La batalla de las colinas del Whisky (John Sturges, 1965)

Hoy toca pasárselo bien. Tras dedicar las primeras tres entradas de la sección de Westerns militares (sobre todo de caballería) he querido algo distendido, divertido. Para ello os hablaré de "La batalla de las colinas del Whisky" una comedia entre indios, vaqueros, mineros en huelga, mujeres pro Ley Seca y todo lo que os podáis imaginar. Un título menor, siguiendo los cánones de la época en que fue rodada, pero que tiene ingredientes suficientes para hacernos pasar una buena tarde.

La película la dirigió en 1965 John Sturges. Director de muchísimo prestigio, pero del que hay que matizar algunos aspectos. Entre 1959 y 1960 dirigió dos westerns de prestigio como "El último tren a Gun Hill" y "Los siete magníficos". Tres años después, y pese a algún desliz como "Tres sargentos", logró su obra maestra: "La gran evasión". Tras ello no volvió a volar tan alto como las tres mencionadas películas. Siguió ligado al Western gracias a una película como la que aquí os traigo, además de tener en cuenta que en el cine bélico parió par de obras entretenidas como "Estación polar Cebra" y "Ha llegado el águila".

El reparto de "La batalla de las colinas del Whisky" tiene al siempre soberbio Burt Lancaster. En un papel en las antípodas de lo que nos tiene acostumbrado. Pero precisamente ese carácter rudo que muestra en sus buenos dramas (ya sé que en obras como "El temible burlón" se le ve vis cómica) choca tanto que nos hace divertirnos con su intento de mantener la seriedad ante tanto despelote que sucede a su alrededor. Sobre todo con esa relación condenada al amor desde el principio de la película con el personaje femenino interpretado por Lee Remick. Posiblemente, la de Remick sea la mejor interpretación de la película, junto a Lancaster. Y eso que entre los secundarios tenemos a un irreconocible Martin Landau (como indio) y a Donald Pleasence como un borrachuzo oráculo.

Por poner peros desde el principio, ya que después alabaré algunos tramos, "La batalla de las colinas del Whisky" tiene esa duración eterna que parecía estar obligada para una gran epopeya circense. Es de esas películas de la época que debían hacerlo todo a lo grande para llenar las salas, aunque la premisa fuese, en este caso, reírse y pasar un rato agradable en familia o pareja. Tiene similitudes, sin duda alguna, con otras obras como "La carrera del siglo" película que, en su estilo humorístico, me parece la quintaesencia del espectáculo. Pero claro, ahí tenían a Lennon y Curtis. Superar los 150 minutos para lo que propone Sturges me parece excesivo.

Y lo es por esos 45 minutos (diez arriba-diez abajo) que servían de preludio poniendo sobre el papel a los diferentes personajes y sus motivaciones. Hasta cinco diferentes frentes abiertos que pueden derivar en alianzas, se dan cita en ese combate por el alcohol. Es ahí, con todos los contendientes de camino a encontrarse en medio de una tempestad, donde la voz de narrador comienza a resultarnos desternillante. El absurdo se apodera de la pantalla en una batalla sin precedentes, con tiros por doquier, todo el mundo tan desubicado como el espectador (y quién sabe si el director).

Es ahí donde los secundarios cobran vida, con esa huelga de transportistas, esos mineros buscando su maná y las mujeres al poder en un claro mensaje que parece muy aperturista para lo que el cine de los sesenta, o la época del Far West pudieran tener. Con el "oráculo" a la cabeza y Remick poniendo a todo el mundo en su sitio la película avanza, con esas traducciones (¿literales?) de lo que dicen los indios. Unos indios que, sin duda alguna, son los personajes que más podrían quejarse pues, dentro del absurdo no dejan de ser una caricatura que, si tenemos en cuenta como acabarían diezmados en un holocausto en toda regla, puede sonar a chiste e insulto como son tratados.

Esos tarugos (con perdón) acaban por no ser tan graciosos como pretendía su director. Quizás radique ahí uno de los fallos de "La batalla de las colinas del Whisky" Que tiene secundarios interesantes, una buena pareja de protagonistas, pero que no sabe jugar dentro del embrollo en el que acaba metida. No obstante, reitero que me sobra mucho metraje del principio y que cuando la película entra en harina con la famosa batalla y todos los tejemanejes posteriores camino de las arenas movedizas acaba resultando graciosa por momentos, divertida.

No es una obra de arte. No es un western de caballería al uso. Y alguno me crujirá por escoger una película tan amable pudiendo tener a Ford, Walsh o Peckinpah. Pero tenía muchas ganas de ver este título que mi abuelo tenía en DVD y que vagamente recordaba de cuando lo compró y lo estrenamos hará más de 20 años. Siempre apetece ver a Burt Lancaster, siempre está bien recordar a John Sturges y, de vez en cuando, va bien tomarse con humor a la caballería de los EEUU. A ella va dedicado este texto, y los once que vendrán.

La Escena

Avisando de que vienen spoilers, no puedo cerrar este texto tan cortito sobre una película tan larga, sin mencionar la escena que merece la entrada de cine y el tiempo gastado en ella. Por un lado, viene un cargamento de alcohol con el jefe y los huelguistas; por otro, los indios queriendo cazar la pócima mágica; En tercer lugar tenemos a los mineros queriendo defender que el alcohol llegue a Denver, pues están secos; En medio de este embrollo pongamos a unas mujeres que culpan al alcohol de los males de los hombres y quieren boicotear el suministro. Y a la caballería, velando por sus ciudadanos y teniendo que proteger a todos y cada una de las diferentes partes, intentando no entrar en combate con los indios, pues están en periodo de paz.

El momento en el que, mapa mediante, el narrador nos cuenta el inevitable encontronazo merece mucho la pena. Pero mucho más esa alocada escena con tempestad donde solo se traga arena por todas partes y vamos viendo a todos los susodichos personajes deambulando por ahí hasta acabar en un tiroteo donde la caballería recibe por los dos flancos. Hilarante para quien abrace este cine cómico de los años 60, que no tiene nada que ver con los hermanos Marx, ni los Monty Phyton... pero tampoco con el humor moderno del Siglo XXI. La batalla de "La batalla de las colinas del Whisky" es un hilarante momento que no pasará a los anales del cine, pero que sí quedará a buen recaudo en quienes disfruten de la propuesta.

Nota: 6

Lo Mejor: La batalla en plena tempestad y cómo amanece

Lo Peor: Le cuesta coger ritmo por ese largo prólogo para calentar motores.

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