La Batalla por Sebastopol (Sergey Mokritskiy, 2015) #MaratónBelicosero

Tras haber visionado y comentado la divertida fantasmada "T-34", titulada en España "Héroes de acero", he aprovechado que la plataforma Prime Video había colgado "La batalla por Sebastopol" para hincar el diente a una nueva producción ex-soviética. Digo Ex-soviética porque tras pensar que se trataba de una película rusa, en realidad se trata de un film ucraniano, detalle a tener en cuenta a la hora de ciertos aspectos del análisis.

Historia de una heroína
A pesar de que el título hace mención a los 250 días que duró la batalla por Sebastopol,en realidad el film va dirigido a la memoria de la francotiradora Liudmila Pavlichenko, que contabilizó 309 muertes "nazis" (como mencionaría la protagonista en la película), que combatió en la II Guerra Mundial del bando soviético. El personaje real, nació en Ucrania en 1916, territorio que sería soviético tras la revolución rusa, y combatió entre 1941 y 1942 para posteriormente, tras ascender al rango de Mayor, entrenar a nuevos francotiradores.


Amistad con la Señora Roosevelt
Uno de los aspectos que más llama la atención de la película y que está basado en hechos reales es el hecho de la amistad que unió a Pavlichenko con la mujer del entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin D.Roosevelt. La francotiradora visitó el país norteamericano cuando éste todavía era aliado de los soviéticos por la causa antifascista, en una gira por América en 1942. Después del contacto, y de visitar la Casa Blanca, Ludmila y la presidenta (se dice) continuaron en contacto mediante correo.

La película arranca con la ex primera Dama de Estados Unidos en una visita a Moscú en 1957, año en el cuál la guerra fría ya había estallado. Ella se encargará de arrancar la historia, que mediante flashbacks nos trasladará a Estados Unidos en 1942 y cronológicamente a la vida de Ludmila desde su ingreso en la Universidad, hasta el momento en que es evacuada de Sebastopol antes de que la ciudad cayera en manos alemanas.

Héroes de Ucrania
La película tiene el deje patriótico que toda película de propaganda solía tener. Ha llovido mucho desde la II Guerra Mundial, y desde la caída de la URSS, pero si algo tienen este tipo de producciones de los países del Este es su intención puramente propagandística. Sucedía con T-34, y sucede con este film, si bien se permite el lujo de atizar a ciertos menesteres de la URSS. Por un lado, al líder soviético se le hace esperar porque la Señora Roosevelt viene a visitar a "una heroína ucraniana" en un claro detalle: Importa poco la URSS y toca enaltecer la figura de esta heroína ucraniana.

Mucho más importante es el papel del Camarada Comisario que en Estados Unidos lidera la visita de miembros soviéticos al país yankee. Ahí se ve claramente el carácter de una mujer que no se mete en política, y solo quiere lo mejor para su pueblo. Y ese camarada comisario, que políticamente malmete todo lo que toca, egoistamente y dispuesto a entorpecer la visión que tienen de Ludmila. No soporta que se aplauda a esa mujer y las heroicidades de esa "ucraniana" por encima de las de todo el país y de Stalin. Ahí la película se desmarcaría de la justificación patriótica propagandística si no fuera porque se trata de una producción ucraniana y no rusa, lo cual hace que aquí los rusos importen bien poco.

Batallas
En el tema bélico la película tiene claroscuros. Por un lado tenemos buenas escenas de combate, y una sucesión (quizá larga) de muescas en el rifle de Ludmila. Se nos enseña muertes de todo tipo, la preferida del director, aquellas en las que mata a dos soldados de un disparo, o como consiguen destruir un tanque gracias a su destreza para matar al conductor. Pero si exceptuamos esa primera sangrienta batalla que nos muestra la crueldad de la guerra, y el momento "Enemigo a las puertas" que supone ir en barco rumbo a Sebastopol cuando los stukas alemanes se ponen las botas hasta la llegada del héroe soviético aéreo de turno, el resto de la película carece de escenas memorables.

Le sucede esto porque el ritmo de montaje, con continuos flashbacks, ayuda a conocer al personaje en su aspecto humano o biográfico, pero desluce el aspecto bélico cinematográfico. No hay grandes batallas, ni tiros ni nada por el estilo. Una sucesión de muertes a nivel individual para justificar que toda la película rodea el aura del personaje más que el del bien común (algo que deja al comunismo en un tercer o cuarto plano, si Stalin viera esta película...). Bien común al que sí hacen referencia en ese tramo final dónde se recuerda el sacrificio de civiles y soldados que se quedaron hasta el final en Sebastopol... hasta la muerte.

Romance
Pero lo peor que tiene la interesante producción ucraniana es el entramado de flirteos románticos. En apenas dos horas, o más bien condensadas en sus últimos 60 o 70 minutos, tenemos hasta tres flirteos amorosos, amén de un tío que pasaba por ahí y quería ligársela. No voy a poner en duda que en la época posiblemente se hinchaban a fornicar como auténticos cosacos, pero el hecho de que cada veinte minutos Ludmila parezca enamorarse de la persona que más cerca tiene durante más tiempo no deja en muy buen lugar la imagen del personaje histórico.

La película acaba centrándose en escenas bélicas cortas, momentos de pausa románticos cada vez más salidos de tono, y el momento Estados Unidos de promoción de las virtudes soviéticas. En esa mezcla, el cine bélico pierde puntos, y el de la propia francotiradora también, pues lejos de enaltecer su virtud bélica, acaban metiendo con calzador historias de amor que no aportan nada a la película.

Balance
No obstante, el resultado final se deja disfrutar. Es una buena y entretenida película bélica que nos mete de lleno en un tipo de guerra que no se ha visto mucho fuera del Este, el de las heroínas que combatieron a los nazis. Aquí no hay enfermeras como en las películas made in Hollywood. Aquí toda la película se centra en la imagen femenina de una mujer que se encargó de cargarse a 309 soldados alemanes, y que si no hizo más fue (y así se vende) porque un amigo que estaba enamorado de ella le dejó salir de Sebastopol y los soviéticos decidieron tenerla mejor en la retaguardia entrenando.

Buenos efectos, escenas de combate bastante apañadas, y un tono épico no tan exagerado como el otras producciones. Cae en la lógica propaganda del gobierno de turno, y en el error de entrar en romances baldíos (uno se podía entender, saltar de brazo en brazo a medida que van cayendo sus romances, resulta cansino) pero eso no quita que "La batalla por Sebastopol", que tiene poco de Sebastopol y mucho de Ludmila, es un entretenimiento puro y duro, una película bélica que se deja ver y disfrutar.

Recomendable, en definitiva, como un ejercicio bélico del Siglo XX ajeno a Hollywood. Pero no esperéis ninguna joya del cine bélico, que de eso queda bastante lejos. Fácil de ver, pero fácil de olvidar.

Nota: 6,25

Lo Mejor: La imagen guerrera de Ludmila, y una biografía llevada con bastante buen gusto
Lo Peor: Tanta historia de amor cansa.

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