Fort Apache (John Ford, 1948)

Arranca un mes dedicado al maestro: John Ford. Aunque la sección de Western tenía por objetivo analizar una película del western militar (principalmente de caballería), la inminente entrada de la #ligadewestern en liza donde participarán todos los títulos de caballería fordianos obligaba a tener las entradas efectuadas en estos primeros compases de la competición. Por ello, estos próximos tres lunes tocará comentar una a una las tres producciones que componen la famosa trilogía fordiana. De "Misión de audaces" ya tenéis textillo en el blog, ya que el año pasado se analizó durante la sección de la Guerra de Secesión.

Hoy toca el turno, pues, de "Fort Apache", primera de las incursiones consecutivas en la caballería de los EEUU, y que fue estrenada en 1948. La película fue rodada en blanco y negro, del mismo modo que "Rio Grande", la tercera en cuestión. Y para la misma Ford tuvo posiblemente su mejor reparto en lo que a cabeza de cartel respecta, puesto que a John Wayne, que tripetiría, tenemos ni más ni menos que a Henry Fonda en su última aparición en el cine durante un tiempo. El duelo interpretativo que nos regalan ambos es, probablemente, el punto álgido de la película.

Ford puso sobre el tablero unas fichas similares a "La diligencia". Entonces reinventó un género denostado y dedicado a la aventura, para darle un carácter mucho más maduro y serio. El Western necesitaba ese impulso y ya en los 40, cuando Ford tocaba algún Western, dejaba ese sello diferenciador. Lo haría, sin duda alguna, en una trilogía dedicada al cuerpo de Caballería pero, sobre todo, a los hombres que los componen y a las mujeres e hijas que les aguardan en casa. La vida militar, ese pánico a la vida civil y la convivencia familiar en un lugar recóndito donde unos hombres sirven a su país, serían temáticas recurrentes que veríamos en primer lugar aquí.

Porque la maestría de "Fort Apache" no radica en tener más indios ni más batallas, quizás ni siquiera en la trama en sí. Su grandeza está en la perfecta unión y sincronía entre todos los elementos. No es una de aventuras en el Lejano Oeste con un fuerte, indios y caballería. Esa es, simplemente, una mera escusa para abordar en profundidad temas mucho más espinosos y que rara vez trataba el cine. Pero Ford sí que lo haría, rindieron honores a los hombres que construyeron América, a la par que atiza, cuando toca, a la política de turno.

Y esa dualidad queda impregnada en ese final que merece un análisis serio y contundente de la situación. En él vemos al personaje de John Wayne alabando a su hasta hace poco tiempo superior, el Teniente Coronel Thursday, elogiando su heroica batalla contra los indios. Hasta ese momento, la relación entre ambos personajes había sido más cercana al odio, cada uno en las antípodas del otro. Sin embargo, el Capitán Kirby York es consciente de que por encima de cualquier ego está el ejército de los Estados Unidos. De ahí la vital importancia de sus palabras.

Ante la atenta mirada de los periodistas, York hace política. Que es lo mismo que contemplamos hoy en día cuando alguien de rango importante en la sociedad o en la política muere. Salen las buenas palabras incluso de sus mayores detractores. Ese comentario de Wayne ocupando el hasta entonces "trono" de Thursday no se debe entender como una manera de cambiar radicalmente la moralidad del personaje (que también podría entenderse así visto su nuevo rango) sino como un homenaje póstumo a quien debe ser licenciado con honores. Contar la verdad en ese mismo momento, únicamente haría daño a ese ejército al que Ford rinde tributo en boca de Wayne, cuyas últimas palabras serán bastante similares a las que su personaje de "La legión invencible" explicará al inicio de dicha segunda muesca en la trilogía.

Pero, ¿Y qué había pasado antes? Pues para ello toca poner en situación la idea de Ford, de llevar a cabo una versión de un relato de James Warner Bellah. El autor de historias del Oeste cortas serviría de inspiración para las tres películas, con Frank S.Nugent en el guion. Cabe destacar que, en palabras del hijo de J.W.Bellah, este era racista, algo que choca contundentemente con el mensaje que Ford nos quiere lanzar en esta película, donde los indios son tratados con respeto. En ese sentido, el personaje de Kirby York (Wayne) es la extensión del director en la película.

A fin de cuentas en "Fort Apache", inspirado en una obra titulada "Massacre" que le viene como anillo al dedo con ese final, no es sino un acto de revisión de Little Big Horn aunque camuflado. Aunque la biografía del General Custer y el Teniente Coronel Owen Thursday no guarden necesariamente todas las similitudes, el carácter del personaje de Fonda, déspota por momentos y racista a más no poder, además de hastiado de estar en esa fortificación de Arizona, sí tiene sus similitudes con Custer. Y el desenlace de la obra no puede ser más claro y contundente en ese camino. Cuando Thursday, movido por su ego y su grandeza, decide mandar a la guerra innecesariamente a sus tropas y caer claramente en una emboscada con todo por perder.

Ese heroísmo desprendido en su último acto en pantalla, cuando malherido y con Kirby intentando llevarle a la retaguardia donde se han parapetado algunos supervivientes, decide volver a liderar a quienes siguen aislados y aguardando una muerte segura, muestra la locura y la grandeza de un personaje al que Fonda dio toda su alma. Y, según su hija, que le venía que ni pintado a cómo debía ser él como padre y marido en la vida real (pero ese es otro asunto). Su último plano en pantalla es, sencillamente, sobrecogedor y excepcional.

Porque Ford, consciente o no, deja a esos hombres aislados y rodeados esperando al enemigo como en Little big Horn. Y ahí toca echar la vista atrás y ver el heroísmo de Errol Flynn y su General Custer de "Murieron con las botas puestas". En aquella heroíca y sensacional aventura de Caballería, el alocado personaje sale muy bien parado. Fue tal el blanqueamiento histórico que a muchos todavía les hace daño a los ojos cuando ven esas escenas finales. Aunque, nada nuevo, Flynn ya había ejercido en "La carga de la brigada ligera" de un personaje alocado que llevó a la muerte a los suyos y que, paradojas de la vida, el cine transformó en héroe justificado. Esa justificación del título de Walsh y la muerte de Flynn poco o nada tienen que ver con la de "Fort Apache".

Porque en apenas un plano, con una polvareda que no nos deja ver con exactitud qué está sucediendo, esos valerosos hombres de caballería pasarán de una pose de valientes que van a morir, a muertos anónimos. Ni un solo plano que nos los muestre para llorarles. Pasan los indios, una nube de polvo... y el ego de Thursday se quedará allí junto a sus hombres. Una muerte similar en características a la de "Murieron con las botas puestas". Pero donde en un título lloras la muerte del personaje, en el otro contemplas con horror como sus delirios han llevado a su muerte y, peor aún, a la de los que le rodean los ha arrastrado con él.

He querido comentar largo y extenso todo ese tramo final porque me parece el sello especial de la trilogía. De las tres películas es ese final el más mítico, el más trabajado, el más logrado. Y es el duelo interpretativo entre Fonda y Wayne el que inunda la pantalla en todo momento. Durante su hora y media previa asistimos a la vida civil en un fuerte, con bailes, romances, comedia, entrenamientos y la lejanía de una guerra que no debería salpicar pero que el teniente Coronel de turno intenta avivar. Justo lo contrario que un capitán York que respeta a los indios y trata con ellos en son de paz.

Especialmente interesante resulta la escena del baile interrumpido por un York que venía de parlamentar con los jefes indios y había llegado a un acuerdo para una charla amistosa. Charla que el propio personaje de Fonda se encargará de que no sea tal desde el momento en que decide enviar a todo el Regimiento de una manera torpe e incomprensible, pese al aviso de York de que él no quiere quedar de mentiroso. Esa tensión entre los dos personajes llegará a su punto álgido justo antes del combate final donde por desaveniencias, Thursday le ordenará quedarse en la retaguardia con tal de evitar, de este modo, tener en el momento crucial del combate a un oficial subordinado dispuesto a no cumplir órdenes.

Es curioso contemplar como el personaje de Wayne aquí se muestra como un hombre de fuerte moral e ideología, dispuesto a no cumplir alguna orden de su superior cuando llega un momento donde deben cuestionarse. En producciones superiores donde Wayne tendrá algún rango superior, le tocará defender una postura mucho más militarista y jerárquica, donde el mensaje estará claro: Los soldados deben cumplir órdenes, no debatirlas. En ese sentido se moverán gradualmente y con muchísimo interés sus siguientes dos personajes de la trilogía. Pero eso, ya vendrá en las próximas entregas.

Mi comentario final de "Fort Apache" es que, oculta en mi filmografía al haberla visto únicamente una vez, no había disfrutado tanto de todo ese duelo de egos o de la batalla final que son, sin duda alguna, lo más interesante de la trilogía junto al personaje de Wayne en "La legión invencible". La realidad es que, como película, quizás esta sea la más completa en ese aspecto, al mostrarnos la vida familiar por un lado, y dos hombres tan opuestos jugando con la tensión in crescendo. Que la paz se convierta en guerra por la torpeza de unos políticos pero, sobre todo, de un oficial movido por su ego y orgullo, es otro de los puntos que da interés a la película.

Y, como detalles, esa polvareda que se levanta en la escena cumbre y que previamente habíamos visto en una escena donde la caballería galopa en busca de salvar una diligencia son marca de la casa. Un detalle del Director de Fotografía que quedó realmente espectacular y que merece la pena comentar claramente. Es sensacional, al mismo tiempo, contemplar como ambas escenas se mueven con el mismo patrón, pero en una la caballería cabalga lejos de la cámara y de la nada vemos llegar la diligencia a salvo; Mientras que por el otro lado asistimos a una absurda muerte. Dos caras de la moneda, mismo patrón. Ford hizo un Western que, pese a estar olvidado por sus grandes tres películas del género, merece muchísimo la pena tener en estima.

Nota: 8

Lo Mejor: El duelo interpretativo entre los personajes de Wayne y Fonda, y ese Little Big Horn.

Lo Peor: Que el drama familiar parezca que la película no avanza en el aspecto bélico o de Western. pero es una sensación falsa, pues cada línea de guion hace avanzar la tensión hasta el punto álgido.

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