La Batalla del río Neretva (Veljko Bulajic, 1969)

Dentro del repaso al cine bélico europeo, hoy toca repescar un clásico lo suficientemente conocido como para estar en la sección. "La batalla del río Neretva" no es, ni mucho menos, una joya de la cinematografía europea, pero sí uno de esos títulos televisivos de mi infancia. Una película que hacía muchísimo tiempo que no veía, desde mi más tierna infancia, y del que vagamente recordaba algo.

El proyecto es de origen yugoslavo, uno de esos frentes de la II Guerra Mundial (con el General partisano Tito a la cabeza) tan olvidado de la mano de Dios que necesitaba que su propio país fuera capaz de internacionalizarlo exponiendo alguna de sus hazañas. De eso versa "La batalla del río Neretva", de una batalla donde se podría decir que los partisanos de Tito salieron vencedores. Si bien, lo que lograron fue "sobrevivir" y no se puede considerar una victoria contundente como tal.

Como el país yugoslavo, por mucha ganas que pusiera sobre la mesa no tenía el suficiente dinero para producir un proyecto de tal embergadura, acabaría tratándose de una coproducción gracias a la cuál se conseguirían los principales actores del proyecto. Estados Unidos, Italia y Alemania pusieron de su parte para tirar adelante del proyecto. Y, al frente del mismo, algunas estrellas. Estados Unidos contribuyó con la presencia de la cabeza visible del proyecto: Yul Brynner, con un papel de bastante minutaje, si bien durante la primera hora apenas se le vea el pelo.

Italia tuvo en Franco Nero (Django) su estrella en el proyecto, y Alemania puso a dos figuras reconocidas en el mundo del cine bélico: Curt Jurgens ("Duelo en el Atlántico" o "El día más largo", entre otras muchas) y Hardy Krueger ("El único evadido" y que posterior a esta película protagonizaría "Un puente lejano"). A ellos toca añadir la presencia del ya europeizado lejos de Hollywood, Orson Welles (que ya había participado en "¿Arde París?") y, por último, el soviético Sergei Bondarchuk, actor y director de la mastodóntica "Guerra y paz" soviética, y director de "Waterloo".

La película procura seguir las bases marcadas por "El día más largo", y aprovechando el tirón de esas producciones con grandes repartos que tendrían en "¿Arde París?", "La batalla de Anzio" y "La batalla de Inglaterra" sus versiones europeas. Yugoslavia no quería ser menos y tuvo en esta película y posteriormente en 1973 su "posible" secuela, "La quinta ofensiva" donde contó con un Richard Burton en horas bajas en el papel de Tito.

"La batalla del río Neretva" nos traslada a principios de 1943, en la teórica cuarta ofensiva alemana para conseguir doblegar a los partisanos. En ella veremos hasta cuatro bandos diferentes, lo cuál hará difícil al espectador medio llegar a comprender qué está pasando. Por mucho empeño que ponga su director y el montaje en irnos mencionando los diferentes parajes por los que transcurre. Sin nociones de geografía ex-yugoslava es difícil conseguir averiguar algunos de los movimientos de las tropas, en cuestión.

A los temidos alemanes, que parecen ser el bando enemigo durante el inicio pero acabará perdiendo peso y protagonismo, con Krüger sobre el terreno y Curd Jürgens desde el Alto Mando; tendremos que sumar la presencia de los italanos, mostrándonos las clásicas chirigotas de dicho ejército con no pocos que acabarán colaborando con el enemigo (con Franco Nero a la cabeza) alegando que son contrarios al fascismo de Mussolini; y junto a ellos los Chatniks, que se muestran como aliados del Eje y contrarios a los partisanos. Si bien en la realidad eran enemigos tanto de partisanos como de alemanes, y únicamente aliados de los italianos.

Dentro de todo ese pastel, los héroes, los irreductibles galos acabarán siendo los partisanos. Ya se encargará Franco Nero en su primera participación en la película de hablar de lo duro que será combatir contra ellos, puesto que luchan por su país, por su tierra y, por lo tanto, no se rendirán tan fácilmente. Eso y el hecho de apoyarles finalmente dará la imagen que quiere mostrar Yugoslavia, de lo valerosos que fueron sus hombres, irreductibles pese a todas las piedras en el camino.

Porque a lo largo de 100 minutos toca pasarlas canutas de todos los colores. Los constantes bombardeos alemanes en las poblaciones de turno, la persecución de las potencias del Eje que pretenden acorralarles en el río Neretva, sobre un puente que no deberán pasar e incluso tener al enemigo en casa, con los Chetniks al acecho, esperándoles al otro lado del río. Un cerco en el que los partisanos tendrán difícil sobrevivir.

Con un guión poco elaborado, la película acabará siendo una sucesión poco acertada de pequeñas escaramuzas donde toca destacar como personaje simpático y resultón al que da vida Sergei Bondarchuk. Las amistades y amoríos de diferentes protagonistas marcarán el viaje (con el tifus como gran enemigo) por el que los partisanos huirán del enemigo en busca de ese puente del río Neretva. Llegado el momento, Yul Brynner (que pasaba por ahí) volará el puente en un giro de los acontecimientos que despistará incluso al enemigo. De esta manera la táctica cambiará y llegaremos a esa media hora final de batalla.

Ahí es donde la pirotecnia cumple. Los numerosos extras, batallas con ciertas reminiscencias al cine napoleónico (con los Chetniks a caballo) y la estrategia cobran un protagonismo hasta ese momento inexistente. Lo que hasta ese momento era un montaje un tanto lioso, comienza a cobrar sentido. Ese tramo final salva una producción que tiene problemas para mantenerse a flote. Puede que la duración no haya sido aliada de esta, ya que la versión que ha llegado a nuestras pantallas es de 102 minutos, caóticos durante 2/3 partes de la película. Pero según imdb la película duraría 2 hrs y 55 minutos, algo más acorde a lo que pretende narrarse.

Pero lo que toca es valorar la versión que llegó a nuestras salas de cine y a la televisión. Y ahí se antoja complicado narrar tantos detalles, con cuatro puntos cardinales por protagonistas y un reparto extensísimo (con mucho protagonismo yugoslavo, también). Brynner aparece en pequeñas escenas, sin mediar apenas palabra alguna, a lo largo de casi toda la película. Vamos viendo como va explotando puestos enemigos, mientras los partisanos huyen y los alemanes preparan la Operación para acribillarles.

Todo bien masticado, pero, como digo, con escenas tan cortas de escaramuzas y constantes, que uno acaba por no empatizar con nadie, y con tampoco conseguir entender la relación entre algunos personajes. El horror de la guerra se debe hacer presente, y lo hace mediante el padre que tiene que tirar con sus dos hijos, o con esos tres amigos que se hacen una foto al principio de la película y cuyo fatal desenlace servirá para mostrar el sacrificio de los partisanos.

Con fe ciega, viajan rumbo a ese río, a esa crucial batalla. A esa batalla final con la que conseguirán unos días más de vida. La supervivencia como triunfo supremo, derrotando (sobretodo) a los Chetniks, vendidos como auténticos salvajes con un líder a su mando que no está bien de la cabeza. El epílogo, definitivamente, resumirá lo vivido con exactitud.

"La batalla del río Neretva" es un correcto título poco aprovechado por la falta de presupuesto, que pese a ser alto no consigue abarcar todo lo que pretende. A fin de cuentas, a finales de los años 60 Yugoslavia no tenía los mimbres necesarios para realizar una película de esta embergadura. La fotografía y el montaje, son dos talones de aquiles, lo bastante marcados, como para poder echar al traste todo el empeño. Y ni el tener un gran reparto, ni numerosos extras acabarán salvando la producción que, pese a ello, sigue pareciéndome un título diferente y simpático. De los que debía existir para conocer un frente poco mostrado en la gran pantalla, pero que se llega a hacer pesado.

Nota: 4,5

Lo Mejor: Su extenso reparto, con Bondarchuk a la cabeza. Y mostrarnos un frente poco conocido.
Lo Peor: Ha envejecido fatal

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