Katyn (Andrzej Wajda, 2007)

El año que dediqué entradas al cine europeo planté par de títulos del director polaco Andrzej Wajda, autor de una de las grandes películas sobre la IIGM que se hayan hecho en suelo europeo: "Kanal". Aquella película versaba sobre el alzamiento de Varsovia, en agosto de 1944, con las tropas soviéticas a las puertas de la ciudad. Criticaba la barbarie cometida por los nazis destruyendo la ciudad, honraba a los resistentes polacos y todas las generaciones perdidas... y, al mismo tiempo y pese a haberse rodado bajo yugo soviético, dejaba claro en su inicio ese mensaje hacia la labor soviética: Ellos se detuvieron frente a la ciudad y dejaron que todo sucediera.

Fue una de las macabras partes que para la historia dejaron los soviéticos con respecto a Polonia. La otra, mucho más salvaje, genocida y cercana a las imágenes del holocausto judío, son las del bosque de Katyn de 1940. A alguno le sonará la historia porque en alguna producción referente a la clave Enigma se menciona dicho bosque. En 1939, al poco de iniciarse la guerra y con Alemania invadiendo Polonia, los soviéticos la invadieron por el Este. El resultado fue un país repartido entre Hitler y Stalin en un pacto que se quebraría en 1941 iniciándose la Operación Barbarroja y el intento de Hitler de llegar a Moscú.

En ese intervalo de tiempo donde Polonia tuvo que estar presa de dos naciones, la URSS dictaminó, vía Stalin, una atroz jugada para evitar, en un futuro, cualquier atisbo de posible resistencia: Mandó asesinar a todos los oficiales polacos que habían sido hechos prisioneros. No sólo eso, también polícias, familiares y miembros que pudieran ser contrarios al régimen soviético fueron a parar al bosque de Katyn donde, con la mayor frialdad posible, fueron asesinados. La URSS negó durante 50 años los hechos, incluso se permitió, una vez recuperada Polonia en 1945, el realizar un reportaje acusando a la Alemania Nazi de haber cometido los crímenes. Anteriormente, en 1943, los nazis habían descubierto las fosas comunes de Katyn y habían realizado un reportaje similar avisando a los polacos de sus posibles libertadores los soviéticos.

En 2007 el gran Andrzej Wajda volvía a retomar la historia de su país durante la contienda para lanzar "Katyn", película que obtuvo nominación al Óscar a la Película de habla no inglesa. La producción es un drama que no disecciona tanto cómo fueron los hechos, sino los instantes previos y, sobre todo, los posteriores a los crímenes de guerra perpetrados, y los daños derivados en la población de Polonia comenzando por los familiares de las víctimas.

De esta manera, Wajda centra esfuerzos en un reparto coral. Inicialmente más firme en unos pocos personajes pero que irá abriéndose paso a medida que avanza la historia. La historia que hace de base, con un oficial hecho prisionero que se niega a huir cuando puede y acepta su destino junto al resto de oficiales que se han "casado" con el Ejército y la de su mujer e hija y como crecen con la incertidumbre de dónde estará su marido/padre servirá para mantener la atención central del relato, al que se irán añadiendo pequeños retazos o fotografías de entonces.

La mujer del General, el hijo de un oficial muerto en 1940 y que clama venganza, el oficial que ha cambiado de bando sabiendo lo que ha pasado a sus amigos y acabará víctima de sus remordimientos, son algunos de los personajes que van apareciendo (y la mayoría desapareciendo) de la historia. Breves relatos que conforman el todo, ese cuadro de mujeres, hombres, jóvenes... generaciones perdidas para Polonia alrededor de unos hechos atroces que derivarían en posibles levantamientos posteriores. La frágil rebeldía de algunos y la denuncia de Wajda en cada pequeña historia que nos muestra servirán de aliciente para saborear la película.

Falta, a lo largo de la misma, algo que nos haga engancharnos verdaderamente a esa sucesión de eventos y al paso del tiempo como si se pretendiera borrar la memoria de los caídos y de quienes renuncian a olvidarlos. Pero para ello está el Ejército soviético, dispuesto a hacer callar a la población cuando haga falta (métodos, no obstante, similares a los que el ejército alemán lanzaría dos años antes). Del mismo modo, dos reportajes en blanco y negro serán, a lo largo de los primeros 100 minutos, los únicos momentos en los que verdaderamente al espectador se nos corte la respiración.

Ambos documentos sirven para mostrar las atrocidades, cada una contada por un bando (si bien el espectador conoce cuál es la verdad de los hechos porque nos lo informan al comienzo de la película). Reconozco sobrecogerme con las imágenes en B/N que comento, a la par que mi cuerpo pedía y exigía algo más. Una película que se titule "Katyn" debía tener los hechos, con los últimos días de esos oficiales como protagonistas y, durante todo ese tramo, apenas habían sido un rumor, un breve fragmento de la historia polaca.

Pero, por petición popular y porque es lo que tocaba, Wajda obsequia con un cuarto de hora final (o 20 minutos) que dejan el reportaje en b/n en poca cosa. Los tiros en la nuca marca soviética, la frialdad con la que van sacando de trenes o camiones a los prisioneros uno a uno para ir pegándoles el tiro, y cómo Wajda deja la cámara a medida que observamos los últimos alientos de esos polacos destroza por completo a quien contemple la película. Sin miramientos, sin sermones, sin necesidad de palabras banales, se limita a recrear esos asesinatos (algunos de ellos) con una solemne frialdad. El resultado de ese tramo final de la película te deja con mal cuerpo, y justifica el documento.

Es en ese final donde Wajda vuelve a recordarnos al mismo que dirigió "Kanal" y a esas muertes en el laberíntico alcantarillado, ese infierno particular en Varsovia que fue tumba de muchos jóvenes. en "Katyn" la película acaba siendo un irregular drama con buenos momentos pero sin lograr enganchar al espectador. Pero su final... esa escena que pedía y que, reconozco, casi me he arrepentido de haber pedido, es la morbosa y cruda realidad que se esconde tras esos asesinatos. Asistir a los mismos, a como caen uno a uno, no dejará indiferente a nadie.

Nota: 6,25

Lo mejor: El tramo dedicado a los asesinatos. Terrorífico.

Lo Peor: Tener la sensación de ir saltando de historia a historia sin un montaje o un hilo atractivo.

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