Tercer lunes de mes y poco a poco vamos cerrando la Sección de Vietnam en el blog. Hoy toca uno de esos viajes que todo amante del cine bélico tiene la obligación de haber visto al menos un par de veces en la vida, a poder ser dentro de su infancia o juventud. "Rambo: Acorralado Parte II" es una pirotécnica película de hazañas bélicas a la manera marcada por Chuck Norris pero que Rambo hizo suya a raíz de este título de 1985. Esa perfecta máquina de matar que podía ganar la guerra, él solo.
¿Nos toca ganar esta vez? Esa pregunta la hacía John Rambo, al mítico Coronel Trautman al inicio de esta popular y palomitera película. La respuesta de su superior era clara y contundente: "Esta vez depende de ti". En efecto, Rambo se ponía la cinta en la cabeza, y acompañado de cuchillo, arco o la ametralladora de un helicóptero era capaz de volver a Vietnam y cambiar el curso de la historia más de una década después de perder la guerra.
De eso trata esta película que, curiosamente, llegó un año después de "Desaparecido en combate" con Chuck Norris, y dos después de "Más allá del valor", película de la que ambas beben. Digo lo de curiosamente porque Norris y su trilogía siempre han sido la Cara B, el subproducto barato de Rambo, y sin embargo este "plagió" la idea o llegó más tarde. Tras las cámaras George Pan Cosmatos, autor de la en mi opinión flojísima "Evasión en Atenea" y de la algo más aceptable "Muerte en Roma".
Pero sin lugar a dudas hay dos ingredientes que hacen épico a John Rambo en esta segunda entrega que, si bien no es tan buena como la inicial, supera claramente a las secuelas posteriores, por un lado el carisma de Stallone en estado de gracia, de un Rambo creible incluso en los momentos ñoños, con besito incluido. El otro ingrediente clave es la Banda Sonora de Jerry Goldsmith, que repite tras su exitosa partitura de la original. Rambo no sería tan épico sin ese tono que le dio este monstruo de la composición, algo olvidado pero del que toca recordar esa joya de BSO bélica que es "Patton".
Juntos llevan en volandas una película que parece encorsetada y comedida en su tramo inicial. Repleta de topicazos, el Coronel Trautman va a buscar a Rambo a la prisión donde hace trabajos forzados. Le promete poderle bajar la condena si cumple una última misión. El héroe caído dispuesto a redimirse. Capaz de volver y luchar contra sus propios fantasmas volviendo al campo donde fue hecho prisionero, y rescatar a varios norteamericanos que siguen siendo prisioneros más de una década después de acabar la guerra.
La misión en apariencia es sencilla. Sólo debe sacar unas fotos, algo que al bueno de Rambo lógicamente no le convence. Él quiere rescatar a los que se encuentre y matar a todo comunista que se precie. ¿He dicho comunista? En efecto, en "Rambo" el malo maloso, el monstruo final del juego es un soviético. Y es que tras una primera parte de la Saga Rambo se pasó a combatir el comunismo primero volviendo a Vietnam y posteriormente ayudando a los afganos a ganar su guerra contra la URSS en la malísima tercera parte de la saga.
La Misión
Aquí toca enumerar todos y cada uno de los peligros que debe superar "Rambo" para lograr su objetivo. Primero sobrevive a un salto en paracaídas algo aparatoso. Después con nocturnidad efectuará un rescate salvando a un prisionero de guerra, de momento acompañado de una señorita vietnamita con la que habrá relación amorosa (única en la saga). Por la mañana toca ración de barco por río vietnamita, en modo "Apocalypse now", en una de las escenas más míticas de la película donde Rambo acabará saltando del barco antes de que la patrullera vietnamita choque contra su barcaza.
Cuando va a ser rescatado junto al prisionero, el superior al mando dará orden de retirada, abandonando a su suerte al bueno de Rambo. Trautman avisará a navegantes, se ha cometido un error: "Rambo". El cabronazo y cobarde superior debe desabrocharse la corbata antes de morir ahogado por el miedo y el sudor frío que le provocará esa palabra.
A Rambo lo rescatará su novieta, nuevamente a matar vietnamitas a diesstro y siniestro. Pero nada que ver con el momento en que le hieren. Tras el beso de rigor un vietnamita acribilla a balazos a la chica y ahí ya no sabrán con quién se han metido. Dispara a todo bicho viviente, acabará subiendo a un helicóptero que tenía pensado darle caza y una vez consigue apoderarse del vehículo, va al campamento donde entre misiles y balazos destruye todo el campamento. Aterriza, rescata a los americanos perdidos por Vietnam, y se larga.
El colofón final llega con esa batalla entre helicópteros. El monstruo final, esa pantalla final representada en el comunista de turno que quiere acabar con Rambo como sea. Él ni se inmuta, sufre un poco, sí, pero acaba ingeniándoselas para salir airoso. "Para sobrevivir en una guerra, tienes que convertirte en guerra" llegaba a decir Rambo a la vietnamita en un paseo en barco. En efecto, eso es lo que hace en cada película de la saga, ser tan salvaje como la guerra para sobrevivir.
¿Resultado Final? Rambo: 100 - 1 Vietcogs/comunistas soviéticos.
Precisamente ese recuento no oficial de víctimas es el que se daba en "Hot Shots Part Deux", la secuela de la parodia de Top Gun que se basaba descaradamente en esta película. En la misma el personaje de Charlie Sheen llevaba una cinta en la cabeza, mataba a todo iraquí viviente (si bien el territorio tenía similitudes con Vietnam) y en ella se parodiaba el salto en paracaidas, el hecho de encontrarse con una mujer en el terreno, rescatar prisioneros de guerra y la famosa escena de la barcaza, en esta ocasión con similitudes extra a "Los cañones de Navarone". Por si fuera poco, también tenía momento para emplear el arco... lanzando un gallo.
"Rambo: Acorralado Parte II" es un festival de sangre. Un festín del cine bélico en toda regla, pura testosterona. Con Rambo desatado en una parte final donde lo que prima es el espectáculo. No hay que preguntarse cómo leches por mucho que sepa pilotar un helicóptero, puede él solito destrozar todo el campamento. Tampoco hay que preguntarse como es capaz de saber de donde le saldrán todos los charlies a los que acribillar. No preguntemos tonterías, y disfrutemos del espectáculo.
Porque ese colofón final, incluyendo la manera en que acaba con el soviético como si de un duelo del Far West se tratase, y esa mala baba disparando a computadoras que se gasta cuando amenaza a su superior, bien merecen la pena. Por el camino, tenemos a un Rambo que es capaz de ablandarse y reconocer que "es prescindible" delante de una mujer a la que abrirá su corazón. Una vez quitada ella de la ecuación, se despierta la bestia.
Tras dos décadas sin ver la película he de reconocer que vuelvo a recalcar lo que siempre he comentado. La película está repleta de topicazos. Pero veo a Rambo con su cuchillo, escucho la banda sonora de Goldsmith, y disfruto desde el sofá con esa parte final. Ese Tour de Force de acción pura y dura que bien merece la pena. Un héroe de los que necesitaba Estados Unidos para ganar la guerra, y ríete tú del John Wayne de "Boinas verdes".
Nota: 6
Lo Mejor: El colofón final, desde el barco hasta el duelo de helicópteros.
Lo Peor: Los tramos ñoños
Comentarios
Publicar un comentario