La noche de los generales (Anatole Litvak, 1966)

Llevaba mucho tiempo queriendo revisionar esta película que me supuso un chasco cuando era pequeño debido a que esperaba una de guerra y me encontré con una de "asesinatos". La trama policiaca predomina en "La noche de los generales", pero eso no quita que estemos ante una interesante película con la II Guerra Mundial como telón de fondo, el bando nazi como protagonista y una doble moral en cada uno de sus protagonistas realmente digna de elogio. Tocaba revisionarla.

La película, decía, la dirigió Anatole Litvak ("Decisión antes del amanecer") en 1966 y contó con un reparto estelar. Liderando el equipo, dos miembros procedentes de "Lawrence de Arabia": Peter O'Toole y Omar Shariff. El primero, en el papel del General Linz, uno de los sospechosos del brutal y macabro (y sexual) asesinato de una prostituta que trabajaba para los alemanes como agente. El segundo, por su parte, como el Mayor (posteriormente ascendido a Coronel) encargado de seguir la pista y que, años después, todavía seguirá queriendo esclarecer lo ocurrido.

A estos dos artistazos que lo bordan, toca sumar nombres como los de Tom Courtenay, presente en numerosas películas bélicas en la década de los 60, tales como "Rey y patria" u "Operación Crossbow", Donald Pleasence ("La gran evasión") o Philippe Noire ("El viejo fusil") en el papel de un investigador francés que colabora con la Resistencia. Diferentes tramas se irán uniendo para bien de una película que trasciende al género de policiaca y que acabará picoteando un poco de cada género gracias al buen guion obra de Joseph Kessel y Paul Dehn.

Los hechos
La película arranca con un brutal asesinato de una prostituta polaca. Un hombre ha podido ver que el pantalón de quien marchaba del lugar de los hechos era de un General alemán. Lejos de no creerle, el investigador del caso, un sensacional Omar Shariff (si bien poco creíble como alemán por rasgos físicos) querrá esclarecer los hechos. Habrá tres principales sospechosos, sin coartada aquel día: El General Linz (O'Toole), El General Kahlenberge (Pleasence) y el General Von Seidlitz-Gabler (Charles Gray). A partir de ahí iremos observando que todos ellos tienen algo que esconder, pero por diversos motivos.

De esta manera la película abarcará diferentes territorios como Varsovia en 1942, París en 1944 ya con los aliados en Normandía e incluso a modo epílogo (y con píldoras antes), la Alemania de la posguerra en 1965. Tres prostitutas serán el nexo entre todas esas secuencias, asesinadas bajo las mismas condiciones. El paso del tiempo no prescribirá para un obsersionado Shariff, y para un viejo amigo (Noiret) cuya voz nos va narrando los hechos del pasado.

La película
El montaje será clave en este momento, puesto que tras el primer asesinato ya nos dirá la voz de un entrado en edad (mediante maquillaje) Noiret que se ha cometido un asesinato en Alemania. Desenpolvará un viejo asesinato en Varsovia y, de esta manera, en una breve escena, el espectador sabrá que la trama proseguirá una vez terminada la guerra pues el asesino no habría sido descubierto (o, al menos, no atrapado). Pese a esos flashbacks pequeños, la película trasncurrirá casi exclusivamente en el pasado, y únicamente los últimos 15-20 minutos se destinarán al desenlace ya en el presente.

A lo largo del recorrido se verán diferentes momentos históricos, con la Operación Valkiria como elemento clave. Destacar la presencia de Christopher Plummer como el Mariscal Rommel en una breve escena, la que acaba con él herido tras el ataque de un avión, en la víspera del día clave de la Operación Valkiria: 20 de julio de 1944. Así pues, ese momento histórico será el que rodee a la trama parisina, con el General Linz dando vueltas por la ciudad a petición de los otros dos generales, que callan debido a sus planes de derrocar a Hitler.

Quizás lo que le falte a la trama policiaca es algo más de fuerza en su propia trama. La película acaba picando en otros terrenos, como la mencionada Valkiria o los esfuerzos del General Linz de liarla en el Ghetto de Varsovia con un drástico plan que Hitler aplaudiría pero que no gusta al resto de Generales. Un hombre sádico, escrupuloso... y meticuloso, pero con una locura que iremos viendo poco a poco, va in crescendo. Tanto que mediada la película el espectador ya conocerá suficientes detalles como para desenmascarar al asesino.

"Así como se cuelgan medallas a los que matan en masa, la justicia castiga a los que matan al pormenor" (Coronel Grau, Omar Shariff)

No obstante, toca señalar que la buena labor de Litvak tras las cámaras, y el buen hacer de todo el reparto hará que la película se siga con placer pese a su larga duración y pese a estar tan dispersa en el tiempo. La trama acaba atrapándonos y abrazamos la locura del General Linz cuando observa (¿Sobreactuando?) el cuadro de Van Goght que acabará teniendo similitudes con su reflejo en el espejo. Ese símil que viene a reflejar la locura del genio, tanto por el artista holandés, como por el "artista" que se cree un Linz que juega a ser Dios y actúa como un Rey.

El montaje acaba dando la sensación de tener numerosos cortes, dejando a la Operación Valkiria algo de lado en muchos momentos. Algo que se agradece en pos de la trama policiaca pero que acaba derivando en que la diferencia de peso protagonista de sus tres generales sospechosos decante la balanza. Al final O'Toole es el alma del proyecto con permiso de un Sharif del que desde el principio se agradece su postura. Totalmente contraria al nazismo, a él le importa poco incluso lo que pase con Hitler. No defiende ni a unos ni a otros, simplemente vive obsersionado desde diciembre de 1942 con atrapar al asesino de aquella prostituta y hacer justicia.

Una justicia que, paradojas de la vida, no acabará siendo tal. El desenlace dejará la sensación al espectador de que ha vencido claramente el villano de la película. Y, aunque finalmente se destape todo y el mundo pueda conocer la verdad, la ausencia de un juicio y tribunal en esa toma final refleja a las claras que la justicia se ha hecho... pero ¿A qué precio?

"La noche de los generales" acaba siendo una notable producción que pese a abarcar instantes clave de la II Guerra Mundial y tener par de escaramuzas... pese a tener uniformes alemanes en todos los planos de la película y flirtear con la Resistance, no deja de ser una película policiaca camuflada de cine bélico. Pero una notable producción, una buena película de un director de los de antes, cuidada con mimo y con un ritmo lento pero sin pausas, en constante avance, para generar en el espectador esa sensación de impaciencia y, al mismo tiempo, irle ofreciendo las pistas necesarias. Quizás como título de suspense y policiaco no sea top, pero como mezcla de géneros donde podríamos incluir el de terror, es un buen producto.

Escenas
Los planos iniciales que coinciden con los créditos, observando las medallas y demás menesteres de un General alemán nos pondrán en situación. Pero a partir de ahí es difícil quedarse con una escena por encima de otra, aunque quizás los dos momentos clave sean los siguientes:

Por un lado el momento en que el Mayor Grau, antes de ser ascendido, va a ver al General Linz, el único que parece no querer ocultar nada. Sin embargo, Linz está en plena Operación, poniendo a prueba su gran plan con el Ghetto de Varsovia. Lanzallamas mediante, cañonazos de tanque también, logrará su propósito acribillando a aquel que se resista y sembrando el caos y la destrucción. Shariff observa en segundo plano la secuencia y marchará antes de que Linz le pueda dar audiencia, saliéndose de este modo con la suya, y siendo la segunda muestra del tipo de persona con el que estamos tratando.

La otra gran escena es la primera conversación entre el ya Coronel Grau y el Inspector interpretado por Noiret. En ella se dicen frases poderosas como la que he destacado en negrita un poco más arriba. Vemos la obsesión de Grau y esa amistad que irán entablando dos personajes que se respetan porque ambos buscan, por encima de todo, la verdad. Pese a pelear en diferentes bandos y ser consciente Grau de que Noiret es miembro de la resistencia. La posterior escena en un restaurante será otro punto a favor de estas revelaciones.

Se podría destacar el diálogo que mantienen Grau y Linz en la que es la tercera y última escena juntos de O'Toole y Sharif, que apenas aparecen en pantalla conjuntamente. Pero resulta una de las más atropelladas y prefiero quedarme con la Operación Valkiria. Un montaje ágil y rápido nos mostrará brevemente el atentado, la llamada telefónica activando el plan Valkiria, y cómo el General interpretado por Donald Pleasence informará a otros oficiales sobre el procedimiento a seguir, que implicaría apresar al General Linz, uno de los pocos oficiales de alto rango en París que sigue sin saber de qué va la fiesta, mientras disfruta de la noche parisina.

Nota: 7

Lo Mejor: Shariff, Noiret, O'Toole... todo el reparto estelar y la trama

Lo Peor: Como cine policiaco no entra demasiado en la materia de intentar despistar al espectador para atrapar su atención.

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