Patton (Franklin J.Schaffner, 1970)

Toca brindar homenaje a un título diría que imprescindible del cine bélico: "Patton". Una gran película que hace 50 años que se estrenó en España, posterior a su exitosa noche de Oscars con hasta siete estatuillas, incluyendo mejor película. Por ello, tocaba  revisionar y analizar esta película dirigida por Franklin J.Schaffner en 1970.

Intro
Hablar de Patton es hablar de su introducción, una de las escenas míticas del cine bélico y de cuya icónica imagen salió la portada que llena las carátulas del DVD actualmente. Una enorme, gigantesca bandera norteamericana como telón de fondo y un minúsculo, pero crecido en su papel, General George Patton (brillante George C.Scott) comienza su arenga a los soldados. Soldados que no veremos, estamos ante un discurso lanzado directamente a cámara, al público.

El montaje, con maestría, va alternando los diferentes planos. Más cortos cuando toca dotar de mayor énfasis, y más abiertos cuando se trata de ver la inmensidad de la bandera, del país, y lo minúsculo del personaje. Un hombre que dio todo por su patria pero que, a la hora de la verdad, podía llegar a ser prescindible si la opinión pública se le volvía en contra. Cinco minutos que muestran mucho y, todo hay que decirlo... ¿Son de lo mejor del cine bélico?

Un discurso patriótico, repleto de topicazos antigermánicos pero escrito, todo hay que decirlo, en plena época de la Guerra de Vietnam. De ahí alguna parte del discurso como el "Nunca perderemos una guerra". Un aviso a navegantes, sin lugar a dudas, puesto que un par de años después de su estreno, EEUU perdía en Vietnam. Basándose en algunos discursos del general y añadiendo un toque cinematográfico, un jovencísimo Francis Ford Coppola (los 70 serían su gran década) y Edmund H.North lanzaban unas líneas que posiblemente le acabarían deparando el merecido Óscar al Mejor Guión.

Un discurso para dejar alerta al público, que nos informa del carácter fuerte del personaje y de su manera de actuar siempre al ataque. Un discurso que aún hoy pone los pelos de punta y merece revisionar una y otra vez, sea acompañado o no (mejor que sí) del resto de la película.

BSO
Acabada la tan famosa y fabulosa escena llegarán los títulos de crédito y, con ellos, la música compuesta por Jerry Goldsmith. No se llevó el Óscar porque pasaba por ahí "Love Story", pero toca señalar que todavía hoy en día es considerada una de las más grandes obras compuestas para el cine bélico. Se trata de una BSO muy movida, con un tono claramente militar, que trata de enaltecer la lucha por la patria, el heroismo. Uno de esos temas que hacen a uno venirse arriba junto al propio Patton. Esa composición acompañará a lo largo del metraje pero hay que destacar, por encima del resto, un momento único en la producción.

El director se olvida de Patton, hasta entonces único y casi exclusivo protagonista de la obra, y da paso a los soldados que, a pie, avanzan camino de Bastogne para liberar a esos "bastardos de Bastogne". Vemos tanques, camiones y soldados caminando en la nieve. Los planos de los pies de estos, con la composición de Goldsmith, forman uno de los collages más impresionantes del viaje de casi tres horas que supone "Patton". La escena concluye, tras no poco metraje dedicado a esos héroes, con el General contemplando su obra y bajando a juntarse con la "plebe", con sus soldados, con los que charlará amigablemente. Posiblemente, la otra gran escena de la película.

George C.Scott
El actor encargado de realizar el rol de Patton no es otro que George C.Scott (curiosamente comparte nombre con el del personaje, George Patton). Poco se puede añadir, cincuenta años después de su estreno en España, del que posiblemente sea el mejor papel del cine bélico para la gran mayoría. Un actor que hace creible al personaje. Todo el mundo conoce a George C.SCott como Patton, personaje que repetiría años más tarde en una secuela de dudoso gusto.

El discurso inicial ya era medio Óscar en el bolsillo. Pero es que lo que viene después, no se queda a la zaga. Desde su peculiar habla, su pose de héroe, todos sus discursos recordando las grandes batallas de la antigüedad y creyéndose la reencarnación de un antiguo guerrero, forman parte de un personaje trabajadísimo de principio a fin. Pero sus discursos constantes metiendo la pata, la cantidad ingente de tacos de los que Quentin Tarantino estaría orgullosísimo y la escena del hospital, completan un papelón.

¿La escena del hospital? Sí, Patton son una sucesión de escenas muy bien hilvanadas, pero con momentos cumbre, y uno de ellos es la del hospital donde vemos las dos caras de la moneda del personaje. Capaz de entregar una de sus medallas en un momento solemne, a un herido que nos recuerda al de "Johnny Cogió su fusil" en cuanto a que no parece tener rostro. Acto seguido contempla a un hombre con heridas morales, un tipo de mal común en el soldado (el estress de combate) pero que para Patton eran pamplinas. Acabará abofeteando al chaval, humillándole en público. Genio y figura, hasta la sepultura.


Montaje
Otro diez al Montaje. Si la escena camino de Bastogne es única con una mezcla de música e imágenes que forma parte del género, no hay que obviar que "Patton" nos lanza en casi 3 horas casi tres años de combates. Veremos el Norte de África, Sicilia, la Europa aliada previa al Día D y todo el largo camino final hasta Berlín, con las Ardenas como escena cumbre. Dejando como epílogo el final de una era, y el principio de otra. Estrenada en 1970, no obvia que Patton estaba a favor de atacar a los soviéticos, a los que detestaba y de los cuales no se fiaba. La política iría encaminada por otro camino y el resto, a partir de 1948, es historia.

Conseguir mostrar el paso del tiempo y los diferentes vaivenes bélicos del general durante el conflicto, desde su gran y fulgurante ascenso gracias a una victoria en la Batalla de El Ghettar al ejército de Rommel (aunque después se rumoreará que Rommel no estuvo en dicho combate), hasta su desobediencia ante los altos mandos aliados (siempre con el beneplácito de su amigo Bradley (Karl Malden) para acabar haciendo su plan camino de Messina. Su descenso a los infiernos posterior por culpa de sus discursos y el tortazo al "cobarde" marcarán el resto de la guerra.

Una vez rehabilitado para la causa, Patton llegará a tener sus más y sus menos con el Alto Mando al considerar que podría haber ido más rápido a Berlín. Desobediente en lo que hiciera falta, pero capaz de luchar y luchar, como muestra camino de Bastogne. Todas las partes de la película tienen un metraje bastante similar, y los saltos temporales se hacen con una sutileza tal que el espectador sabe que ha pasado tiempo pero no se da cuenta. Brillante manera de conseguir un notable biopic precisamente en uno de los aspectos (el paso del tiempo) que suele ser el talón de aquiles de este tipo de proyectos.

Los Alemanes
Toca destacar la aparición alemana. ¿Por qué en una película cuyo protagonismo exclusivo recae en un personaje, hacía falta incluir pequeñas escenas con el alto mando alemán hablando de los planes de Patton? Fácil respuesta, era un recurso que servía para dos objetivos, y en ambos casos los cumple.

Por un lado nos sirve para cambiar de escena. Los saltos temporales de la película se muestran o bien con imágenes a modo documental, o con los alemanes mostrando como avanza la guerra en su contra. Forma parte, por lo tanto, de un montaje eficaz para avanzar la historia y no saturarnos en exceso con el personaje principal. Objetivo cumplido.

Por otro lado, sirve para enaltecer al personaje. En todo momento se habla de Patton como el gran general aliado. A él le temen, al contrario que a Montgomery y a cualquier otro. Incluso llegarán a poner en duda que los aliados sean capaces de apartar a su mejor general por "pegar a un soldado", en clara referencia a que en el Tercer Reich por algo así te ascienden a Mariscal de Campo. Desde Rommel hasta el joven Steiger encargado de conocer a fondo al personaje, enaltecen a Patton. La última secuencia alemana, con Steiger quemando una foto de Patton anunciando que es el final de la guerra... y de un hombre hecho para la guerra, es otro de esos momentos míticos de la película.

Relaciones
"Patton" no sería Patton sin la aparición y aportación de esos dos agentes secundarios que son su amigo Bradley el cualasciende en el Norte de África, acabará siendo su superior en Europa, y con el que pese a los rifirrafes acabarán en un emotivo final, mostrando que su amistad y sus galones acaban ante una nueva era. Montgomery tiene menos papel, e incluso puede parecernos casi cómico. Patton no lo soporta, o así se deja entrever. Eso sí, primero los alemanes en una frase y posteriormente el propio Patton recalcando que le parece "El mejor General británico" dejan entrever cierto lavado de imagen por parte de la producción, que procura dejar en buen lugar a Montgomery.

Incluso la escena de Messina, con Montgomery y sus tropas, a gaitazo limpio, realizando un paseo triunfal para, en modo coitus interruptus, comprobar como Patton y sus tropas ya han llegado antes en la carrera por liberar Sicilia, dan la nota humorística de la película y hacen al propio Monty un personaje más simpático que lo que la producción podría requerir. Como colofón a la relación de ambos, Patton dirá hacia el final de la película que "Sé que soy una prima donna, lo reconozco. Lo que no soporto de Monty es que él no lo admita".

Por último, destacar su relación de amor-odio con sus tropas. Patton llega al estrellato en el Norte de África pero pronto acabará siendo detestado por sus hombres ("El amigo sangre y energía: Nuestra sangre y su energía" espetará un soldado en una escena) en Sicilia debido a su afán de protagonismo. Le importan poco sus hombres y es su ego y su interés en superar a Montgomery y no hacer de niñera, el que provocará su enemistad, acompañada de la ya famosa escena en el hospital. Eso sí, una vez rehecho y camino de Berlín, las pancartas y el ánimo de unos soldados que quieren volver a casa marcarán el final del camino: Patton cae bien a sus hombres, con los que charla. Se fían de él porque es como un padre para ellos.

Esto último queda claro en la escena en la que George C.Scott se pone a ejercer de guardia de tráfico en un momento en que dos columnas se cruzan. ¿Otra escena mítica? Exacto. Patton está repleta de escenas destacables cada media hora, que la hacen más memorable si cabe.

Por último, en cuanto a relaciones, la escena con los soviéticos. Patton no los soporta y eso se ve en el momento en que observa el baile soviético. Soldados bolcheviques acabarán saltando en su mesa ante su mirada de ¿desprecio? Culminar la escena con ese brindis en el cuál llama "hijo de perra" a su homónimo ruso y acabará cayéndole simpático éste cuando le devuelva el insulto, muestra a las claras lo que hemos visto en toda la película: "Tu peor enemigo es tu boca" (Bradley).

Valoración
Escena tras escena, el montaje efectivo nos lleva por diferentes parajes camino a Berlín. "Patton" acaba siendo un resumen de la victoria norteamericana en la II Guerra Mundial (he dicho norteamericana, no aliada, porque así lo vende la película). Un actor que borda su papel, una Banda Sonora para la historia (y que hoy en día la sigue empleando el Ejército de los EEUU cuando se trata de marchar hacia el combate en conflictos como los de Oriente Medio) y el mencionado montaje hacen que sea un biopic o biografía por encima de la media.

Una notable producción bélica donde quizás sus escenas bélicas sean lo de menos. Es lógico puesto que estamos hablando de un General y no de un soldado raso. La batalla en el Norte de África, ese triunfo ante Rommel (o no) es su escena bélica más destacable. Posteriormente en Sicilia, Francia y Bélgica los combates son más cortos, y forman parte de una sucesión de imágenes que alternan el combate bélico con el avance de las tropas. Todo perfectamente orquestado (con el acompañamiento de Goldsmith).

Poco he hablado, para lo que se merece, de George C.Scott, que rechazó su Óscar (fue el primero en la historia en hacerlo). No pasa nada, se lo perdonamos. Lo que hizo con Patton es historia viva del cine, uno de los personajes (no ya únicamente del género) para la historia. Mimado de principio a fin, genio y figura, nos deleita con cada plano, con cada pose, con cada palabra malsonante y con cada patinazo ante la prensa. Incluso con ligeros momentos cómicos para suavizar la cosa, como con la presencia de su al final inseparable amigo, un perro que pasa de llamarse Guillermo (por Guillermo el grande) a Willy en su versión original (Guillermito en español) por su clara cobardía.

Patton es, como he dicho hace unas líneas, una película IMPRESCINDIBLE del cine bélico. Adorable y que toca amar. Y eso que, sin parecerme de las más brillantes del género, debido en gran parte a la parte central donde su ritmo baja cuando entre Sicilia y Francia se aleja del combate, sí me parece un título que cada vez que veo llega a gustarme algo más. Disfruten de "Patton" por su cincuenta aniversario del estreno en España. No os arrepentiréis.

Nota: 8

Lo Mejor: George C.Scott y la BSO de Goldsmith
Lo Peor: Entre Sicilia y Francia, la película sufre un ligero bajón en el ritmo

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