Hoy en la sección de cine histórico-bélico nos adentramos en el continente asiático y más concretamente en lo que hoy en día se conoce como Mongolia, para hablaros de una película que supone el mayor borrón en la carrera de quienes participaron en ella. Desde su productor Howard Hughes hasta la gran estrella del proyecto, John Wayne, "El conquistador de Mongolia" (The conqueror) supuso un sonoro fracaso de público y crítica que acabaría por suponer la última gran superproducción de la extinta RKO ("Ciudadano Kane", "King Kong"...).
Se trata de un proyecto maldito en boca de todos, y que tiene la leyenda negra de haber sido la causa de la muerte de más de la mitad de quienes trabajaron en ella. Entre ellos, el propio John Wayne, aunque viviría 23 años más, contraería un cáncer de estómago que, se dice, tuvo mucho que ver con el rodaje de esta película en la árida Arizona. Concretamente la película se rodó en una zona cercana a pruebas nucleares y, pese a que se comentó que no tendrían problemas en el futuro, la realidad fue bien distinta. Numerosos miembros del reparto morirían por problemas físicos, muchos de ellos en los años siguientes a la producción de esta película.
Este no sería el único problema grande con el que se encontrarían. El rodaje y posproducción llevaría a la película a dos años enteros, algo muy extraño en la época, pero no tan extraño en las producciones de Howard Hughes que, recordemos, se tiró tres años para estrenar "Los ángeles del infierno", inicialmente muda y finalmente sonora. John Wayne llegó al proyecto porque le atrajo la idea de hacer de Gengis Khan. Nadie le asesoró lo suficiente para alejarse del mismo, bien fuera por su salud (por el tema mencionado del rodaje) o por como sería acribillado, con razón, por la crítica especializada. Y es que no hay nada peor que ver a un Cowboy de profesión con ese bigote y esas pintas de conquistador mongol. Un despropósito.
Historia
Se trata de un proyecto maldito en boca de todos, y que tiene la leyenda negra de haber sido la causa de la muerte de más de la mitad de quienes trabajaron en ella. Entre ellos, el propio John Wayne, aunque viviría 23 años más, contraería un cáncer de estómago que, se dice, tuvo mucho que ver con el rodaje de esta película en la árida Arizona. Concretamente la película se rodó en una zona cercana a pruebas nucleares y, pese a que se comentó que no tendrían problemas en el futuro, la realidad fue bien distinta. Numerosos miembros del reparto morirían por problemas físicos, muchos de ellos en los años siguientes a la producción de esta película.
Este no sería el único problema grande con el que se encontrarían. El rodaje y posproducción llevaría a la película a dos años enteros, algo muy extraño en la época, pero no tan extraño en las producciones de Howard Hughes que, recordemos, se tiró tres años para estrenar "Los ángeles del infierno", inicialmente muda y finalmente sonora. John Wayne llegó al proyecto porque le atrajo la idea de hacer de Gengis Khan. Nadie le asesoró lo suficiente para alejarse del mismo, bien fuera por su salud (por el tema mencionado del rodaje) o por como sería acribillado, con razón, por la crítica especializada. Y es que no hay nada peor que ver a un Cowboy de profesión con ese bigote y esas pintas de conquistador mongol. Un despropósito.
Historia
La película nos muestra la vida de Gengis Kan antes de ser conocido como tal. Su nombre, Temuyín, es poco conocido por los no puestos en historia y es el nombre que recibe Wayne a lo largo de todo el metraje. Únicamente al final se nos dará la pista de quién fue el enorme Gengis Kan. La película muestra, como digo, esos inicios donde se haría con el trono de emperador mongol y, tras derrotar a una tribu de tártaros, iniciaría sus conquistas. Eso sí, la película estará camuflada en todo momento por una historia de amor que es la que mueve al personaje a lo largo y ancho de las casi dos horas que dura la producción.
"El conquistador de Mongolia" tiene suficientes ingredientes que podrían haberla hecho una gran película de aventuras de la época. Un presupuesto bastante grande que el propio cartel no escondería (hasta seis millones de la época), un actorazo al frente como era John Wayne, en plan superestrella, y una Susan Hayward que si bien su carrera en cuanto a títulos no fue tan grande desprendía sensualidad en cada fotograma de la película. La Banda Sonora de Victor Young (uno de los primeros en morir tras el rodaje de la película) también tiene ese tono aventurero necesario para triunfar.
Los parajes, si bien no eran los de Mongolia, tal y como hubiera preferido Hughes pero que por motivos de la Guerra Fría lo hacían inviable (Mongolia estaba situada junto a la URSS, hoy en día junto a Siberia), daban el pego bastante bien. Porque aunque pueda en muchos momentos parecer un Western en todo su esplendor, se trata de una película de aventuras con espada con un argumento de base y unos ingredientes como el de alta traición, romance y liderazgo... que la hacían carne de ser una gran película. En muchos momentos, la producción parece recordar a ese cine de los años 30 liderado con Errol Flynn.
Pero John Wayne pese a sus virtudes y ser más grande que Flynn, no es un actor hecho para este tipo de producciones. Y, sobretodo, el americano medio no lo contemplaría en otro rol que no sea el de un cowboy o soldado americano (si acaso boxeador anglosajón), con lo que su papel como mongol chocó (y choca, para quien lo vea) con el bueno de "Duke". Es ahí donde la película chirría bastante y hace que el espectador ponga sus sentidos en intentar averiguar qué narices hacía Wayne en el proyecto.
Pero una película no puede ser buena o mala únicamente en función del atrezzo o, en este caso, del vestuario y maquillaje de un Wayne con cara de circunstancias haciendo su rol de cowboy pero disfrazado de Gengis Kan. La película acaba siendo un despropósito por otros motivos que tienen que ver mucho con el nudo argumental. Decía que sus bases eran buenas. Una trama aceptable para arrancar la historia, un romance, la relación con su hermano (interpretado por Pedro Armendáriz, que se suicidaría tras conocer que tenía cáncer terminal) y un par de escenas a galope con combate final que ya las quisieran muchas películas de entretenimiento de la época.
Pero todo lo que hay en medio de eso, no es más que arena... pura paja para rellenar con una historia de amor que se vuelve un tanto burda o con unos villanos secundarios torpemente ejecutados. La película acaba entrando en topicazos que, ojalá fueran su mayor problema. Pero a esos topicazos hay que unirles unas interpretaciones justitas y unos actores que parecen no creer en lo que están rodando. Pero el aburrimiento acaba siendo su peor carta de presentación. Se eternizan algunas escenas, Powell (o quien sabe si Hughes) se regodea en escenas que no vienen a cuento para la trama y el resultado acaba siendo fatídico.
Los bailes sensuales con espadas de pego que cantan a la legua, simplemente para mostrar palmito, es uno de los ejemplos de escena de la que no viene a cuento su duración. Pero esa sensación de que la película no termina de ir donde debe y se alarga en exceso como un chicle está presente a lo largo de más de una hora de producción. Porque al final no pasan tantas cosas como para justificar superar la hora y media raspada. De hecho, la película acaba sorprendentemente cogiendo un ritmo algo más frenético en su tramo final, como si un error de montaje sea.
En apenas un cuarto de hora le da tiempo a mostrar dos combates, con sus consiguientes conquistas, y con una escena bélica bastante bien trabajada que es (posiblemente) lo mejor de la película. Una película cuyos primeros diez minutos están bastante bien y su último cuarto de hora también. El resto es la muestra de que era un proyecto torpemente ejecutado, desde el guión hasta un montaje que no parece ir al grano. Al final uno tragará tanta arena y radiación como los que trabajaron en el proyecto. Porque "El conquistador de Mongolia" no es mala porque John Wayne no pegue en el papel (que también), es mala con solemnidad porque es aburrida a más no poder. Y conseguir eso, con una banda sonora aventurera, unos escenarios de Western y algunas escenas a galope de puro cine de aventuras, es un pecado.
Nota: 3
Lo Mejor: El aroma a cine de aventuras de algunos momentos.
Lo Peor: John Gengis Wayne Kan y su bigote
Comentarios
Publicar un comentario