En la semana del cine bélico de Netflix la primera en llegar ha sido un corto entretenimiento que no acaba de encontrarse a sí misma en el maremagnun de referencias que parece querer tocar. O, quizás, no ha sabido dar con la tecla en lo que respecta a como llevar a cabo su "atraco" al corazón de los espectadores. "El robo a Mussolini" tiene buenos mimbres para un entretenimiento mucho mayor y feroz de lo que acaba siendo.
No comienza mal la nueva película de Renato De Maria, con una primera media hora que calca el ABC de este tipo de cine: Presentación del personaje principal y de la trama con algo de acción, con un montaje muy eficaz o, cuanto menos, efectivo, donde se nos narra como se monta esta cuadrilla de "Violentos de Kelly" a la italiana que irán como locos a por el oro. Ese Oro de Mussolini que acabará por no ser más que un señuelo para que el espectador pique, pues llegará un momento de la película donde el oro parezca importar bien poco, pues ninguno de sus protagonistas parece dejar entrever que le interese.
Y eso es un error de bulto perpetrado por los guionistas, quizás ausentes en sus labores, que no han dotado de chicha alguna a una trama que podría resultar atractiva. Ni siquiera han seguido ese mencionado ABC del cine de atracos resultón y disfrutable que parece prometer en sus primeros treinta minutos. Media hora que es, sin lugar a dudas, lo mejor de la película, abrazando el tono comiquero con incluso animaciones "molonas" que harán que los amantes de este tipo de cine aplaudan por momentos a De Maria.
Pero hasta ahí todo lo que podía ofrecer. La película cae en su propia trampa intentando introducir subtramas argumentales a cada cual menos trabajada. Ninguno de sus protagonistas, exceptuando el principal, tiene definido rasgo alguno. Se limitan a ser estereotipos desaprovechados, sin oficio ni beneficio en la película, y tan prescindibles que el director se olvidará de ellos de un plumazo. Porque sí, 90 minutos después hay protagonistas que no sabes bien qué habrá sido o será de ellos, ni parece importar a nadie en ese desenfrenado tramo final ejecutado con cierta torpeza en la sala de montaje.
Es como si alguien hubiera dicho "Hasta aquí el guion" o "hasta aquí el presupuesto". Una película con una producción bastante conseguida o, digamos, cuca. Que esconde, no obstante, en sus tres o cuatro decorados todas sus limitaciones. Pues analizándola fríamente, estamos ante un presupuesto de decorados digno de una serie tipo "Velvet" pero algo más trabajada. Ves que se adecuan a una época en concreto (1945) pero que todo queda reducido a cuatro paredes en la mayoría de escenas, muy similares todas ellas.
No ayuda, para nada, el exceso de personajes secundarios que van entrando y saliendo a la trama de manera poco gloriosa, sin muchos minutos y meras comparsas para poner trabas en la historia de atracos y de amor de su protagonista principal. Protagonista que, como digo, es el único un poco trabajado en la caracterización. Todos ellos no acaban saliendo en pantalla ni teniendo en la misma las líneas de guion que merecería la pena destacar. Exceptuando generosamente al villano. Un villano que es un "meme" como villano, pero que al menos le dejan alguna escena de lucimiento personal.
La película descarrila en su nudo para, en su atropellado y 'speedoso' desenlace acabar por huyendo hacia adelante sin vergüenza torera alguna. Conscientes del embrollo en el que se han metido y sin encontrar solución alguna, acaban por meter con calzador todo lo que suene a tiroteo y explosión con tal de contentar al espectador, como si de una mala traca final de fuegos artificiales se tratara.
No se puede obviar ni ocultar cierta sonrrisilla en cuanto al intento de humor de una película que parece prometer comedia y parodia y no acaba de dar con el tono en sus noventa minutos. Eso sí, en lo que respecta al atraco, el estilo propio de director y tropa no es otro que el llevárselo todo por delante (decorado incluido). Al final, se olvidan de qué estaban haciendo, intentan salir airosos y la película acaba, de alguna manera, porque debe acabar.
Digno de elogio, eso sí, es que ni director ni nadie del proyecto parezca querer considerar trascendente su propuesta. Se aleja de ese cine al que estamos cada vez más acostumbrados, que se cree más importante de lo que es y alcanza los 140-150 minutos con suma facilidad rellenando de paja su insulso contenido. De Maria y los suyos saben que lo que tienen para ofrecer a duras penas daba para 90 minutos, así que les aplaudo que no hayan querido estirar el chicle con esas subtramas que únicamente traban una hasta entonces interesante película.
Nota: 4
Lo Mejor: La primera media hora, con animación incluida. Buena presentación de personajes a posteriori desaprovechados.
Lo Peor: Que en algún momento se les ocurrieran formas tan flojas de dar continuidad a la trama o generar subtramas y, en lugar de tener más días para el braimstorming decidieran que todas estaban fenomenal.
No comienza mal la nueva película de Renato De Maria, con una primera media hora que calca el ABC de este tipo de cine: Presentación del personaje principal y de la trama con algo de acción, con un montaje muy eficaz o, cuanto menos, efectivo, donde se nos narra como se monta esta cuadrilla de "Violentos de Kelly" a la italiana que irán como locos a por el oro. Ese Oro de Mussolini que acabará por no ser más que un señuelo para que el espectador pique, pues llegará un momento de la película donde el oro parezca importar bien poco, pues ninguno de sus protagonistas parece dejar entrever que le interese.
Y eso es un error de bulto perpetrado por los guionistas, quizás ausentes en sus labores, que no han dotado de chicha alguna a una trama que podría resultar atractiva. Ni siquiera han seguido ese mencionado ABC del cine de atracos resultón y disfrutable que parece prometer en sus primeros treinta minutos. Media hora que es, sin lugar a dudas, lo mejor de la película, abrazando el tono comiquero con incluso animaciones "molonas" que harán que los amantes de este tipo de cine aplaudan por momentos a De Maria.
Pero hasta ahí todo lo que podía ofrecer. La película cae en su propia trampa intentando introducir subtramas argumentales a cada cual menos trabajada. Ninguno de sus protagonistas, exceptuando el principal, tiene definido rasgo alguno. Se limitan a ser estereotipos desaprovechados, sin oficio ni beneficio en la película, y tan prescindibles que el director se olvidará de ellos de un plumazo. Porque sí, 90 minutos después hay protagonistas que no sabes bien qué habrá sido o será de ellos, ni parece importar a nadie en ese desenfrenado tramo final ejecutado con cierta torpeza en la sala de montaje.
Es como si alguien hubiera dicho "Hasta aquí el guion" o "hasta aquí el presupuesto". Una película con una producción bastante conseguida o, digamos, cuca. Que esconde, no obstante, en sus tres o cuatro decorados todas sus limitaciones. Pues analizándola fríamente, estamos ante un presupuesto de decorados digno de una serie tipo "Velvet" pero algo más trabajada. Ves que se adecuan a una época en concreto (1945) pero que todo queda reducido a cuatro paredes en la mayoría de escenas, muy similares todas ellas.
No ayuda, para nada, el exceso de personajes secundarios que van entrando y saliendo a la trama de manera poco gloriosa, sin muchos minutos y meras comparsas para poner trabas en la historia de atracos y de amor de su protagonista principal. Protagonista que, como digo, es el único un poco trabajado en la caracterización. Todos ellos no acaban saliendo en pantalla ni teniendo en la misma las líneas de guion que merecería la pena destacar. Exceptuando generosamente al villano. Un villano que es un "meme" como villano, pero que al menos le dejan alguna escena de lucimiento personal.
La película descarrila en su nudo para, en su atropellado y 'speedoso' desenlace acabar por huyendo hacia adelante sin vergüenza torera alguna. Conscientes del embrollo en el que se han metido y sin encontrar solución alguna, acaban por meter con calzador todo lo que suene a tiroteo y explosión con tal de contentar al espectador, como si de una mala traca final de fuegos artificiales se tratara.
No se puede obviar ni ocultar cierta sonrrisilla en cuanto al intento de humor de una película que parece prometer comedia y parodia y no acaba de dar con el tono en sus noventa minutos. Eso sí, en lo que respecta al atraco, el estilo propio de director y tropa no es otro que el llevárselo todo por delante (decorado incluido). Al final, se olvidan de qué estaban haciendo, intentan salir airosos y la película acaba, de alguna manera, porque debe acabar.
Digno de elogio, eso sí, es que ni director ni nadie del proyecto parezca querer considerar trascendente su propuesta. Se aleja de ese cine al que estamos cada vez más acostumbrados, que se cree más importante de lo que es y alcanza los 140-150 minutos con suma facilidad rellenando de paja su insulso contenido. De Maria y los suyos saben que lo que tienen para ofrecer a duras penas daba para 90 minutos, así que les aplaudo que no hayan querido estirar el chicle con esas subtramas que únicamente traban una hasta entonces interesante película.
Nota: 4
Lo Mejor: La primera media hora, con animación incluida. Buena presentación de personajes a posteriori desaprovechados.
Lo Peor: Que en algún momento se les ocurrieran formas tan flojas de dar continuidad a la trama o generar subtramas y, en lugar de tener más días para el braimstorming decidieran que todas estaban fenomenal.
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