Quo Vadis (Mervin LeRoy, 1951)

Es Semana Santa y hoy me voy a saltar alguna regla del blog para traer una película que no contiene batalla alguna que la pudiera considera bélica. Ni siquiera me atrevería a incluirla dentro del ciclo histórico-bélico pues, aunque aquí he mencionado algún que otro título de romanos, en "Quo Vadis" no hay lucha alguna, a excepción de la escena final en la arena del circo, a diferencia de otros títulos de romanos como "Espartaco" o "Gladiator" que sí tienen en el combate entre ejércitos una parte importante de la trama.

Pero, como digo, es Semana Santa y para ello quería compartir con vosotros mi pasión desde pequeño por este tipo de cine, con "Los diez mandamientos" a la cabeza o, como digo, esta "Quo Vadis" que era mi película de romanos favorita en mi infancia. Tenía esa parte del circo que la hacía especial con su tramo final, y a un Nerón (interpretado por Peter Ustinov) que era constantemente el alma de la fiesta por muy papanatas que parezca o sea. Y de ello voy a hablar hoy, de Ustinov, de Genn, de una producción única para la época y que iniciaba la era dorada del Péplum. Porque sí, así lo reza el cartel de la carátula del DVD que tengo, "Antes que Gladiator, antes que Ben Hur... estuvo Quo Vadis?".

La película es religiosa, no se puede negar que el amor y el romanticismo inundan la pantalla en todos los tramos. Con Robert Taylor como el General Marco Vinicio y su amada interpretada por Deborah Kerr, o el de su tío Petronio, representado por un sensacional Leo Genn, cuya sirvienta/esclava le abre su corazón. De abrir corazones va el resto del metraje, con Pedro y Pablo (los apóstoles) predicando, con algún momento de apariciones, y con Cristo, el señor, presente a lo largo y ancho de cada plano (al menos en alma) y en cuerpo en algún flash-back o en esa voz que le presta a un niño para que Pedro, en un momento dado, vuelva a buscar a sus amigos en Roma, que corren peligro.

Pero si algo sujeta la película a lo largo de toda la producción no es la trama de amor entre los dos rostros principales de la película. Si algo le da esa potencia y misticismo que la eleva a la categoría de gran película es el dúo sacapuntas representado por Nerón y Petronio. El papanatas de Nerón, con un Ustinov desatado, que pese a su amaneramiento y sus minutos musicales, en realidad es un hombre prendado de la sensualidad de Poppea (Patricia Laffan), uno de esos personajes que va ganando peso en la trama a medida que parece perder el de Petronio, como mano derecha de Nerón.

Pero ambos dan los mejores puntos a la película. Desde esos inicios donde el bueno de Petronio parece amagar con ser el único dispuesto a criticar a Nerón, pero acabando siempre por suavizar sus palabras por no malherirle, aunque su rostro refleje en muchos momentos lo contrario... hasta ese final con Petronio decidiendo quitarse la vida sintiéndose culpable de que Nerón haya decidido incendiar Roma y no estando dispuesto a seguirle el juego. El momento cumbre de Leo Genn con su despedida, a punto de la muerte, destacando que puede perdonarle a Nerón muchas cosas pero no ese arte con el arpa que es, directamente, insoportable. El momento en que Nerón recibe la carta, tras verter dos lágrimas en un frasco por su querido Petronio, al que no "le ha dado permiso para morir" también tiene su gran punto.

Ustinov, como decía, desatado, con Genn más comedido. Pero ambos demostraron ser lo mejor de una producción que se llevó hasta ocho nominaciones a los Óscars incluyendo Mejor Película y, sí, a ambos actores como Mejores secundarios. Acabaría ganando Karl Malden por "Un tranvía llamado deseo", a estos dos monstruos que, en estado de gracia, dejaron su sello para la románica y colosal "Quo Vadis", una película con una fotografía muy de la época y unos efectos visuales que hoy en día cantan a la vista pero que en su momento demostraban ser muy avanzados para la época. De esta manera toca destacar las imágenes del incendio de Roma, o las del circo romano como las más destacadas de la película.

Circo Romano
Me detengo un momento para hablar del circo romano. De como los cristianos fueron pasto de los leones, los que no, de las llamas crucificados. Esas llamas a las que habían evitado durante el incendio de Roma. Todo ello por gracia y pleitesía de un Nerón auspiciado y recomendado por la perversa Poppea. Dejándose para el final esa lucha entre bestia y hombre, o entre bestia y animal, con el poderoso Ursus luchando a muerte contra un toro por evitar la muerte de la bella Ligia (Kerr). Ante la atenta mirada de todo el circo y como, en ese momento de extrema sapiencia, Nerón hace caso omiso al pueblo bajando el pulgar que incluso sus más allegados le recomendaban elevar al cielo. Acabando, de este modo, con su poder sobre Roma.

¿Un emperador perdiendo prácticamente en la arena del circo su corona de laureles? ¿Os suena? En efecto, "Quo Vadis?" se saca de la manga el final de Nerón, del mismo modo que lo haría Ridley Scott en "Gladiator". De hecho, el incendio de Roma sí aparece bien narrado en el año que toca (64 d.c.) pero en la película vemos que los hechos del final acontecen poco después, mientras que en la vida real la muerte del Emperador Nerón fue cuatro años más tarde del famoso incendio. Al igual que los historiadores, por mucho que hubiera rumores, destacan que Nerón ayudó a las familias romanas tras el incendio, y que son infundados los rumores de que el propio emperador prendiera fuego (o lo ordenara) a la ciudad eterna.

Holocausto cristiano
Lo que sí que es cierto, es que el Emperador Nerón y sus pretorianos realizaron todo tipo de operaciones para dar con los cristianos, que se ocultaban a los ojos de Roma y sus dioses, para ofrecerse a su deidad única. La matanza de cristianos, muchas veces como parte del circo, es cierta... como dicen algunos historiadores que lo fue, que se les culpó del incendio de Roma, tal y como vemos aquí a Nerón y a Poppea alcanzar el acuerdo de culpar a los cristianos para que el pueblo no la tomara con su Emperador.

Aquí empiezan las similitudes entre Nerón y un tal Adolf Hitler. Ambos, incomprendidos a su modo de ver con su arte (uno con el arpa y el otro con el pincel), los dos con un sueño para su gran ciudad: Esos planos de Nerón contemplando su nueva Roma tras el incendio contrastan con Hitler y sus planos del Nüremberg ideado para ser su gran ciudad aria. No contentos con ello, uno culparía de sus problemas al pueblo cristiano, mientras el otro lo haría con el judío. En ese modo, ese Nerón que manda pese a parecer un hombre tan débil no es muy diferente al Hitler de la II Guerra Mundial. El destino de ambos, acabar suicidándose o muriendo con el enemigo a las puertas de su reinado.

El signo de la cruz y Quo Vadis?
"Quo Vadis?" ya tuvo su versión muda, al igual que sucedería con "Los diez mandamientos" o "Ben Hur". Si bien en el caso de la presente película, la versión inicial sí tuvo en el cine italiano (en 1913) su primera superproducción. Antes de que en 1951 llegara la película que comento, en 1932 aparecería "El signo de la cruz", película dirigida por el gran Cecil B. De Mille (autor de las dos versiones de "Los diez mandamientos") y que contaba precisamente la historia reflejada en "Quo Vadis?" pero variándola ligeramente para pasar el filtro necesario como obra autónoma.

Sin embargo ahí están Nerón y Poppea, en este caso representados en el grandísimo Charles Laughton y la sensual y erótica Claudette Colbert, cuyo destape no pasó el filtro del código Hays de la época pero que hoy en día podemos contemplar tal y como fue parida. Tenemos a un General romano interpretado por Fedric March, cuya historia de amor con una cristiana inundará la pantalla a la par que rechaza a Poppea. ¿Queréis más similitudes? Ahí está el incendio de Roma y como los cristianos fueron enviados al circo a ser devorados por bestias. El recital del circo que nos propone Cecil B.De Mille es todavía superior al de Le Roy, con imágenes que ponen los pelos de punta por su dureza, sobretodo habiendo sido rodada casi 20 años antes.

Eso sí, a diferencia de "Quo Vadis?" y su amable final con el amor de los protagonistas y donde el Cristianismo parece salir vencedor de la lucha, propiciando el final de la era Nerón, en "El signo de la Cruz" la película concluye con los protagonistas camino de una muerte segura en la arena, donde no habrá salvación posible en esta vida. Sí, posiblemente, en la siguiente, tal y como su fe y amor por Dios les hace creer. Sin ser superior, "El signo de la cruz" sí tiene momentos sensacionales a lo largo de la película que merece la pena recordar, si bien "Quo Vadis?" tenga su épica y merecida fama.

Militarismo
Concluyo mi comentario sobre la película recordando la parte si bien no bélica, sí militarista de la obra. Nuestro querido héroe, que debe recordar que únicamente es un hombre, tal y como le espeta quien sujeta su corona de laureles que le honra a su llegada de Roma, es un vencedor, al igual que Máximo Décimo Meridio, es un hombre que viene de vencer a las tropas bárbaras en el Norte y llega a Roma victorioso con su Ejército. Una vez ahí, verá como su poder va menguando y no por ello conseguirá el amor de Ligia. Deberá acabar creyendo él también en Dios, abrazarlo, ver el Cristianimo in situ, para comprobar que la vida que llevaba no era todo lo honorable o justa que él creía.


El ejército también tiene su parte importante por cuanto es quien provoca la caída de Nerón. Mientras en el circo mueren cristianos, se busca una rebelión que acabará con el cambio de Gobierno en Roma. Todo orquestado por el ejército a espaldas del emperador. Cuando los centuriones bajan a la arena (o al barro) a defender a su comandante en jefe, este les recordará, en una imagen muy cercana a la de Russel Crowe pero salvando las distancias, quien es el incendiario de Roma, y que la rebelión está en marcha (algo que también sucedía en el tramo final de "Gladiator"). El militarismo, pues, tiene su parte importante por cuanto fue importante en el expansionismo y los cambios de Gobierno de la Antigua Roma.

Balance
El resultado final es una película espectacular de principio a fin. Casi tres horas de puro entretenimiento de la época. No hace falta grandes combates, pero sí grandes escenas con actores dando el callo mucho. con Ustinov y Genn siendo el alma de la fiesta, pero con diferentes momentos para que todo el reparto tenga sus momentos de esplendor a la par de tener escenas míticas como el incendio de Roma, con Taylor sacando por el alcantarillado a los cristianos, o toda la parte del circo, incluida la crucifixión de Pedro tras cuidar de su rebaño.

Los decorados, el vestuario, ese colorismo que quizás no tuvieron muchas películas pero muy de la época. Todo son ingredientes de una gran superproducción, de esas en las que hace falta numerosísimos extras antes que ordenador, como muestra ese desfile militar a mayor gloria, quien sabe si de Marco Vinicio o del propio César. Pero, sin duda, la película sí está a la altura de los dioses, de la exquisited del arpa y canto de un incomprendido Nerón, y al amor y la fe que mueve montañas de todos esos cristianos. Una película muy de Semana Santa, y el primer gran péplum de la era Dorada de Hollywood. "Quo Vadis?" es CINE, con mayúsculas.

Nota: 8,5

Lo Mejor: Nerón y Petronio. Esa relación de amor incomprendida.
Lo Peor: Quizás mucho romanticismo o historias de amor no necesariamente religiosas

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