Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992)

Toca hacer un paréntesis en el cine bélico para hablaros hoy de una película con un fuerte contenido militar pero ajena al género. "Algunos hombres buenos" es una película que llevaba tiempo queriendo revisionar y que no veía desde mi infancia, con un reparto excepcional, con muchos de los buenos ingredientes de los años 90 y con una trama judicial muy bien llevada por su director, Rob Reiner. Un título que sin ser imprescindible, recomiendo encarecidamente.

Reparto
Dirigida por Rob Reiner, que no consiguió ser nominado al Óscar como director pero sí estuvo presente en los Globos de Oro o los premios del Sindicato de Directores, y con un guión del siempre efectivo Aaron Sorkin, la película tuvo como plato principal un trío actoral de campanillas. A saber, liderando el proyecto en plan superestrella del equipo, un Tom Cruise que ejercía de joven abogado obligado por su pasado (su padre) a formar parte del Ejército. Él no combate, se dedica a vivir jugando a béisbol y viendo pasar los días viviendo de su fama por zanjar con rápidas negociaciones previas a juicio cualquier problema que se le encomiende. Todo cambiará cuando le encarguen una trama mucho más oscura de lo que parece.

Secundándole tenemos a Demi Moore. Una Moore previa al destape de cuerpo y cabeza (guiño a Streptease y La Teniente O´Neill) que ejerce de superior del bueno de Cruise. La relación entre ambos se irá afianzando a medida que pase el metraje pese a que inicialmente parecen despreciarse mutuamente, en gran parte por la chulería digna de tortazo que lleva el bueno de Cruise a lo largo de gran parte de la película, hasta ese final que le muestra mucho más maduro.

Pero el gran papel del reparto, o el que mejor parado ha quedado para la historia es, sin duda, Jack Nicholson, que estuvo nominado al Óscar como Mejor Actor Secundario por el papel de Coronel de armas tomar. No tiene más que tres escenas en toda la película, pero la ultima de ellas, en el último día de juicio pone la piel de gallina. Todavía retumbaban en mis oídos ese: "¡Tú no puedes encajar la verdad!" tras la pregunta de Cruise no inferior de (a grito pelado) "¿Ordenó usted el código rojo?".

La Escena
Sin lugar a dudas la película va in crescendo. Con una banda sonora muy noventera y un guión y montaje llevados con buen hacer hasta el clímax final, ahí será donde todo estalle. Ese cara a cara de Cruise y Nicholson donde el Coronel Jessup (inmenso Nicholson) llegará a dar con la tecla de todo lo que realmente merece la pena saber de la película, es la escena que a todo el que haya visto "algunos hombres buenos" acaba viniéndole a la cabeza.

En ella el abogado interpretado por Cruise deberá desenmascarar al Coronel Jessup. Por delante hace falta saber que no hay suficientes pruebas y lo único que puede hacerle ganar ese particular duelo sería que éste reconociera haber ordenado a su tropa "castigar" a un soldado que, por desgracia, acabó muerto. Nicholson, crecido en su papel, acabará picando, reconociendo lo que hizo pero, para nada arrepintiéndose, puesto que él es un oficial de los pies a la cabeza y lo hizo por el bien de su Unidad, y de su país.

Marines/Ejército
Quien ve "Algunos hombres buenos" está interesado en una trama judicial que debe dictaminar si los pobres infelices a los que se acusa actuaron por cuenta propia u obedeciendo órdenes. A los ojos del espectador en cualquiera de los casos, actuaron mal. Sin embargo, a lo largo del metraje no son pocas las pistas que nos hablan de la importancia para un soldado, de cumplir las órdenes de un superior, sean o no moralmente lícitas.

De este modo tenemos a un Coronel en cuestión que, tras tapar la trama para no dejar en mal lugar a su superior, acabará "chivándose" al abogado, y reconociendo que no está orgulloso ni de lo que hizo (mentir para esconder un error), ni de lo que acaba de hacer (decir la verdad pero dejar en mal lugar al Ejército y a un superior). Del mismo modo, el cabo que acabará ejecutando la operación sabe que lo que ha hecho está mal, que ha acabado con la vida de un hombre, pero que en el mundo en el que vive (el de los marines) toca cumplir las órdenes para salvaguardarlo todo.

Ese es el mismo rumbo que toma el Coronel Jessup en la brillante secuencia final, donde nos habla, sin tapujos de que lo que hizo (lo que acabó con la vida de un hombre) fue por el bien de la Seguridad Nacional. Él está encargado de un puesto defensivo en Guantánamo, Cuba, y toca defender su país del comunismo y de lo que haga falta. Y la flaqueza, en ese mundo en el que vive, se castiga seriamente. ¿Quién puede defender a los EEUU mejor que un hombre dispuesto a renunciar a la moral si es por el bien de su país?

En efecto, pese al error y pese a ser un ser despreciable para el espectador, el personaje del Coronel Jessup nos recuerda esa doble moral que impera a la hora de valorar al ejército. Ellos son los que se manchan (tal y como nos recordará en una escena, el personaje de Kieffer Sutherland diciendo de la marina que se encargan de "llevarnos a los sitios cuando hay que ir al combate") los que se arremangan por su país y se la juegan. Y los que, al mínimo error, acaban siendo condenados a ojos de la prensa y la luz pública.

Porque si algo tiene claro el espectador desde el principio de la película, cuando deciden darle el caso a la buena de Demi Moore cuyo cv en estos casos no es muy halagüeño, es que no quieren que se haga ruido. De hecho le darán el rol de abogado a un hombre que no ha ido a un juicio en su vida pero que es especialista en negociaciones. Todo está encaminado a un castigo menor, incluso con Cruise descubriendo el pastel a tiempo. Pero el honor y orgullo (o cabezonería) de los dos condenados acabará por llevar al ejército a una incómoda situación.

La película tiene, por lo tanto, un mensaje muy ilustrativo, en el cuál pierde un Coronel, pierde el ejército, pierde Estados Unidos. Incluso esos dos chavales que querían volver con honores, serán absueltos de todos los cargos menos de uno, el que les impedirá volver al ejército pese a no ser castigados, despojándoles del uniforme por deshonrarlo.

"El honor (dirá Cruise) es algo más que una pegatina en la solapa".

De esta manera, lo que debería ser un Happy End, donde el espectador tiene lo que pedía, acaba teniendo mucha más "mierda" escondida. Y en ese Coronel acusado (que no sabremos si llegará a ser castigado, ni de qué manera), en ese otro Coronel suicidado por deshonrarse, pero engalanado para la ocasión con su uniforme y sable, y en esos pobres infelices, acabamos descubriendo que EEUU puede necesitar a esos hombres y de su dureza para salvaguardarse, para defenderse. Pero, a la hora de la verdad, si tocara, no habría remordimiento en alguno de desprenderse de esos peones de Ajedrez.

Queda muy bonito, dicho sea de paso, ese viaje por el cuál no en pocas ocasiones la cámara nos deleitará con planos del monumento a los marines con la famosa imagen de la bandera clavada en Iwo Jima. Cada vez que el director nos lo muestra en pantalla en ese Washington D.C. nos está recordando que todo el asunto que se está tratando es puro politiqueo. Y que la imagen de esa bandera y del ejército es esencial para venderse al mundo pero, como digo, a la hora de la verdad, no son más que ídolos en mármol. Héroes de papel que pueden ser quemados sin remordimiento alguno.

Comentario Final
Con unas actuaciones dignas de elogio, con un Cruise que hace uno de sus mejores papeles (en los Globos de Oro sí estuvo presente en Actor dramático) pero, sobretodo con el clímax final con un Jack Nicholson en su salsa, "Algunos hombres buenos" acaba siendo una película de actores, de diálogos donde la trama funciona de maravilla y se hace amena al espectador con un efectivo montaje. Un título recomendable, muy noventero en muchos aspectos y con el que muchos (creo) crecimos.

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