Fugitivos rebeldes (Hugo Fregonese)

Para veranito había pensado en que dentro de la sección de la Guerra Civil Americana se analizara una película más cortita que las que venía haciendo. Tras algunos títulos importantes encadenados como "Misión de audaces" o "Gettysburg" y previo a otros títulos de renombre que faltan, "Fugitivos rebeldes" complía holgadamente con el requisito. Una película de apenas 79 minutos, dirigida por el argentino Hugo Fregonese con una filmografía un tanto curiosa pero que labró carrera fuera de su país natal, y con Van Heflin como estrella y Lee Marvin en uno de sus primeros papeles. ¿El resultado? una película más disfrutable de lo que pensaba.

La corta duración, sin duda, ayuda a que se pueda ver del tirón en una mañana o tarde. Como una de esas sesiones de La 2 o Cine Trece en las que no solo no desentonaría sino que sería un sugerente título. Yo he tenido que echar mano de Youtube para ver un clásico olvidado que tiene ingredientes interesantes que la convierten claramente en una de las mejores obras de su director. Un argentino dirigiendo una obra sobre sudistas en el Norte de los EEUU, curioso planteamiento. Como curiosos son algunos honorables aspectos de una película que pese a contener escenas que pudieran llevar al odio, resume todo en una frase, aquella que el personaje de Van Heflin le dice a la mujer a la que coge cariño: "¿Tú perdonarías?".



De eso acaba yendo la película, de la fina línea entre el odio y el deber. De como un grupo de oficiales del ejército confederado, fugados de una prisión en el Norte decide, desde Canadá, perpetrar el ataque a una localidad fronteriza perteneciente al Ejército de la Unión. El objetivo, además de asaltar bancos, es el de sembrar el caos y arrasar con la ciudad. Por el camino, el oficial al mando, interpretado por Van Heflin, se introducirá en la vida de esa localidad, flirteando incluso con una bella dama (Anne Bancroft), todo por su patria.

Iremos viendo el cambio de ese personaje, poco a poco teniendo el espectador la sensación de que se ablanda. Ya no es ese hombre que miraba con odio a una bandera sureña que iba a ser subastada. No, ahora es un hombre que parece besar los ideales de la Unión, a diferencia del resto de integrantes de su particular ejército que, desde fuera, lo único que quieren es acabar con esa ciudad y, si se puede, con todos sus habitantes por civiles que sean. Entre ellos destacan un despiadado y borrachuzo interpretado por Lee Marvin que, obviamente, generará problemas a la operación.

Pero, nada más lejos de la realidad. Van Heflin, pese a haberse ablandado y no tener esa necesidad de odio pues ha comprobado que los que allí residen son "hermanos" que defienden valientemente sus ideales, unos ideales opuestos al suyo, acabará demostrando que lo primero que llama es el deber. Y él, como oficial confederado se dispondrá a ejecutar la misión. Sí, siendo consecuente con su nueva moralidad dónde más allá de la guerra ve a valientes civiles que le han acogido como uno más sin conocer su pasado. Queda reflejado esto último en ese niño con el que tan buena relación tiene y que llegará a tener esa duda existencial entre, por un lado, desear que pierda su hasta entonces amigo pero, por otro lado, no querrá que le atrape el ejército de la Unión.

La duda quedará en el espectador ante lo que se ha observado. Pues el protagonismo recae en un hombre confederado en la Unión. Los hechos a los que asistimos como espectador nos podrán parecer deleznables. Pero, así es la guerra. Así fue esa guerra entre hermanos, y Van Heflin encarna perfectamente a ese loable oficial confederado en tierra de Yankees. Asistimos al desenlace creyendo en todo momento que no puede acabar de otra manera que... y, sin embargo, para mi sorpresa, su final resulta disfrutable y totalmente honorable con lo observado.

Queda la sensación de que ni hay vencedores, ni vencidos. Aunque el ejército del Sur parezca ganar la partida por esta película, no podemos dejar de ver a Van Heflin y cómo su posible futuro romántico se va al traste por defender sus ideales. Él ha cambiado, pero el uniforme que viste y al que juró lealtad, no.

Sin duda la escena final, los últimos 20 minutos de la película son lo más destacable. Hasta entonces se va cociendo a fuego lento, con conceptos básicos para que el espectador medio no se pierda ni aunque esté haciendo la colada. Y, al final, saca toda su artillería para una conclusión a la altura no ya de la película, sino de mejorarla considerablemente. Hasta ese momento es un correcto trabajo bien hilvanado y con pocos ingredientes sorpresa. Un ¿Western? para mucha gente, pero drama bélico en toda regla cuya conclusión, personalmente, me ha satisfacido.

Por el camino es ese personaje de Van Heflin y su moral la que campa a sus anchas. Protagonista principal, que no único, de la propuesta, y cómo va avanzando la operación a medida que su odio disminuye y crecen otras sensaciones. En contrapunto tendremos al oficial de la Unión que resulta ser un cobarde y que, en el momento de la verdad, como no podía ser de otra manera, defenderá loablemente aún a riesgo de perder la vida, esa bandera de la Unión. Un pueblo que parece alejado de la guerra porque el frente está en otro sitio, pero que claramente tiene una postura política que choca con la de nuestra estrella del proyecto es la excusa para este interesante título que, bajo el nombre de "The raid" aquí se título "Fugitivos rebeldes". Para que supiéramos bien de dónde procedían.


Nota: 6,5

Lo Mejor: El disfrutable tramo final
Lo Peor: No deja de ser un ejercicio correcto de cine. Entretenimiento de casi Serie B.

Comentarios

  1. La película está basada en una historia real. La incursión en St. Albans, en Octubre de 1864. La más al Norte durante el conflicto. Pero de poca trascendencia, más allá del dinero robado. Ocurrió al mismo momento que El Norte, con Sheridan a la cabeza, y en el que destacaría ciertamente Custer, ganara en la batalla de Cedar Creek, que fue el puntillazo final para que Lincoln ganara finalmente la reelección en noviembre de 1864.

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