Clásicos Escondidos V: "Alas y una plegaria"

Este mes en clásicos escondidos os traigo una película ambientada en la II Guerra Mundial, en el Pacífico. El film en cuestión fue dirigido por un cineasta que por entonces daba sus primeros pasos pero que posteriormente sería muy reconocido en géneros como el de aventuras o el Western. La película obtuvo la nominación al Oscar al Mejor Guión y narra unos hechos ficticios para acabar enmarcada en la Batalla de Midway.

Destacar el reparto coral con algunas estrellas de la época en la que fue estrenada, siendo el actor principal (el Oficial de aviación) el que mayor cv bélico tiene de cuantos participaron en la producción. Recordaros que vía Twitter podéis dejar comentarios si intuís qué película es la que hoy comento. Y a la noche publicaré el título correcto de la película así como sus principales protagonistas.

Sinopsis
Una breve introducción nos prepara para el combate. En ella se explica una misión altamente secreta para que el espectador conozca de primera mano de qué se trata: Un portaaviones y su tripulación de aviones y pilotos han de recorrer diferentes lugares del Pacífico tras Pearl Harbor. El objetivo no es otro que dar la sensación a los japoneses de que hay diferentes portaaviones norteamericanos por todo el Pacífico pero haciendo la guerra "por su cuenta", para poder reagrupar la flota y poder defenderse en el que consideran próximo objetivo japonés: Midway.

Nosotros sabemos el objetivo de la misión, pero no así sus protagonistas, que llegarán a desesperarse ante la orden de no abrir fuego ante el enemigo. Los compases iniciales servirán para confraternizar con los protagonistas. Tenemos, por un lado a un héroe que ha derribado tres zeros, pero que de golpe tiene miedo a volar y necesita ir al psicólogo. También se nos muestra a un actor de Hollywood con Oscar que recibe numerosas cartas de fans, pero que en su primer aterrizaje pone en peligro a la tripulación del portaaviones con la consecuente reprimenta del oficial al mando.

También tenemos al joven que no tiene la edad mínima para alistarse y al veterano que ha superado la edad, pero ambos están ahí siendo amigos, con ese secreto que guardar. Y tenemos a un charlatán de profesión, de los que se le llena la boca de heroicidades aunque aún no haya entrado en combate. Por encima de ellos tenemos a la estrella de la producción, que ejerce el rol de Teniente y, por lo tanto, oficial al cargo de la aviación en una operación conjunta donde otro reconocido actor es el Comandante del Portaaviones.

Vemos como tienen que ir haciendo prácticas, bajo unas premisas claras: Huir del enemigo, que crean que se retiran y, sobretodo, no destruir en la práctica el trineo para no astillar ni dañar el portaaviones, las bombas han de caer al agua. El "bocazas" del grupo se pasará de listo y destruirá el trineo en todo un gesto de crecimiento, provocando la consiguiente reprimenda de oficial al mando del buque, y el castigo de su Teniente apartándole de las patrullas.

El primer peligro es un submarino que no llegamos a ver, ni apenas a intuir... que acaba siendo hundido por el buque que les escoltaba. Eso sí, el primer combate con los japoneses no se hace de rogar. Son sorprendidos por tres zeros que destruirán uno de los aviones, acribillando a balazos a los supervivientes cuando intentan hinchar su salvavidas para sobrevivir en el agua, en un gesto muy típico de los aviones japoneses en el cine de la época. Lógicamente el Teniente y otro avión cumplían órdenes de no abrir fuego, no pudiendo socorrer a sus amigos.

Ahí vemos como el Teniente, al volver, borrará un nombre de la pizarra, el del piloto fallecido junto a su tripulación, y colocará en su lugar el del piloto "bocazas" que había sido apartado. Pasa el tiempo, y mientras vemos un mapa del Pacífico con el recorrido que teóricamente va haciendo el portaaviones, vemos como el Teniente va borrando algunos nombres de la pizarra cada cierto tiempo... hasta que, por fin, llega el gran día. El Comandante del portaaviones les felicita por su gran misión de "no hacer nada" y esperar los envites del enemigo, y anuncia que una vez cumplida la misión principal, se unirán al resto de la flota para combatir en Midway.

Suena la música épica de la marina y el heroismo de los EEUU y ya estamos donde queríamos desde el principio de la película, en la gran batalla final. Los aviones salen del portaaviones y tras divisar la flota enemiga se ponen manos a la obra en una batalla que se nos mostrará inicialmente en imágenes de los propios protagonistas en el avión y, posteriormente, con los rostros de los del portaaviones americano expectantes mientras escuchan por radio lo que sucede.

Tras esa misión, los japoneses descubren la posición del portaaviones, y lo atacan y bombardean incesantemente. Sin tiempo para pensar mucho más y sin aviones para defenderse, únicamente uno que lo cogerá el piloto que tenía miedo a volar. Aparecerá de la nada un submarino japonés que les enviará un regalito en forma de torpedo, pero nuestro héroe que no sabía volar y lo había vuelto a hacer se sacrificará haciendo estrellar su bombardero contra el torpedo en la que es la escena más increible y más de "sobra" del largometraje.

Con todo en calma y habiendo vuelto la tripulación (los que han sobrevivido) se escucha un motor en el cubierto cielo... debe ser el actor de Hollywood y su tripulación. Sin embargo, ellos no ven el portaaviones, ni éste puede hacerle señales, ni mucho menos abrir la comunicación por radio. Órdenes son órdenes. Tampoco dejan al Teniente salir en su busca poniendo en peligro toda la operación. Al poco, escucharán como el avión se queda sin combustible y se estrella en algún lugar del Pacífico.

La depresión es latente, por cumplir órdenes se ha enviado a tres jóvenes a morir (aunque uno de ellos ya se nos muestra muerto en el avión, el veterano que no debía estar participando en la contienda). El comandante del portaaviones lanzará el clásico discurso de la época diciendo que era necesario y que a él tampoco le gusta enviar a la muerte a hombres, pero que la lista que lleva (un papel) es la de los hombres que han muerto en tan victoriosa jornada, ya que la victoria tiene un precio. Suena el teléfono y se les comunica que otro buque ha encontrado a los dos supervivientes del avión perdido en el Pacífico y los rostros del resto de pilotos y del comandante del buque cambian.

Con alegría, buena música de fondo, el comandante llega a su puesto de mando y coge el teléfono: "¿General?, ¿Órdenes para mañana?" y comienza a enumerar los bombarderos y cazas de los que puede disponer para la siguiente jornada. La lucha contra el Imperio del Sol Naciente, continua.


Escena
Parece un detalle sin importancia en un drama bélico cuya acción se centra en los últimos 25 minutos, hablar de la última escena. La batalla de Midway que tiene lugar en el tramo final de la película es, sin duda alguna, lo más destacado del largometraje. Pero por un detalle bastante importante: Consigue crear una sensación de angustia, de incertidumbre, de pánico... entre quienes solo pueden escuchar por radio lo que está sucediendo.

Tras mostrarnos el director unos pocos minutos bélicos con la actuación de los aviones intentando destruir un portaaviones japonés, en las que son las imágenes bélicas del largometraje, acto seguido la cámara pasa a mostrarnos dentro del portaaviones americano. En las diferentes salas, toda la tripulación del buque se mantiene atenta a lo que se escucha por radio. Se van escuchando los comentarios de los pilotos que están en ese momento bajo la tensión del fuego enemigo.

Vamos conociendo de este modo quien sobrevive o quien no. Mientras en el portaaviones confían en que los suyos, esa gente con los que han compartido meses de intenso viaje, puedan salir airosos de una misión tan complicada. Sin duda alguna, una de las escenas que más me han impactado del cine bélico clásico... y sin necesidad de mostrarnos sangre, ni mucho menos tiros. Dedicándose en exclusividad a escuchar atentamente por radio lo que va sucediendo.

Crítica
Hay que tener cierta imaginación, y ¿quizá algo menos de presupuesto del deseado? para rodar una escena como la arriba mencionada. Pero el director de esta película logra algo que casi ninguna película de la época pudo generar en mí: Angustia. Esa sensación de no saber lo que va a pasar porque dejas de contemplar al héroe del film y pasas a ver a terceros como esperan impacientes.

Sin duda alguna la película eleva en esa escena su vuelo para, acto seguido, caer en ciertas torpezas marca de la época como esa heroíca gesta de estrellar un bombardero contra un torpedo para salvar muchísimas vidas. Acto típico de un cine algo más "cutre" y menos realista que desbarata ligeramente todo lo bueno conseguido hasta ese momento.

Porque "El portaaviones fantasma" es una película que desde el principio se muestra mucho más interesante que otras que fueron víctimas de la guerra. Sólida con una historia sencilla pero cuanto menos interesante, sujetándose en diferentes protagonistas para, de este modo, aguantar el peso de más de una hora en la que no llega a pasar realmente nada bélico que merezca ser mencionado. Pero, de este modo, la sensación de espera, del paso del tiempo y el nerviosismo entre la tripulación queda aún más remarcada.

La película es una notable película que merece la pena ser vista al menos una vez en la vida. Por desgracia, si está en esta lista es porque es un clásico escondido. Una película menor que no ha sobrevivido al paso del tiempo al no tratarse de ningún éxito en su momento. Un film olvidado, que no olvidable. Porque tenía ganas de volver a ver la película y aún me ha dejado mejor regusto que la primera vez que la vi.

Si queréis una de guerra diferente en algunos aspectos, pero con el mismo ABC del cine propagandístico, centrada en la camaradería (como en "Destino Tokio")... si os apetece ver cine clásico de la II Guerra Mundial, o si queréis conocer alguna obra menos conocida de su director, sin duda alguna "El portaaviones fantasma" es vuestra película.

Y la película es...
"Alas y una plegaria". Dirigida en 1944 por un entonces no conocido Henry Hathaway, y con un reparto coral liderado por Dana Andrews, Don Ameche y William Eythe.

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