Overlord (Stuart Cooper, 1975)

Hoy en la sección de cine europeo toca la primera entrada del año del cine british. No sabía si dedicar algunas entradas al cine anglosajón pues en muchas ocasiones es difícil diferenciarlo de Hollywood. Títulos como "El Puente sobre el río Kwai", "Dunkerque" o "1917" son ejemplos de cine británico pero con el deje claro presupuestario de la meca del cine. No obstante, el título analizado hoy está en las antípodas de dicho glamour: "Overlord".

La idea de esta película nació mientras Stuart Cooper investigaba referente al Día D, visionando horas de metraje documental rodado durante la II Guerra Mundial. Fue entonces cuando pensó en contar la historia de sacrificio de un chaval en sus instantes previos a dicha fecha clave en la historia. Así, con un guión preparado casi de urgencia y la colaboración del Imperial War Museum de Londres, se pudo llevar a cabo el rodaje.

Apenas fueron 10 días de rodaje con un reparto de rostros desconocidos. El Museo aportó, además del material documental que completaría la película con secuencias bélicas, uniformes y otros utensilios. Para que no se notara tanto el salto entre lo rodado y el material documental, se empleó el blanco y negro (además de para abaratar costes). El resultado, un drama con fondo bélico que apenas superaba los 80 minutos.

Pese a ser una propuesta modesta y con claros tintes más de cine independiente que de una obra bélica con todas las de la ley, la película cuajó entre el Jurado del Festival de Berlín, que le obsequió con el León de Plata a la Mejor Película. Su carácter antibelicista tuvo mucho que ver. Con esas premisas, uno puede esperar de "Overlord" una producción inteligente que tenga mucho fondo en su dramatización. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, la película acaba haciéndose larga incluso dentro de su corta existencia. No se consigue empatizar en exceso con su protagonista debido a su escaso carisma.

Tampoco ayuda nada que la película tenga constantes tramos de imágenes documentales que nos sacan de la historia y nos desubican totalmente. El paso de un chaval por su instrucción, su paso a formar parte del Ejército previo al Día D y su flirteo amoroso va entrelazándose con imágenes (en su mayoría de planos aéreos) que no están al nivel de su interesante y demoledor inicio con imágenes de Dunkerque y de Hitler.

Cabe destacar algunos momentos de humor británico, o ese juego en el cine donde mientras una mujer toquetea con el protagonista, en la pantalla observamos a un Hitler algo briboncete con su saludo nazi. Sin embargo son pocos momentos de genialidad para un montaje que parece hecho clarísimamente de recortes. Como si Stuart Cooper no se preocupase de dar coherencia a la trama y limitarse a rellenar con documentos lo que no podía rodarse.

Este batiburrillo de secuencias tiene, para más inri, sus momentos de visiones de muerte del protagonista. Como si de un cenizo se tratase, aparecen imágenes oníricas sobre diferentes maneras de morder el polvo. Un ejercicio un tanto pesado que invita al espectador a pensar descaradamente en el fatal desenlace del protagonista de la cinta. Si añadimos el tono pesimista necesario para acabar siendo premiada, tendremos un final un tanto previsible.

Y eso que el plano casi aberrante, las imágenes congeladas o incluso en movimiento y todo lo que rodea a esa escena final (documentales aparte) tienen su peculiar estilo que puede recordar al final de "La infancia de Iván". Con pocos medios, esa escena puede resultar lo suficientemente bien trabajada para dotar de la necesaria angustia a la producción. Pero, ¿Y el resto? Sin duda es en todo lo demás donde la película me resulta fallida.

En definitiva, una idea base original o curiosa que da para un drama bélico donde las imágenes documentales acaban siendo innecesarias y donde el drama personal del protagonista es todo lo que tenemos. Pero la escasez de medios se nota en exceso para algo que podría haber sido más un reportaje corto sobre como afrontar los miedos del combate que para una película en sí.

Una obra que podríamos definir como arte y ensayo. Curiosa, peculiar, diferente... Que posiblemente no contente a los amantes del género. Y que entre los sibaritas algunos que adoren el cine de autor podrían llegar a ver un estilo personal aplaudible. Pero no creo que sea para cualquier estómago.


Nota: 4

Lo Mejor: Mostrar el desembarco desde el individuo
Lo Peor: Se ve a la legua que es un rodaje low cost al que le han insertado excesivo metraje documental.

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