Nueva entrada al cine europeo, de la mano de la cinematografía francesa, que en el Siglo XXI ha dedicado algunos títulos al cine de acción en ambiente bélico. Entre ellos destaca esta coproducción con Bélgica, "La intervención", con la internacional Olga Kurylenko como cabeza visible del reparto. Una película que, se nos informa, está inspirada en hechos reales y nos traslada a los años 70 en el continente africano, tan abandonado en gran parte del cine bélico pese a ser el que más conflictos bélicos suma en las últimas décadas.
Los hechos
1976, Djibuti es la última colonia francesa en África. Junto a este pequeño Estado, se ubica Somalia. Grupos somalíes están dispuestos a anexionar por la fuerza si hiciera falta, al pequeño país fronterizo. En su afán por dar guerra, un grupo terrorista secuestrará un autobús con niños franceses. El autobús acabará estancado a medio camino entre las dos fronteras, en tierra de nadie. La legión francesa no puede ejercer sin permiso, y desde París envían un grupo de cinco francotiradores para emplearlos en caso de necesidad.
Lo más destacado que nos propone la película es esa tensión de los francotiradores antes de cumplir la misión. A diferencia del clásico cine sobre este tipo de soldados, aquí todos irán juntos a un mismo punto. El objetivo es abatir a los cuatro terroristas en el mismo instante, para evitar represalias. Vamos viendo como, bajo el abrasador sol del país africano, estos hombres intentan cumplir su misión... si es que les dan luz verde. Es ahí donde entra la mayor tensión del film. Los despachos, tan lentos como en muchas ocasiones inútiles negocian mientras la vida de niños (y una profesora) están en juego.
El capitán al mando tendrá en todo momento el dilema moral de si actuar o no. Lo mismo pasa con sus hombres, que no entienden la espera. Las horas pasan y ellos siguen ahí, buscando la manera de poder salvar a esos niños. El corto metraje ayuda a que esta tensión nos agrade y cumpla su función tras unos breves instantes donde la película parecía decaer.
Al grano. Así va la película en su inicio, con el secuestro por parte de los terroristas somalíes, el momento de intentar pasar la frontera y la tensa espera de la profesora al ver como ninguno de sus alumnos han ido a clase. Todo ello en menos de cinco minutos. Tras ello, se nos muestra como un grupo de hombres son seleccionados como francotiradores para ir a cumplir con la misión. ¿Diez minutos en total? El caso es que al cuarto de hora todas las fichas están sobre el tablero. Es entonces cuando la espera le pasa mala factura a la película.
Por suerte, un montaje bastante bien hilvanado, con sucesión de planos y con hasta cuatro pantallas en plano, hacen atractivo el envoltorio y la espera. Los diálogos entre la profesora (Kurylenko) y uno de los secuestradores deberían ser lo suficientemente interesantes para mostrarnos el lado humano de los implicados. Sin embargo esta parte es la más floja de la producción. Por el contrario, sin ser la alegría de la huerta, uno acaba disfrutando mucho más con el grupo de francotiradores, sus coñas, su manera de ver la vida y, sobretodo, esa tensa espera. Todo se va cociendo poco a poco, con soldados somalíes en la frontera aguardando a los suyos.
Como buen ejercicio de thriller de acción, la película sabe encontrar su camino para poder llegar a buen puerto pese a las limitaciones de lo que intenta narrarnos. Una intervención que, in situ, no duraría más de diez minutos, hecha película. Por ello es de aplaudir que durante la hora y media la película consiga su cometido de entretener al público. Pero, el sabor agradable llega con la escena final, ese clímax bélico con el autobús en medio y nuestros héroes intentando salvar a los niños.
A destacar que, pese a tener planos interesantes, y mostrarnos con bastante fidelidad algunos aspectos bélicos, el proyecto acaba pareciéndonos "blackhawk derribado" con soldados somalíes con la puntería en el culo cayendo como moscas... mientras que apenas algún rasguño molesta a nuestros héroes. No obstante es lo que pedía la película a gritos, un desenlace pirotécnico. Y eso que la misión en sí se salda en un segundo, lo que deberían tardar todos ellos en disparar al unísono a sus objetivos. Encabronar al resto de terroristas o soldados somalíes será lo que nos regale un bonus track que merece la pena en cuanto a espectacularidad.
No obstante, comete algún que otro salto de eje que, a estas alturas del cine, en pleno Siglo XXI, resulta molesto a los ojos del espectador. Mucho más acorde al cine mudo y de los inicios del sonoro donde todavía no estaban las reglas básicas impuestas. Pese a ello, ese tiroteo final hace que la película, si en algún momento se dudaba de si merecía mejor o peor nota, llegue al entretenido. Se lo gana a pulso.
Thriller tenso, con francotiradores por protagonistas y una de esas misiones donde la burocracia les tocará (y nos tocará) la moral (y algo más que la moral). Sabemos de sobra lo que va a pasar pese a no conocer la historia pero no por ello asistimos atentos a un correcto entretenimiento que nos hará disfrutar tanto con su fulgurante arranque como por su pirotécnico final. Entre medio, pese a los altibajos, sabe encontrarse. Le sobran algunos discursitos que no casan con el producto final, y puede que mejores interpretaciones principales, pero no le hace falta agallas para un buen cine bélico.
Los niños, al final, acabarán siendo lo de menos, y el epílogo final nos recuerda que lo que hemos visto, pese a las licencias típicas de la ficción cinematográfica, sucedió en realidad. Pese a que, fiel al espíritu crítico del cine francés, se destaca que todavía hoy en día no se han tenido en cuenta a los familiares y los niños que padecieron aquello. El hecho de que Djibuti se independizara un año después, puede que no ayudara en exceso.
Nota: 6
Lo Mejor: La tensión previa al clímax final. Ese sudor, esos "entrenamientos" y la corta ejecución. Planos preciosos y precisos.
Lo Peor: Tiene altibajos por pretender ser más memorable de lo que el proyecto pedía al cuerpo.
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