En 2007, en plena era Bush, Robert Redford lanzó su alegato antibélico con este drama bélico titulado "Leones por corderos". Recuerdo oír hablar de la película cuando se estrenó pero por diferentes motivos he tardado mucho tiempo en visualizarla. El hecho de ser más un drama con la guerra como excusa y fondo de conversación, era uno de los motivos por los que tanto me ha costado ver a este interesante pero no del todo bien rematado artefacto anti-Bush.
La película nos muestra tres pequeñas historias, con un reparto de muchos quilates. Al propio Robert Redford ejerciendo el rol de profesor de lo que aquí sería el Bachillerato, toca añadir los nombres de Tom Cruise como Senador, Meryl Streep como periodista y un jovencísimo Andrew Garfield como el alumno al que Redford lanzará su discurso. En paralelo a estas dos historias, la de dos jóvenes soldados (Michael Peña y Derek Luke), ex alumnos de Redford, que combaten en Afganistán y de la que nos muestran una peligrosa misión fallida.
La puesta en escena es un tanto austera y eso que los primeros planos de la película nos ponen sobre el terreno de una manera tan curiosa como eficaz. Observamos el balance del primer trimestre de un político (Tom Cruise), de ese plano pasamos al del frente, donde los USA tienen también un balance bélico del mismo trimestre. Falta, como no, el del profesor con las ausencias de sus alumnos a clase. Una escena que nos pone sobreaviso en que todas las historias guardan relación.
A partir de ahí tenemos mucha charleta y poco lerele. Pero no voy a criticar a la película por ello. Las tres historias cruzadas son lo suficientemente atractivas como para enganchar al espectador. En especial la de Cruise-Streep, con un duelo interpretativo que da lustre a la película. El Senador del partido de Bush, dispuesto a demostrar que han hecho la guerra correctamente y que lo que está por venir será, todavía mejor, capaz de justificar cualquier víctima con tal del fin, y la de una periodista que tira a dar, que le escucha (puesto que no es una entrevista) pero que no le gusta el mensaje.
Mientras tanto, Redford coge por banda a un alumno que ha perdido la motivación a sus clases y al que acabará contando la historia de dos ex alumnos que acabarían yendo a la guerra voluntarios pese a tener un futuro prometedor por delante simplemente por haber nacido y vivido en un barrio marginal y dispuestos, en todo momento, a cambiar las cosas desde dentro. Servir al Ejército para que este costee sus estudios y, un vez ahí, cambiar un Sistema y un Estado injusto. El capitalismo y el espíritu patriótico y guerrero de un país que acaba en todos los fregados posibles, sobre el escenario.
Por último, no cabe olvidar la parte bélica, tendremos a esos dos soldados que tras una misión fallida donde quedan como únicos supervivientes se defienden del ejército talibán mientras desde su base se intenta su rescate. No es, ni de lejos, la parte más destacada de la película. Más bien, el entramado bélico no está tan conseguido e incluso nos aleja del auténtico motivo, solo por momentos. Porque en otros momentos está bien recordar por qué Redford da su discurso y por qué Streep no se traga las mentiras o medias verdades de Cruise.
El montaje es más efectista que efectivo. Pese a cumplir su función en muchos momentos, uno acaba saturado y pensando en que son tres cortometrajes alternados con cierto dinamismo para hacerlo largometraje. Puede ser, el caso es que cuando se juntan tres historias así se corre el riesgo de que una de ellas eclipse a las demás. En este sentido Cruise-Streep tienen suficiente poder como para dejar a Redford en peor lugar. Su historia es la única que tiene cierto giro de guión con su tramo final.
Porque sí, tras un discurso donde Cruise ha lanzado sus verdades, Streep contraataca llegando a reconocer que la prensa (Su medio de comunicación incluido) creyó en la guerra de Irak, creyó en el Gobierto de EEUU cuando les mandó a esa guerra a la postre con mentiras. El amargo final, con Streep queriendo destapar su versión y las mentiras del Senador y con su jefe evitándolo y alegando que ella nunca encontrará trabajo "si se equivoca" muestra a las claras como un Gobierno como el de EEUU tiene el suficiente poder como para cohibir la Libertad de Prensa incluso ante mujeres coraje dispuestas a destapar la verdad.
El Sistema de EEUU, con los jóvenes en el punto de mira y el por qué son carne de cañón, los políticos llevando a su terreno las cosas y colgándose medallas y los periodistas siguiéndoles como borregos son algunos de los palos que toca con cierta eficacia, pero al mismo tiempo enredo entre tanta palabrería, el bueno de Redford. Un drama cumplidor con su propuesta, por suerte corto en cuanto a metraje, pero que no tiene el punch necesario. Y no, la culpa no es de una trama bélica escasa y que es una mera excusa, una secuencia que acompaña al compás, al resto de discursos.
Al final tenemos una obra con una puesta en escena bastante teatral (a excepción de la trama bélica) que no es mala, pero acaba siendo otro título fácil de olvidar entre el cine ambientado en los conflictos bélicos de Irak y/o Afganistán. Al menos en esta ocasión el enemigo talibán, proceda de donde proceda, importa más bien poco. El enemigo, en realidad, lo tienen en casa. Y mientras no se cambien muchas cosas y esa mentalidad, como proponen los dos malogrados jóvenes engañados por sí mismos para acabar de lleno en el 'fregao', nada cambiará en los USA, mande quien mande.
Nota: 6
Lo Mejor: Cruise y Streep en su duelo interpretativo.
Lo Peor: La parte bélica no está muy lograda, posiblemente por lo bajo del presupuesto
Comentarios
Publicar un comentario