Hace poco repasé la filmografía bélica de Kathryn Bigelow, primera mujer galardonada con el Óscar a la Mejor Dirección, gracias a la película bélica que comento hoy: "En tierra hostil". No tiene más que tres títulos que pudiéramos considerar dentro del género, pero su labor con la película comentada hoy y "La noche más oscura" (Zero Dark Thirty) era suficiente para rendirle un pequeño homenaje. Hoy toca ir más allá y comentar un poco más a fondo el título que consiguió seis Óscars.
No es una película de barras y estrellas y eso se agradece. Es un film destinado a concienciar sobre el peligro de un combate que puede generar adictos al combate. Como ese despreciable (porque se puede decir sin tapujos) sargento al que Renner da vida. Sufrimos con el pelotón pero el mismo lo lidera un hombre que parece en todo momento pedir a gritos que una bomba acabe con él. Y es, también, un final que podría haber valido para un personaje como el suyo.
Seis Premios
Bigelow hizo historia y rompió la sequí del cine bélico que estuvo 23 años sin obtener el premio gordo de la noche (el que acarició "Salvar al soldado Ryan") desde que "Platoon" de Oliver Stone obtuviera cuatro galardones en la gala de 1987. Por si fuera poco, primera directora en la historia y dándole en los morros a su ex marido, James Cameron, que competía con "Avatar" la otra película del año.
No voy a ocultar que estamos ante una edición algo pobre en cuanto títulos. "Up" al ser de dibujos animados y "Malditos bastardos" con el sello Tarantino (Y fusilando la historia) bastante parecían tener con estar nominados en el primer año en que se pasó a 10 nominadas. Si juntamos el exceso de nominadas y el nivel de las mismas, tenemos un año pobre. Y en esas se benefició la película ideal para que la política ganase.
En plena guerra de Irak, "En tierra hostil" hurga en la herida de una guerra todavía en marcha y, por lo tanto, sin cicatrizar. No es la primera película sobre el conflicto iraquí pero sí estamos ante la que mejor lo ha llevado a cabo. La que mejor ha mostrado el infierno de dicha guerra y como los soldados pueden convertirse en yonkis de la guerra como el personaje principal. Era una película de bajo presupuesto que daba en la diana y, ante la ausencia de competencia, acabaría siendo abrazada por Hollywood para mostrar la guerra de Irak. Hasta seis estatuillas se llevaría (Film, Dirección. Guión. Montaje, Sonido y Efectos Sonoros)
Una de las cosas que más me gustan de "En tierra hostil" es sus similitudes con "Platoon". A diferencia de otros títulos bélicos que necesitan una excusa, una historia ideal para ser cinematográfica, tanto la cinta de Stone como la de Bigelow se limita a mostrar el día a día de un pelotón, en este caso de apenas tres hombres, el equipo de artificieros. También comparte con "Platoon" la necesidad de buscar un gancho o excusa que detone todo.
Si en la cinta de Oliver Stone el duelo entre los personajes de Berenger y Dafoe era la excusa para hacer la película más atractiva y que el espectador se centrase en una historia en concreto, aquí tenemos ese niño que se hace llamar Beckham, auténtico gancho de la película. La aparición suya en pantalla es escasa, pero muestra la debilidad del personaje interpretado por Jeremy Renner, ese payasete que parece importarle todo una mierda... menos ese chaval.
La crueldad con el joven iraquí, empleado como niño-bomba hará que al Sargento interpretado por Renner se le gire la cabeza y busque a los culpables. Ese tramo de la película, ese giro de guión, es posiblemente lo más pobre del mismo. Bigelow parece necesitar una excusa para hacer creible y atractivo a un personaje que hasta ese momento está condenado a caernos mal. Porque en ese momento nosotros podemos sentirnos reflejados en él, la pérdida de algo así como un hijo (si bien no lo es), de la infancia y la inocencia, es la que hará que el espectador pueda acercarse a un hasta entonces lejano personaje.
El Pelotón
Es, sin duda, todo un acierto esa imagen que tenemos del protagonista principal. Podríamos considerarlo un antagonista, una especie de ogro para sus compañeros. Empeñado en jugarse el pellejo en cualquier situación no por una medalla, ni tan siquiera por cumplir con su trabajo, simplemente por que se lo pide el cuerpo, su adrenalina. Es un valiente que los superiores y quienes no tienen que lidiar con él se muestran sorprendidos y aplauden. Sin embargo, sus dos compañeros, no lo harán.
Esos dos compañeros, interpretados por Anthony Mackie y Brian Geraghty son los otros vértices del triángulo que nos llevará en volandas durante toda la película. A destacar por un lado el del joven Elridge (Geraghty), del cuál sabemos que va al psicólogo y que está cansado del conflicto. El estrés de combate hace mella en él mientras el Sargento James (Renner) hace todo lo contrario, disfruta como no lo puede hacer en un hogar cada vez más lejano.
Completa el triángulo el Sargento Sanborn, quien más tiene sus más y sus menos con James pero que, al mismo tiempo, nos parece el personaje más cuerdo. Como si fuera la conciencia de sus compañeros, tira del carro en todo momento. Intenta por todos los medios llevar al redil a James, aunque no lo consiga en exceso. A destacar ese momento en que parecen entenderse ambos, por primera vez, en el fragor de la batalla cuando James le hace de ayudante con los prismáticos y Sanborn ejecuta como buen francotirador.
El reparto de la película está repleto de rostros poco conocidos en sus tres principales papeles. A día de hoy sonaría a chiste este comentario porque tanto Renner como Mackie son, actualmente, dos consagrados actores que lo han petado en taquilla con la saga Vengadores, como Ojo de Halcón y Halcón, respectivamente. Los tres eran unos desconocidos cuando llegó "En tierra hostil" A Venecia en 2008. Han oído bien, 2008... la película no tuvo su estreno en salas USA hasta 2009 y, por lo tanto, participó dentro de esa edición en la ceremonia de 2010.
Pero junto a estos jóvenes prometedores toca añadir el nombre de dos pequeños papeles de dos reputados actores. Por un lado Guy Pearce, que aparece en la primera escena de la película como el Sargento Thompson. Es Pearce, un actor conocido, lidera el grupo y, de repente, una bomba sesga su vida dnado pie al inicio de la película tras una sensacional puesta en escena inicial. Tampoco se quedará atrás la manera de aparecer y desaparecer en pantalla el bueno de Ralph Fiennes que gracias a este pequeño papel es el único actor en las últimas tres décadas en aparece en tres títulos ganadores del Oscar a la mejor película ("La lista de Schindler", "El paciente inglés" y "En tierra hostil". Curiosamente tres títulso que tendrían cabida en este blog).
Es difícil seleccionar una escena por encima del resto ante el impacto que causan no pocas de las escenas. La tensión palpable en cada escena en la que Jeremy Renner está desactivando alguna bomba pone nervioso hasta al propio guionista que sabía lo que iba a suceder. Es en todos esos momentos donde la película gana enteros. Las escenas con artefactos, con planos cortos, el sudor en la frente de los personajes, el sufrimiento. En un mal movimiento o un traicionero enemigo puede estar el final de todo.
Pero de entre todas esas escenas dos sobresalen de la media. La primera escena, con Guy Pearce de protagonista y que nos muestra como funciona el juguetito de los USA encargado del trabajo. Al no poder proceder, tendrá que ser el propio Sargento al mando quien vaya con una protección salvaje (parece un astronauta). Sin embargo nos van avisando de a que distancia puede ser letal o es letal una explosión. El especialista Eldridge verá algo extraño en un paisano que lleva un móvil y puede estar a punto de detonar una bomba. La tensión crece, Guy Pearce corre, Mackie le pide a Eldridge que dispare y este duda. La explosión hace acto de presencia... el suelo se eleva y vemos como dentro del casco del Sargento que huía de la explosión se ve rojo... sangre.
La escena es, probablemente, la mejor de toda la película junto a ese tramo final donde el Sargento William James (Jeremy Renner) intenta ayudar a un hombre repleto de explosivos. En un momento dado se da cuenta de que es imposible, de que no puede ayudarle. El hombre sufre, pidiendo ayuda, mientras que James, hasta ese momento un ser insoportable capaz de jugarse el pellejo por todo, entiende por un momento de que no merece la pena morir por algo que no tiene solución. Por desgracia, ni siquiera el estar más cerca que nunca de la muerte cambiará algo. A su regreso a casa, veremos como cual buen Yonki de la guerra, necesita estar en el "fregao".
Amparándose en un pequeño pelotón compuesto por tres artificieros, "En tierra hostil" consigue que el espectador se enganche en la trama de principio a fin sin titubear. Se ayuda de una historia con mimbres sencillos y con un Renner en estado de gracia (fue nominado al Óscar al Mejor Actor) y con Mackie ejerciendo de buen escudero. Pero lo que realmente interesa, lo que nos pone la piel de gallina son las diferentes misiones que irán sucediéndose.
Vemos el paso del tiempo entre escena y escena y son estas las que generan tensión constante. No deja respirar, de una misión se pasa a otra porque así es la vida de estos hombres, condenados a sufrir cada día en medio de una guerra lejos de casa. Es de aplaudir esa cámara balanceándose por los pasajes del terror iraquí, en una ciudad en ruinas, para mostrarnos más la tensión del combate que el horror de la guerra. Pero, ambas cosas acaban uniéndose irremediablemente.
No es una película de barras y estrellas y eso se agradece. Es un film destinado a concienciar sobre el peligro de un combate que puede generar adictos al combate. Como ese despreciable (porque se puede decir sin tapujos) sargento al que Renner da vida. Sufrimos con el pelotón pero el mismo lo lidera un hombre que parece en todo momento pedir a gritos que una bomba acabe con él. Y es, también, un final que podría haber valido para un personaje como el suyo.
No obstante, ese final de la película se compra, de buen agrado, porque justifica lo mismo que EEUU estaba haciendo allí: Sufrir, morir... pero sin saber salir del atolladero, pensando que su vida podía estar más allí que en casa con los suyos. El personaje de Renner es el de cualquier otro hombre que, una vez en la guerra, su hogar está allí y no en la que había sido su casa, tenga mujer e hijos o no y vuelva desmembrado o de una pieza. Porque incluso los que vuelven a casa de una pieza, no vuelven enteros. Y de eso trata mucho esta "En tierra hostil" que no nos da tregua en ningún instante. Ni siquiera cuando parece haber acabado el combate. Porque este, continúa hasta perpetuidad.
Nota: 7,25
Lo Mejor: La tensión en las escenas de desactivación de explosivos. Con especial mención a la primera y la última
Lo Peor: Necesitar una excusa barata (la de Beckham) para entender ciertos giros de guión innecesarios.
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