Crítica de "El hombre del norte"

Robert Eggers, uno de los directores con mayor legión de fans en las redes, dispuestos a reconocer obras maestras en cada obra suya, está tras las cámaras de "The Northman", el hombre del norte, título que recupera a los vikingos, aunque de moda en el formato streaming, para la gran pantalla. El resultado, es una película tan disfrutable que, pese a mantener el sello del director, es más amable en cuanto a contenido para el espectador medio.

Tras esa genialidad visual, pero particular de contenido (personalmente me dejó frío) que fue "El faro", en "The Northman" el director nos lanza a una leyenda vikinga sobre el príncipe Amleth. Sí, no es una broma, el "Hamlet" de Shakespeare se basa, sin duda, en esta leyenda. ¿O no recordamos que se trataba de un príncipe danés el protagonista?. Lo mismo toca decir de "El rey león", del que podemos encontrar similitudes en el Rafiki particular en el que se convierte el siempre carismático Willem Dafoe, que está en su salsa en su segunda colaboración con el director.

Si algo sobresale en la nueva obra de Eggers es la majestuosidad del paisaje. La belleza poética de cada plano, en gran parte gracias a la genial elección de localizaciones, y en otra parte al buen ojo de Eggers para las simetrías y la ubicación de cámara son los dos ingredientes más salvajes que tiene la película para lograr una majestuosidad técnica inigualable. Olvidándonos de batallas o duelos durante gran parte del metraje para contar su historia, con tramos en lenguaje vikingo, a la par que observamos recónditos lugares que no parecen de este mundo, quizás más cercanos al Valhalla al que pretenden llegar al final de sus vidas los personajes de la película.

¿Y Qué hay de la sangre? Los espectadores más sedientos de ella la acabarán contemplando, pues el realismo del cine actual en un director sin tapujos y que en "El faro" iba a calzón quitado, nos lleva a la brutalidad como ejemplificación de una época sin ley. El tono gore de algunas salvajadas que observamos, que la acercan mucho más al cine de terror del que había bebido Eggers que del cine épico que parece pedir normalmente un título así, está ahí, inherente al film y a sus personajes. Y eso no quiere decir que no vayamos a ver epicidad, porque aquí la hay.

Más cercana al cine actual que a "Los vikingos", esa notable producción con Kirk Douglas y Tony Curtis en el reparto, pero mucho más cercana a esa joya de la naturaleza sin precedentes ni muchos seguidores en el cine que es el "Excalibur" de Boorman. Porque Eggers coge la mitología vikinga y la pone al servicio de la obra, aceptando ese realismo mágico en un mundo repleto de brujería, de valkirias y de dioses. Los ritos, paganos o religiosos, a la orden del día y un buen gusto para saber en qué momentos jugar con lo onírico o esos otros mundos. Siempre dejando la sensación abierta de que lo que observamos puede ser real o imaginación.

Esa conjunción mitológica, unida al cine de terror acerca por momentos a la producción a ese in crescendo de barbarie en que se convertía "Midsommar" obra de otro de esos directores tocados por la varita mágica de los seguidores del Siglo XXI, Ari Aster. De esa obra parece coger el gusto poético de los rituales ancestrales. Lo logra, porque quien haya visto la obra de Aster no podrá apartar el ojo de la pantalla sin saber de donde vendrá el siguiente golpe de un montaje hilvanado para hacer avanzar la historia, sin cerrarse en banda en lo onírico que sí hacía una obra muchísimo más personal como "El faro".

Pero volvamos a la epicidad de "Excalibur" que aquí la podemos tener en ese tramo final, con algunas similitudes a la obra de Boorman, y la aparición espectacular de la valkiria, al galope volante, no dista mucho de los álgidos momentos en los cuáles Excalibur salía o volvía a su lugar de origen en el fondo del mar, con ese ya mítico plano de la mano cogiendo el arma. Incluso en "El hombre del norte" el arma forjada para cumplir profecías no deja de guardar similitudes con la fama de Excalibur, quizás el arma más famosa jamás llevada al cine.

La mezcla de cine de terror cocido a fuego lento, con la epicidad de la época vikinga tiene sus aliados en un buen reparto donde sobresale un Skarsgard (sin duda, nombre más vikingo que Amleth) cuya presencia física impone a primera vista, con especial mención a ese tour de force rodado con maestría por un director que pareciera acostumbrado (y no es así) a la lucha en la gran pantalla. Ese asalto a la aldea se aplaude con las orejas, al igual que todo el in crescendo final con unos personajes obligados a cumplir con el destino. Personajes donde toca resaltar por encima del resto a una Nicole Kidman cuyo discurso en "Su escena" entra dentro de la cabeza del espectador, y del protagonista, para no salir nunca más de ahí.

No se puede olvidar mencionar la sensacional banda sonora compuesta por Robin Carolan y Sebastian Gainsboroug, que arranca con una tonalidad vikinga y dejes de cine medieval para abarcar el oscurantismo mundo de fantasía tenebrosa a la que nos invita el director. Sin su aportación, desasosegante, la película no sería la misma. Al igual que es capaz de enviarnos a las mismísimas brasas del infierno cuando llega el momento, o nos podemos imaginar el Valhalla en ese tono épico donde plano y música se unen a la perfección. Sin duda, una composición milimétricamente pensada, y que atrapa al espectador en esa isla en los confines del mundo, de la que no poder salir. Al igual que esos personajes, obligados a cumplir con el destino.

El director actual que más mima las leyendas y las mitologías lo ha vuelto a hacer, aunque en esta ocasión en una obra más redonda y mucho más agradable a ojos del espectador medio. Como acostumbra a pasar en estas historias, el romanticismo (aunque siga los cánones de la época) y el parón en su ritmo vertiginoso del inicio, que recuperará cuando entra en el género de terror y barbarie, es su único lunar en un notable película hecha para disfrutar de principio a fin. Y, como el director propone, para dejarse perder en sus paisajes y esas cuevas de sabiduría mitológica. El Valhalla ha abierto sus puertas a Eggers.

Nota: 7,5

Lo Mejor: Paisaje, planos y Banda sonora, todo al servicio de una película hecha con muy buen gusto.
Lo Peor: La parte central, hecha para dar respiro al espectador acaba siendo más que un respiro o un breve impass.

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