No sin mi intérprete (Crítica de "El pacto")

Guy Ritchie se ha pasado al cine bélico. O, al menos, su última película toca de lleno nuestro preciado género. Estamos ante un director con un sello muy particular en lo que se refiere al cine de mafiosos, con tramas enrrevesadas y numerosos personajes en repartos corales. Así se labró su fama... y, en mi opinión, es cuando toca ese género cuando se acerca u ofrece su mejor versión. Pero de algo se tiene que vivir y en su resurgir tras tocar fondo con su relación con Madonna ("Barridos por la marea"), ha hecho todo tipo de producciones tocando diversos géneros con un resultado irregular.

En medio de esa filmografía tan peculiar como de artesano dispuesto a tener algo entre manos, ha llegado "El pacto", que en EEUU se estrenó en el mes de abril y a España ha llegado vía Prime Video directamente a Streaming. No sin intriga, puesto que el mismo día que fue subida, la quitaron ya que el audio y subtítulos en castellano estaban desincronizados. Por suerte, el problema ya ha sido resuelto y podéis disfrutar de este thriller bélico cuya sinopsis más vale no conocer, puesto que destripa hasta el 70% de la producción.

Hay un buen gusto por la acción en cada plano de la película, con especial atención a la escena bélica que servirá de detonante. Tras la presentación clásica y sobria de personajes, Ritchie nos deja en manos de Jake Gyllenhall y Dar Salim, que serán los maestros de ceremonia que lleven el peso de la película. A lo largo de una lucha por la supervivencia que será, escena bélica al margen, el mejor tramo de la película. En él la tensión se hace palpable en cada momento, al igual que la agonía. Esa dura lucha por sobrevivir que llevará a dar título a la película ("The covenant") represente, por suerte o por desgracia, un clímax de la película.

Al film no le acaba de sentar tan bien esa partición en dos tramos bien definidos y, como si se tratase de dos películas que guardan relación, la segunda parte se resiente, en un ritmo más vertiginoso, mucho menos cuidado y que parece indicar que hubo tijeretazo, bien en la sala de montaje o bien en el guion, para no excederse del par de horas de duración. La audiencia debe mandar y el proyecto de Ritchie, dirigido en suelo español (en Alicante la mayor parte, en Aragón la base aérea) acaba perdiendo pistón, ritmo e interés precisamente en la parte en la que más interesante debería estar.

Queda aplaudir toda la primera parte de la película, muy bien orquestada, con escenas de acción y con un sprint en busca de sobrevivir marca de la casa que denota el buen gusto de Ritchie y es, quizás, de lo mejor que ha hecho su director al margen de las clásicas "Lock & Stock", "Snatch" o "Rocknrolla". El ritmo trepidante cuando llegará el anticlímax acabará decayendo en una segunda parte donde llega la acción por la acción, con una trama muy poco elaborada y destinada más a dar por concluida la obra sin aburrir al espectador que en ofrecerle una buena ración de cine.

Queda resumida, por lo tanto, esa bipolaridad que hace que Ritchie sea un director con un puñado de grandes y buenas obras pero mucha (demasiada) clase media destinada al entretenimiento banal. La sencillez de muchos elementos le aleja de la excelencia que, pudiendo intentar conseguir, no parece estar dentro de sus objetivos. Richie quiere divertir al personal y con "El pacto" lo logra, pese a que adolece un arrítmico producto, con sus altibajos. Llegando a buen destino, pero no pareciendo ofrecer nada nuevo.

Aceptemos lo que nos trae, y felicitémonos de que un director con buenas escenas de acción sin ser especialista en tal género, se haya animado a dirigir una de guerra. Entre sus proyectos próximos parecía estar una película en el Norte de África, similiar (por desgracia) a una reciente miniserie de HBO. Esperemos que continúe la cosa y "El pacto" sea solo la primera película bélica de su filmografía. "El pacto" acaba dejando, en su conjunto, un buen regusto. Y nos apetece algo más de Ritchie.

Nota: 6,5

Lo mejor: La escena detonante de la acción y toda la lucha por la supervivencia

Lo peor: Su media hora final, con una historia que podía ofrecer mucho más y donde parece limitarse a resumirlo todo para acabar el examen a tiempo.

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