Los niños del Brasil (Franklin J.Schaffner, 1978)

Hoy toca una película que toca más la Ciencia Ficción que el cine bélico, pero que guarda bastante relación con la II Guerra Mundial o, más concretamente, con el III Reich... O el IV, que es el que parece pretender montar el protagonista de "Los niños del Brasil", film dirigido por el ganador del Óscar Franklin J.Schaffner ("Patton") y que estaba basado en la novela de título homónimo del escritor Ira Levin ("La semilla del diablo").

Para el film, Schaffner contó con dos pesos pesados de la interpretación como Laurence Olivier y Gregory Peck. Ambos lideran la película si bien apenas tienen una escena en común. Dos monstruos ya entradetes en edad como los personajes a los que interpretaban: El cazador de nazis Ezra Lieberman (personaje ficticio) y el ángel de la muerte, el Dr.Muerte... el mismísimo Josef Mengele, al que daría vida Peck. Junto a ellos una lista de secundarios que contó con James Mason, Lilli Palmer... O incluso el gran Steve Guttenberg antes de aquellos maravillosos ochenta ("Cocoon", "Cortocircuito" o "Loca academia de policía").

La obra (y por ende la película) parte de una premisa cierta: Josef Mengele se esconde en Brasil en los años 70; unido a un temor de la época: la existencia de nazis escondidos en Sudamérica que siguen reuniéndose con la mente puesta en volver a ver triunfar a la Alemania Nazi (el mencionado IV Reich). A ello se añade la Ciencia-ficción en forma de la clonación humana como elemento que le da a la película su potencia para el tramo final una vez que el cazador de nazis descubra qué trama el 'bueno' de Mengele.

Como decía, no estamos ante una película bélica, ni mucho menos, sino ante un thriller que maneja con buen tino el suspense y que contó con un Gregory Peck que, pese a sus excesos en momentos, alcanza a ser tan despreciable como el personaje al que interpreta. Nunca habíamos visto al bueno de Peck llegar a esos niveles, acostumbrado a ser el buenazo de la película. Olivier, por su parte, nos regala otro gran papel para la historia de sus personajes. De hecho, sería nominado a Globo de Oro y al Óscar por este personaje.

La película va cociéndose a fuego lento, manejando la trama con bastante precisión pese a ser una de esas películas setenteras a las que da la impresión de no haberle sentado tan bien el paso del tiempo. No pasa nada, disfrutar se disfruta igual con esa ¿Persecución? O carrera contrarreloj para conseguir cada uno de sus protagonistas el objetivo marcado.

Entre las escenas macabras destaca una en una presa en Suecia. Un nazi teniendo que ajusticiar a otro nazi de pro que por cuestiones de la vida se ha escondido en el país Escandinavo. Será él mismo el que de la órden al sicario de una manera un tanto curiosa, recordándole que prometió servir eternamente al Reich. Una impactante escena con el gran Wolfgang Preiss de por medio. Otro de los ilustres que aparecen en la película.

La lista de 94 nombres de personas de 65 años que deben ser ejecutadas y el misterio del motivo de dichas ejecuciones marcará la primera parte de la película. En la segunda observamos como Ezra (Olivier) va descubriendo pistas y, con él, el espectador va consiguiendo los mismos datos. Hasta el punto álgido donde se nos da un nombre clave (escena en la que tenemos a otro ilustre, Bruno Ganz). El espectador, para entonces, si ha estado atento, habrá descubierto lo mismo que, por si las moscas, Olivier se encargará de darnos masticado.

Posiblemente el tramo final de la película sea lo más pobre. Con ese sueño del Reich en decadencia pero con un Mengele ya casi de asilo dispuesto a seguir esa meta que lleva años preparando en las sombras, todo llevará a la escena cumbre con nuestros dos protagonistas, unos perros y otro de esos "niños del Brasil" que dan título a la obra. Una escena que cierra, por un lado, la trama de la película pero que pide a gritos averiguar algo más. Tal y como el epílogo se encargará de ofrecernos.

Si en España existe una película titulada "¿Quién puede matar a un niño?" (Peliculón, por cierto), en el desenlace la pregunta estará en el aire. Ezra, el cazador de nazis, lo tiene claro. Si le hubiesen garantizado que delante suyo hubiese tenido la oportunidad de matar al Hitler de 14 años, no lo hubiese hecho. Él no puede ir contra niños, aunque esas 94 criaturas puedan ser hij@s del mismísimo diablo. Aunque sepa que su futuro les deparará ser unos asesinos.

El resultado final es una buena película. En muchos momentos notable, pero a cuyo ritmo no acaba de sentarle bien el paso de los años. Una buena trama de nazis en Sudamérica, con un ingrediente fantasioso. Sin duda, una serie de elementos que la convierten en suficientemente atractiva como para disfrutar con ella. Y vosotros, ¿Habéis disfrutado de ella?

Nota: 6'75

Lo Mejor: Esos dos grandes actores que fueron Olivier y Peck

Lo Peor: El paso de los años no parece sentarle bien.

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