Himno de batalla (Douglas Sirk, 1957)

Nueva entrada en la Sección de Corea. Hoy tengo el placer de presentaros una película que logró el Globo de Oro a (atentos) la Mejor Película para promover el entendimiento internacional. Un premio de la época que a día de hoy está extinto y donde se valoraba, más allá de la calidad artística de la producción, el hecho de llevar un mensaje hacia el entendimiento. Y es que "Himno de Batalla", el título comentado hoy, nos narra la historia de un oficial norteamericano que en plena Guerra de Corea dedicó esfuerzos a llevar a salvo a numerosos niños surcoreanos durante la Guerra de Corea.

Para el proyecto tenemos dos claras cabezas visibles. Por un lado Douglas Sirk, un director lo suficientemente prestigioso para un proyecto así. Por otro, Rock Hudson como estrella del momento y que se encargaría de realizar el papel principal, el de Dean Hess, ex combatiente en la II Guerra Mundial a bordo de un bombardero, que tras el conflicto bélico mundial se dedicó al sacerdocio, pero que acabaría volviendo al Ejército como Comandante instructor en Corea del Sur.

Flashbacks
Un flashback nos recuerda el motivo que llevó al sacerdocio a nuestro personaje principal. Durante la II Guerra Mundial bombardeó por error un orfanato y una iglesia en Alemania. Este hecho le perseguirá toda su vida. Tanto que ni siquiera el servir a Dios acabará aplacando sus ánimos. Algo le dice que debe volver al ejército, donde comenzó todo. Una vez allí, tras montar la base aérea para entrenar pilotos, la relación con los niños del lugar le recordará su vertiente humanitaria.

Hechos Reales
La película está basada en hechos reales. Un frío mensaje directo a cámara al comienzo del film, por parte de un superior del propio Dean Hess nos hablará de su hazaña. Es la intro a una película sobre la Guerra de Corea que se deja ver, pero que no termina de alzar el vuelo. Curiosamente, no es culpa de su trama humanitaria, ni tampoco de sus interesantes (que no notables) escenas de combate aéreo. Es en el relleno donde la película no acaba de casar los hechos.

Apenas 15 minutos finales, siendo generosos, son destinados a la hazaña de nuestro personaje. Teniendo en cuenta que la película cuenta con 105 minutos, hablamos de hora y media para ir preparando el terreno, con escenas que quizás no acaben ni de presentarnos rasgos del personaje, ni sirviendo para la trama humanitaria que, en definitiva, es de lo que se trata.

Análisis
Tenemos algunos aspectos a destacar de la producción. En primer lugar, la omnipresencia de Dios. La iglesia derruida, el Hess sacerdote o el hecho de que cuando vuelva al ejército se encuentre ante una cena en la que uno de los oficiales bendecirá la mesa. Cuando este personaje, posteriormente, morirá, será Hess quien rece por él y, definitivamente, se de cuenta de su labor en la vida, de por qué Dios le ha dejado volver al ejército y le ha otorgado una segunda oportunidad de salvar vidas de niños.

En segundo lugar tenemos que destacar el tema de la conciencia. Recurrente en todo momento. A un personaje atormentado por unos hechos acontecidos durante el conflicto bélico debemos unir el de uno de los pilotos a pruebas, el afroamericano que en plena misión y siguiendo órdenes dará caza a un camión que escapa. Para su desgracia, el camión huía de la guerra, y estaba lleno de niños y civiles. Esa imagen no se le borrará al piloto que una vez en tierra lamentará los hechos. Hess (Hudson) deberá animarle como pueda, volviendo a recordar nuevamente los fatídicos hechos.

Tenemos, en tercer lugar, una película en todo momento multiracial. Al hecho ya de base de salvar vidas de niños coreanos tenemos los guiños completos hacia los aliados surcoreanos. El Hudson que deja ondear ambas banderas, en clara señal de amistad, en la base, hasta ese piloto surcoreano con mayor protagonismo que el resto. Si a eso unimos a un afroamericano en un avión, algo muy extraño de ver en el cine bélico anterior a esta película (estamos en 1957), tenemos un claro mensaje hacia el entendimiento entre diferentes razas y culturas. También expuesto en ese personaje anciano que hará aparición hacia mitad de película.

Por último, comentar que la película tiene los giros de guión necesarios, pero pequeños, para seguir su rumbo. Hess recuerda su pasado y acaba decidiendo volver a las "armas" si bien como preparador de pilotos. Curiosamente, la guerra, devastadora, le hará girar nuevamente. Obligado a tomar las armas, pilotará su avión en una difícil misión para parar un convoy norcoreano. Una vez cumplido, y tras la muerte de un amigo, tenemos el giro final que hará que mueva cielo y tierra para lograr que el ejército de Estados Unidos ayude a esos pobres niños.

Ejército de los EEUU que, indirectamente, ha ayudado a los niños, llevándoles caramelos. ¿Cómo? Pues con la clásica escena de intendencia del cine de la época, donde el buscavidas de turno robará un jeep perteneciente a un Almirante para conseguir su objetivo. Es la única escena con cierta clave de humor de la película. Sin duda, se echa de menos algo más de simpatía en los secundarios, muy poco trabajados. Al final, los niños son los que aportan el toque de ternura a la producción, con un Hudson correcto y poco más.

La Escena
Con algunas escenas bélicas dispersas y no del todo emocionantes, la gran escena bélica es la última en cuestión, que acabará con la vida de uno de los integrantes del Escuadrón. Dos pilotos parten en una misión que se considera cuanto menos temeraria. La misión en sí está rodada con cierta vagancia, sin mucha calidad bélica. Sin embargo la tensión posterior es digna de mención. Sí, ya hemos visto muchas veces en el cine al piloto que intenta aterrizar herido (desde "Alas" hasta "Memphis Belle" pasando por "La batalla de Midway"...). Hudson le ayuda en todo momento para ese aterrizaje forzoso que se dará. Los planos de la ambulancia preparada, el aterrizaje, como pierde el conocimiento el piloto... una buena escena a destacar entre el resto.

Crítica/Comentario
Como Biopic, o cine bélico biográfico, "Himno de batalla" no acaba de cuajar del todo. El error es no dar el mayor protagonismo posible a la salvación de los niños. Ese tramo final de la película, el que debería resultar interesantísimo, se reduce a un montaje de los de ir al grano. Escenas cortas, con Hudson moviéndose de un sitio a otro para lograr transporte para esos niños. El peligro apenas hace acto de presencia con un avión norcoreano que pasaba por ahí.

Por último, destacar que sin tener una historia de amor como tal, "Himno de batalla" juega de manera fea con el romanticismo. Con la mujer de Hess en casa, con un papel muy corto, la presencia femenina de la película será la de una profesora que cuidará de los niños. El personaje interpretado por Hudson se verá atraído por ella. No se dice abiertamente, pero Hess se mantiene de piedra pese a caerle bien la profesora, mientra que ella no para de mirarle con ojitos de querer más. El hecho de hablar en una escena en concreto de amantes que no llegan a coincidir en la vida, deja a las claras el mensaje.

Pero Hess, por encima de su amor por su mujer o por esa mujer, es un hombre apasionado por servir a Dios. Apoyándose Sirk en varios momentos en el "Glory Glory hallelujah" Lo hace a su manera, y de ello trata "Himno de batalla", una película aceptable, que podría haber sido mejor. Un Douglas Sirk menor, cumplidor y poco más. Una lástima no aprovechar una trama que resultaba interesante. Eso sí, el mensaje multirracial, se agradece en un Hollywood que todavía no se había abierto.

Nota: 5

Lo Mejor: Su mensaje (sin entrar en su vertiente religiosa).
Lo Peor: Que a lo realmente interesante de la labor de Hess se le dedique tan breve espacio de tiempo.

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