El último duelo (Crítica)

Catorce meses. Ese es el tiempo que he estado sin pisar una sala de cine debido, más que al Covid, a menesteres familiares. Por fin he vuelto a una sala para disfrutar de lo nuevo de Ridley Scott, que este año ataca por partida doble, y del retorno como guionistas de los oscarizados Matt Damon y Ben Affleck, que vuelven a compartir pantalla en ese "El último duelo" que nos retrotrae a la Edad Media, concretamente a la Francia del Siglo XIV.

La producción, basada en hechos reales, narra la violación y posterior duelo para demostrar (o no) su inocencia de Lady Margueritte. Un tema que debió causar estupor en su momento, al rebelarse contra un sistema casi establecido, y que nos recuerda (por desgracia) que algo que suena tan lejano y del medievo parece no haber evolucionado tanto hasta nuestros días. De hecho, la película no logra, ni pretende, desvincularse del #MeToo del que parece ser hija.

Ese trasfondo es el que aporta lo bueno y lo malo de lo nuevo de Scott. Lo bueno en cuanto a ese interesantísimo personaje interpretado por Jodie Comer cuyo protagonismo va en in crescendo ofreciendo una perspectiva enigmática y altamente interesante pese al excesivo tono condescendiente en comparativa con sus dos principales compañeros de reparto, algo más planos o, cuanto menos, con dos caras bien marcadas y opuestas. Lo malo de ese tono #MeToo es que no aprovecha del todo sus virtudes guionísticas o de montaje.

Concebida con muy buen ojo como una "Rashomon" del medievo europeo, con permiso del gran Kurosawa, el hecho de no esconder sus cartas y mostrarlas sin rubor alguno fastidia, hacia mitad del metraje, parte de su poaible gracia. El hecho de hablar de la verdad de una historia que se zanjó en un duelo donde Dios dirimiría quien tenía razón, no hace si no favorecer a la producción para poder escoger diferentes caminos como inicialmente parece pretender. Nada más lejos de la realidad, a la que Comer devora la pantalla el guión se vuelve sensiblero, evidente y la película pierde esa crudeza que había aportado en las dos partes masculinas.

El equilibrio se hace difícil, pero se consigue gracias a dotar de protagonismo a las tres patas del banco, con Ben Affleck más pendiente de estar en su salsa y no molestar en exceso, y las dos horas y media que dura la película se pasan rápido en una butaca de cine. Y eso no es algo fácil cuando se arranca con la potencia demoledora de un duelo (aunque falte el We will Rock you de Queen) a la antigua usanza, con Damon y Driver desatados, para que un flashback nos deje con las ganas durante más de dos horas. La espera, no obstante, merecerá la pena.

La merece, en primer lugar, porque una buena historia, buenos actores y la buena mano de Scott, aunque maniatado o limitado en sus funciones debido a lo que se quiere contar, hacen de la película un pasaje recomendable donde cada escena tiene pequeños detalles de la vida de la época en los que merece la pena detenerse. Con Comer de mujer coraje, al fin del mundo si hace falta, aunque ello desaproveche por momentos ese duelo de egos entre Damon y Driver. En segundo lugar, la película tiene ese duelo final que (no puedo hacer spoilers)... ¡Ay, que duelazo! Donde se pone toda la carne y sangre en el asador.

Scott muestra ahí, con todo detalle, la dureza y salvajada de una lucha sin tregua, a muerte. Con ese espacio reducido y con público que nos retrotraerá inevitablemente a una de sus obras cumbre (mi favorita de su filmografía) "Gladiator". Damon y Driver no serán Crowe, pero el sueldo se lo ganan, junto a los dobles, para obsequiarnos con el merecido colofón final. Antes, eso sí, el amigo Ridley ya había dejado pequeños escarceos bélicos donde la sangre corría por los verdes prados y los ríos. Pero las exigencias de la historia evitaban recrearse en exceso en ellas. Una lástima, puesto que si algo demuestra el director octogenario es disfrutar rodando ese tipo de escenas.

El resultado de "El gran duelo" es una película que merece mucho la pena ir a ver al cine. No decepciona aunque los más puristas puedan ver exagerado por momentos el discurso del #MeToo en una trama donde inicialmente parecen llevar los pantalones los dos protagonistas con mayor caché. Apuntaros el nombre de Jodie Comer, pues toca seguirle la pista. Y a la espera de que el cine bélico vuelva a las salas, toca disfrutar con algunas batallas campales (las menos, y cortas) en la Edad Media, y con un "El último duelo" que nos regalan Scott, Driver y Damon, que saciará los apetitos de los sedientos de sangre. "¿¡Os habéis divertido!?"

Nota: 7,25

Lo Mejor: Comer como mujer coraje, como protagonista y cuando Scott se pone el traje de batalla, duelo final incluido
Lo Peor: guionísticamente las licencias #MeToo, necesarias por momentos pero excesivas en la tercera historia.

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