Operación Chromite (John H. Lee, 2016)

En nuestra pequeña sección dedicada a la Guerra de Corea, hoy hacemos una parada en uno de los últimos títulos sobre el conflicto. Olvidado en la historia, es el cine surcoreano el que más esfuerzos está ejerciendo en este Siglo en honrar la memoria de los que lucharon por la patria. En ese sentido, en 2016 llegó "Operación Chromite", film ligado al Desembarco de las tropas de MacArthur en Inchon, y dedicado a un grupo de hombres que dieron sus vidas para preparar sobre el terreno dicho desembarco.

Cabe destacar la presencia de un actor de renombre en el reparto. Se trata de Liam Neeson, en el rol del General MacArthur. Un pequeño papel con mucho más peso y presencia del que se intuye al principio. Y es que a pesar de que el film se dedica a mostrar las hazañas bélicas del comando surcoreano de turno, se van intercalando las secuencias con los preparativos por parte del Alto Mando de la OTAN, con Mac Arthur al frente, para el Día D con el desembarco en Inchon.

Neeson, al igual que haría Bruce Willis en "Combate en el cielo" es un actor consagrado que cobraría bien por unos pocos días de rodaje. A diferencia del disparatado proyecto Chino donde Willis casi ni cobra, en "Operación Chromite" Neeson se toma lo suficientemente en serio su papel como para no deshonrarlo. Y eso que las frases que va lanzando tienen lo suyo. En ese aspecto el cine asiático, cuando intenta realizar una película al estilo occidental, comete el error de ser una copia barata del cine propagandístico de los años 40. Es como si tuvieran "Pearl Harbor" como título de cabecera donde todo vale por el bien del espectáculo.

Es por ello que el guión, poco elaborado, se dedica a ensalzar la imagen de MacArthur. Debe ser, o eso parece, que para los surcoreanos debe ser algo así como un Libertador. O eso, o el hecho de tener a Liam Neeson de por medio hacía que le lanzaran piropos. Su personaje se dedica a ser un MacArthur honrado que lucha por Corea, y por esos pobres hombres que ha visto morir a su llegada. El film se dedica a honrar la memoria de los caídos por la patria, y del héroe americano que llegó casi como del cielo. De ahí que a Neeson se le de el suficiente protagonismo. Ya que se le paga, que sea para llenar pantalla con una estrella.

Eso sí, no nos desviemos de lo que va la película. Mientras Neeson se dedica a preparar el desembarco recalcando en todo momento que no lo hace por su futura carrera hacia la Presidencia de los EEUU, un grupo de jóvenes coreanos se juegan el pellejo para descubrir el paradero de las minas marinas, clave para conseguir el objetivo. La película parece que intenta jugar a ser una película de espionaje en su primer tramo. Pero la escasa sutileza del guión y la burda manera de intentar conseguir la información hacen que, pese a entretenernos, uno no pueda evitar sacar alguna carcajada en las formas.

Conscientes de que el guión no era el fuerte de la película, y del presupuesto que se manejaba, la película deriva, de golpe, en una persecución bélica repleta de acción cuando los protagonistas son descubiertos. Tiros, más tiros, ajusticiamientos por el "malvado villano malo maloso" de turno, con corte de pelo muy del gusto de Kim Jong-Un llenan la pantalla con no poca sangre.

Tiene que pasar por ahí, el casi flirteo amoroso (por suerte no se le da apenas importancia). Pero tocaba vender la labor femenina (como enfermeras) de las surcoreanas. Todo ello mientras nuestros protagonistas se desgañitan en ser cada vez más valientes para allanar el camino al desembarco que cambiará el curso del a historia. Entre medias, un duelo Far West entre el villano de turno y el protagonista principal, un ex-comunista que debió ver la luz. Uno de esos duelos que desde el minuto 5 de película sabes que concluirá con ambos enzarzándose en una lucha a muerte. Cuando llega el momento no sorprende dicho duelo e, incluso, cae en torpezas impropias de un film bélico, y más cercanas al cine de acción de los noventa made in USA.

El film se deja ver, y quien quiera espectáculo y un buen rato, tendrá garantizada la diversión sin desfallecer. Cae en la trampa de mucho cine asiático de estos tiempos, de querer ser un espectáculo bélico y dejar el guión de lado. Honra la memoria de los que lucharon por Inchon, sin duda, pero lo hace queriendo llenar salas e importándole poco la veracidad histórica de turno. Liam Neeson pasaba por ahí, pero a mí me vale pues se basta y se sobra para dotar de cierto carisma a un MacArthur planísimo en cuanto a guión.

Y la Operación Chromite, más dedicada a la previa que al desembarco en sí, destinado únicamente al tramo final. Uno se queda con las ganas de ver más escena de desembarco en Inchon y un poco de lo que fue la batalla y algo menos de toda esa persecución y pirotecnia que nos deja con la miel en los labios. Porque tras vendernos que las opciones de MacArthur eran de 5000 a 1 durante buena parte del metraje, da la impresión de que gracias a ocho hombres, lo del desembarco en Inchon fue un paseo. Puesto que los Rambos de turno habían hecho mucho más que su trabajo, matando incluso al jefecillo (por la estatura) de turno. Los efectos visuales, toca decirlo, son más cercanos a un videojuego de hace una década que a lo que cabe esperar de una película bélica, pero no son del todo desagradables.

Película recomendable si queréis pasar un rato agradable, os gustaría ver a Liam Neeson de MacArthur y no os importa que fusilen lo que sea la historia. También para quienes quieran dejar la II Guerra Mundial y los conflictos típicos del cine bélico a un lado, y centrarse, durante algo menos de dos horas, en recuperar la guerra olvidada de Corea. Su torpeza, y no mostrarnos algo más del desembarco en Inchon, sus debes para haber sido una mejor producción. Una pena que Inchon siga sin tener una gran película que la narre los acontecimientos.

Nota: 5,5

Lo Mejor: Entretiene, y da gusto ver a Neeson en un proyecto así. Aunque sea por sonreir un poco.
Lo Peor: Un duelo héroe Vs villano que se intuye desde kilómetros y que acaba con torpeza.

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