración del director le podemos añadir el buen gusto por saber de cine bélico de la época. Así es como los barridos de cámara pueden recordar al "Sin novedad en el frente" de Lewis Milestone, estrenada 6 años antes del presente título.

No es la única similitud con el título antibelicista de Milestone basado en la obra de Remarque. Veamos, un grupo de hombres corrientes movidos ideológicamente por el romanticismo de la guerra y el amor a su patria, al igual que aquellos jóvenes que se enrolaron en la obra alemana, forman el grupo principal de héroes anónimos de esta película. El destino les hará ir pasando de la efusividad al amargo sabor de la muerte de sus compañeros, viendo una evolución clara en los personajes. Todo ello, además de las escenas bélicas parecen inspiradas en "Sin novedad en el frente".

La película es cierto que adolece de falta de medios, que harán que algunas escenas de combate o algún que otro momento, como es el caso de la escena donde pretenden ahorcar a algunos de los protagonistas, no tengan la fina línea de una gran película. Pero pese a los pocos medios y esas lagunas, los planos que vemos y la manera de jugar con ellos, incluyendo las escenas de masas nos hacen ver un gran director. Uno de esos que hoy en día hubieran podido dae el salto a Hollywood sin duda alguna. En una carátula de la película dentro de EEUU se inscribe una crítica donde mencionan a Fernando de Fuentes como el "John Ford mexicano". Y eso que aquí, en 1936, el director hizo una sensacional obra en una época donde Ford todavía no era el padre del Western.

La película podría estar dividida en tres partes, la última (considerándola así) transcurriría tras el último combate que se ve en pantalla. Lo que podría ser un anticlímax, Fuertes lo maneja con sensacional intriga. Hablamos de que los supervivientes tras los primeros combates que veremos en pantalla, llegarán a ver el horror de la guerra lejos de la misma. Es ahí donde contemplamos con horror la secuencia más absurda (y a la par brillante) de la película. Una de las muertes que no se le borrarán de la cabeza al espectador.

Con suma superstición asistimos a una escena típica del Western, en una taberna, con no pocos ingredientes del mismo como la música, la borrachera y un duelo... Un particular duelo. La tensión in crescendo para cuando llegue la hora señalada, una pistola, una bala... Y trece posibles destinatarios. El azar decidirá quien cae en una especie de ruleta rusa (llamémosla ruleta Pancho Villana...) donde es inevitable conocer su posible destino. La gloria y la valentía se mezclan con el absurdo y el horror de manera brillante. Y es ahí, por si quedaba alguna duda, donde los personajes principales perderán la fe en aquello en lo que creían.

Si bien la introducción nos hablaba del horror de la guerra y esa secuencia trata esos temas, es inevitable pensar en la manera en que está tratado Pancho Villa, que existe cierta crítica a aquellos líderes, Villa a la cabeza, que utilizaron a los campesinos a su favor... Hasta que no fueran útiles. Porque a la hora de la verdad, esa gloria que lleva a los leones de San Juan a ser escolta particular de Villa, les acabará llevando a la lona, a tragar tierra, a mayor velocidad en la que habían ascendido.

Todo ello se acabará viendo en ese final, que puede parecer largo para la época pero que muestra claramente el pensamiento del director. La revolución iba en tren en una dirección, y no podía frenarse. El futuro, simbolizado en ese tren que veremos varias veces, en un destino en Zacatecas, reservado para algunos, no para todos. No cabe la menor duda de que el pesimismo abrumador, in crescendo en la película, nos acabará amargando la cena tras ese primer tramo más dicharachero, casi divertido.

La película tiene camaradería, patriotismo, humor... Y al mismo tiempo los ingredientes de una buena película antibelicista. Todo unido por la causa, con un Pancho Villa que, pese a sus bromas, acabaremos cogiéndole algo de asco. Y con música, benditas canciones de la patria querida de su director, las míticas como "Si adelita se fuera con otro". "¡Vámonos con Pancho Villa!" nos lleva a México durante 90 minutos. Lo hace con el folklore y la alegría que se puede ver en sus paisanos y, de la misma manera, con el amargor de una tierra abrasada por el fuego en una guerra Civil.



Nota: 7,5

Lo mejor: Su descubrimiento. Una película antibélica sobre una temática no tan vista en nuestra tierra.

Lo peor: Los combates son poco fluidos debido, probablemente, a los medios.

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