Mar de fondo (John Ford, 1930)

Hoy toca una de #AventurasSubmarinas. Después de iniciar la temática con un título pionero dentro del subgénero de submarinos de la II Guerra Mundial, hoy toca hacer lo propio con una de las primeras películas sobre submarinos de la historia del cine: "Mar de fondo", dirigida en 1930 por uno de los grandes directores de la historia, John Ford, si bien por entonces no tenía la gran fama que conseguiría precisamente en esa década.

Buques Q
La historia que nos trajo John Ford en 1910 tenía por protagonistas a la tripulación de un "buque Q". ¿En qué consistían estos navíos? Se trataba de unos buques mercantes o veleros que eran empleados como señuelo para los submarinos. En aquel conflicto los submarinos alemanes emergían a la superficie y en ocasiones evitaban torpedear, destruyendo al enemigo con el cañón. De esta manera, podían informar a la tripulación para que abandonasen el barco. Los Buques Q serían emplados por británicos y posteriormente norteamericanos para conseguir destruir submarinos alemanes.


El Buque Q (o Mistery Ship, como dice la película en todo momento) de esta película tiene un cañón escondido a bordo. Su objetivo es dar con el U-172, uno de los grandes submarinos del conflicto (siempre según la película) y capitaneado por Von Steuben. Una vez contactado con el enemigo, hacer ver que la tripulación huye del barco despavorida y en cuanto el submarino enemigo se pusiera a tiro, descubrir el cañón y hundir el sumergible enemigo.

Escala en Canarias
La película tiene por objetivo el Mediterráneo con Gibraltar como posible puerto aliado, y dicha zona es en la que descubrirán al enemigo. Antes, eso sí, la tripulación llegará a las Islas Canarias para conseguir combustible. Cabe señalar que España era neutral en la Primera Guerra Mundial, dividida entre germanófilos y francófilos. Estratégicamente, las Canarias podían servir para conseguir combustible. Pero, ¿Cómo podía un buque de guerra conseguirlo?

En la película se nos muestra como los alemanes empleaban un buque mercante español para cargar combustible y, una vez en alta mar, el submarino alemán de turno (en este caso el U-172) emergía, se aproximaba al barco, y cogía todo el combustible posible.

Esta escala en las Islas Canarias sirve para entrar de lleno en las subtramas de la película. Por un lado la que nos interesa en el aspecto bélico, con los alemanes recargando combustible. Por otro lado, el lío de faldas que nos mete en un subtrama de espionaje. Dos mujeres, ambas con contacto con el enemigo, se encargarán de hacer mella en el bando aliado. Anne Marie, que resultará ser la hermana del capitán Von Steuben, inicia cierto flirteo amoroso con el Capitán del buque Q protagonista (interpretado por George O'Brien). Por otro lado, una ¿gitana? que colabora con los alemanes se encargará de emborrachar al Alférez Cabbott, algo que será determinante en el devenir de la película.

Por la mañana, la tripulación no consigue dar con el alférez, y se da a la mar. Éste, una vez despierto, contempla horrorizado como le han abandonado a su suerte por quedarse dormido en brazos de una mujer. Conseguirá subir a bordo de un barco español que, para su desgracia, resultará ser el que transporta combustible para el U-172. Llegado el momento deberá tomar un decisión. Boicoteará al enemigo abriendo un agujero en el barco y, posteriormente, prendiendo fuego a algunos bidones de gasolina. La tripulación del submarino acabará con su vida. Heroíco sacrificio del muchacho.

Escena
Pero, sin duda alguna, la escena cumbre será la final. El Barco Q descubrirá a los supervivientes del barco mercante español (tras haber descubierto el cuerpo sin vida del alférez Cabbot). Dejarán a los españoles abandonados en alta mar, pero rescatan haciendo prisionera a Anne Marie, la hermana del capitán alemán y que traerá más quebraderos de cabeza a su capitán, intentando constantemente fugarse o incluso avisar al enemigo.

De este modo, intenta informar al U-172 de que está a punto de caer en una trampa. El capitán conseguirá evitarlo. Después, la tripulación interpretará su papel. Algunos saltarán del barco mostrándose cobardes para que el submarino alemán crea que toda la tripulación ha abandonado el buque. Los alemanes dispararán sus ráfagas de cañonazos mientras se acercan. Una vez a tiro, la tripulación del Barco Q hará su parte, y ambos buques se enzarzan en una batalla a la vieja usanza, a cañonazo limpio, como en los largometrajes de piratas.

Amor en tiempos de guerra
No resulta, ni de lejos, lo más atractivo de la propuesta de Ford, la historia de amor un tanto sencilla entre el personaje interpretado por George O'Brien y la mujer alemana. Pero esta relación sirve para hablarnos de otros aspectos de la guerra. Por una parte, la de dos personajes que dejan a un lado su posible romance, para darlo todo por su patria. Esa guerra que impide que dos personas condenadas a amarse acaben siendo enemigos para su desgracia. Lo principal, es su país.

Ese patriotismo llega a su extremo con ese personaje femenino que llegará a reconocer su amor al enemigo, pero que no puede casarse con él... de momento. Lo que toca en ese momento es defender a su país, a pesar de que ello le condene a ser hecha enemiga. Se marcha con su hermano, orgullosa de su decisión. Sabe que su Alemania está herida, y no puede abandonar a su familia ni a sus amigos en un momento tan delicado. Eso sí, deja abierta la puerta, en todo momento, a que su corazón sea del americano.

Crítica
Película sencilla, posiblemente un John Ford menor, de esas películas que haría como churros. Lo más interesante de la propuesta, sin duda alguna, es la de mostrarnos un hecho de la guerra (si bien este en concreto no esté basado en hechos reales) como fue el de la utilización de los buques Q. Es interesante observar un cine marítimo de la Primera Guerra Mundial, un subgénero poco utilizado por el mundo cinematográfico.

Ese mismo año, Ford realizaría también "Tragedia submarina" que si bien no era cine bélico tenía todo su protagonismo en todo momento en un submarino americano. Aquí el submarino alemán no es el protagonista principal, pero eso no quita para tener escenas submarinas con el periscopio por protagonista y unas interesantes imágenes de como estos sumergibles emergía. Lo que hoy en día ya son típicas imágenes submarinas, tienen en Ford y su manera de colocar la cámara, un pionero.

La historia de amor resulta simplona, y es más una carga o una excusa para alargar el largometraje. Al menos sale airoso aprovechando al personaje femenino para incluirle en una trama de "suspense" o espionaje. Pero al final, el clímax, con esa escena bélica entre el buque Q y el submarino, justifica el visionado de la película.

Tenemos los clásicos ingredientes del cine de Ford, con la camaradería no solo entre los aliados, si no con cierta caballerosidad con el enemigo, unos alemanes que son tratados con toda la admiración del mundo. Son incapaces a abandonar su buque e incluso a abandonar a sus familias. Ford respeta a todo el mundo para tratarnos de contar una historia de "iguales" condenados a combatir por un conflicto bélico que les enemista. Entre algún que otro chiste, con algún secundario que está ahí para aportar su toque de humor, la película avanza hacia el ansiado desenlace con sobriedad. No apasiona, pero se deja ver e incluso resulta interesante.

Nota: 5,5
Lo Mejor: Lo interesante de la propuesta. Mostrarnos los Buques Q. Y un cine submarino de la Primera Guerra Mundial.
Lo Peor: La historia de amor, muy simple.

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