Toca ración de cine sobre la Guerra de Corea, y he creido conveniente dedicar la entrada de este mes a un mito, una leyenda, como fue el General MacArthur. Su vida, o al menos sus aspectos bélicos más importantes, fueron narrados en "MacArthur", en 1977, película de la Paramount que salió como intento de repetir el éxito de otro biopic, el dedicado al General George Patton, apenas siete años antes. El resultado no sería el mismo.
Comparativa con Patton
Comparativa con Patton
Destacar que el arranque de "MacArthur" hace un guiño más que descarado (¿plagio?) a "Patton". No, no tenemos la bandera de fondo, pero sí un discurso del General, interpretado por Gregory Peck, y un desfile militar que vendría a sustituir a la bandera. La Banda Sonora la firma el mismo Goldsmith que compuso la sensacional obra de arte que encabezó las mejores escenas de "Patton". De hecho, el aspecto claramente militar y algunos acordes cercanos, hace pensar en un ejercicio del propio compositor de tomar prestada la base. Por desgracia, ni llega al misticismo de la gran "Patton", ni se le acercará pese a que algunos acordes enganchen. En definitiva, un proyecto que parece querer calcar lo que funcionó, pero sin saber llevar su propio camino.
Esto también queda patente en el montaje. Mientras en "Patton" la película quedaba dividida en tres actos importantes, con alguna pequeña escena como nexo, en "MacArthur" tenemos un formato repetitivo... pero con unos cuatro actos importantes (Filipinas, Reconquista, Posguerra y Corea), es decir, uno más que en "Patton", y contando con unos 45 minutos menos de metraje. ¿cómo conseguirías meter tanto ajetreo en tan poco tiempo? Las dos horas que dura "MacArthur" la hacen fácil de digerir pero, por desgracia, acaban jugando en su contra, quedando todo en una sucesión de Sketches sobre su vida militar.
Lo que en "Patton" se hacía con un montaje fluido y todo encajaba a la perfección y los lapsus de tiempos quedaban perfectamente suavizados, en el proyecto dirigido por Joseph Sargent los trazos gordos se notan y no se esconden unos saltos temporales (auspiciados y justificados por unos flashbacks poco elaborados) que llegan a hacer daño a la vista. No se nota un gran trabajo en hilvanar el guión entre escenas, y mucho menos el montaje.
Como esta película viene a ser analizada en la sección de Corea, toca hablar un poco de los aspectos destacados durante la película referentes al conflicto de las dos coreas. Este es el cuarto y último acto de la película y viene precedido por el tramo más aburrido, sin escenas de combate. Esa eterna y lánguida firma del Tratado de Paz con Japón (y todos los países implicados) y el estar al cargo del país nipón y de su reconstrucción política, junto al amago de hacer carrera política le dan a la película el toque dramático que concluye con las mejores y más logradas escenas del filme.
Por suerte ahí estaba la guerra de Corea para que no nos aburriéramos del todo. Tres escenas cortas nos sirven para ponernos en situación con respecto a la aportación de MacArthur en la Guerra de Corea. La primera, tras ser llamado por teléfono, es una simple aproximación a la vuelta al combate, con una escena bélica muy esporádica para mostrarnos que el gran jefe cinco estrellas estaba ya en marcha.
La segunda es la más importante de todas. MacArthur ideó un plan que podía parecer una locura pero que se comprometió a conseguir llevar a cabo con Inchon de por medio. El desembarco en Inchon acabaría siendo un éxito. Vemos como gesta el plan y este llega al Presidente Truman contado por uno de sus asesores. Tras dar luz verde, el plan sale a la perfección. En el entramado bélico apenas veremos bombardeos y lo que se escucha a bordo entre los oficiales encargados de la misión. Sin duda, Inchon fue su gran victoria en el conflicto, y la película no le da toda la importancia en metraje que pudiera merecer.
Esto se debe a que de Corea lo que más quiere destacar la película es su divorcio total con la política y con el Presidente Truman, sucesor de un buen amigo suyo como era Roosevelt. Los tiras y aflojas entre ambos acabarán por tener a un MacArthur tan cansado de todo que actuará por su cuenta hasta tal punto de que llegará a no tomarse en serio las amenazas chinas de entrar en la guerra. El Gigante chino entrará en el conflicto una vez los USA en su intención de derrotar a Corea del Norte, superen la frontera entre las dos coreas. Esto se nos muestra con una apacible velada bajo la nieve de las tropas americanas, que serán acribilladas por sorpresa por los chinos.
Ese será el punto final de un MacArthur que necesitará pedir ayuda y acabará siendo despedido de su puesto. Toda una vida dedicada al ejército pero fue incapaz de cumplir las órdenes de Truman, con quien no se llevaba bien. Al menos eso destaca la producción en ese triste (y algo largo) tramo final, con una destitución por incumplimiento de órdenes donde el personaje de Gregory Peck recita algunos de los motivos por los que todo se acaba ahí, como el de destacar que le dejaban volar "medio puente".
Como decía, la película cuenta con otros momentos de la vida militar de MacArthur, arrancando con los días oscuros en Filipinas con la invasión japonesa. Veremos como anclado en un búnker bajo los bombardeos constantes de los japoneses, el general recibe la orden del mismísimo presidente de los EEUU de que salga de allí. Una orden que él debe cumplir como buen oficial pese a que le duele que piensen de él que es un cobarde. Él saldrá, no por submarino, si no en una lancha torpedera (algo que ya se veía en la película "No eran imprescindibles").
Posteriormente, ya en Australia, recitará la célebre frase de "Volveré" (no, no es original de cierto robótico actor austriaco). Y a partir de ahí empieza su empeño en preparar a unas tropas ineficaces en los soldados del mañana que sean capaces de lograr la reconquista de Filipinas, su obsesión a lo largo y ancho del conflicto.
Si las imágenes de derrotismo de Filipinas son crudas y realistas pese a que la película se centre en el oficial, qué decir del arranque de la campaña en Nueva Guinea. Una Nueva Guinea que parece Vietnam ante tanto árbol destrozado y los cadáveres y heridos por doquier en cualquier lado. Esas imágenes de los japoneses venciendo con sus ataques a lo banzai, con la voz en off de la clásica japonesa de la radio dispuesta a minar la moral de los Joes de turno, son lo más destacado en el aspecto bélico junto a los bombardeos iniciales a Filipinas.
El salto temporal tras Nueva Guinea nos llevará directamente a los momentos previos donde se debate en Pearl Harbor sobre el siguiente plan a efectuar en Otoño de 1944 o Primavera de 1945. MacArthur destaca que se debe volver a Filipinas y liberarla, pese a que Nimitz y otros postulan que no es necesario en el plan de acercamiento a Tokio. Finalmente conseguirá salirse con la suya y cumplirá su palabra. MacArthur vuelve, como un mesías, a Filipinas. Y no, como destaca el personaje de Peck, no camina sobre las aguas, se moja.
Ese desembarco vuelve a mostrar algo que la película recalca en no pocas ocasiones, y es el peso de la prensa a la hora de endiosar o defenestrar a un hombre. En "Patton" fue una perdición pero aquí se destaca la labor de los camarógrafos de buscar el plano preferido del general. También tenemos las dudas de manipular las frases del general para lanzar un mensaje más plural (el "Volveremos" en lugar de "volveré"), o como las barras y estrellas (¿Os suena de "La chaqueta metálica"?) esos periodistas dispuestos a cualquier cosa, capaces de vender una victoria donde todavía había derrotas.
El peso de la prensa es, sin duda, otro de los puntos a destacar en "MacArthur, el general rebelde". Tomará importancia en su intento de carrera posterior, con Japón de por medio. Pero ahí la película empieza a perder algo de peso. Me interesa mucho más su aspecto bélico de la II Guerra Mundial y, por lo tanto, la primera parte del film, que la segunda.
Ya he expuesto que en su intento por calcar algunos aspectos de "Patton" la película pierde descaradamente. Ese es un error de bulto, el querer copiar el ABC de otro biopic pensando que se podía abarcar de la misma manera. Y, cuando pretende ser otra película, le falta empaque, le falta montaje y le falta algo de guión por mucho que Peck tenga buenos diálogos y discursos. Un Peck que está inmenso ante el que posiblemente sea su último gran papel. Hace una gran labor como MacArthur, digna de ser recordada en el género. Pero sólo con eso la película no puede volar.
Las escenas bélicas, pese a cortas, son sorprendentemente duras. En "Patton" habíamos visto alguna que otra, pero aquí es cierto que vemos la dureza de Filipinas, las masacres de Nueva Guinea o las derrotas en Corea. Las muertes de los aliados son contadas como puñaladas en el corazón. Vemos mucho americano muerto y, cuando la película se muestra victoriosa, con el desembarco en Leyte o en Inchon, el plano se centra en el heroíco MacArthur y no en los soldados combatiendo y venciendo.
Este detalle no debe ser pasado por alto y me parece tan curioso como interesante, puesto que dota de una dureza extrema algunos aspectos que merecen no ser pasados por alto: Las derrotas, las dolorosas derrotas, con esa retirada cumpliendo órdenes en los primeros compases del film, como aspectos a destacar.
Por desgracia la película podría haber dado para dos películas bien diferentes. De Filipinas a la rendición japonesa daba para una película de dos horas y no el poco más de una hora que acaban dedicándole, con un montaje tan apretado que es lo que chirría en unas escenas perfectamente orquestadas. Por desgracia, en cuanto a interés, su intento de vida militar, su presencia en Japón y todo lo final acaba siendo cansino con la única aportación bélica de una Guerra de Corea que queda muy aislada dentro del montaje.
Destacar esto último, como había mimbres para dedicar a la Guerra de Corea buenas escenas y, sin embargo, no hay mucho metraje de la misma por los intereses políticos y dramáticos de la producción. Pero creo que cualquiera que vea la película puede coincidir conmigo, en que es el tramo de la II Guerra Mundial, el que mayor fama le dio, el que merece la pena. El resultado final es una irregular producción que tiene un inicio mucho más prometedor de lo que acaba siendo.
Nota: 5,5
Lo Mejor: Gregory Peck y las duras escenas bélicas de la primera parte de la película
Lo Peor: Intenta ser un plagio de ideas de Patton sin el guión ni montaje de la primera. Su segunda parte se hace cansina.
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