Hoy dedico la entrada a una película que he podido visualizar durante el #MaratónBelicosero. No se trata de un film de guerra, pero resulta atractivo su mensaje de una II Guerra Mundial inminente. Fue rodado made in Hollywood por un director británico, por entonces todavía no del todo reconocido: Alfred Hitchcock, en una época oscura para Europa, pero dónde Estados Unidos permanecía neutral: 1940.
Así pues, "Enviado especial", la película que trato hoy, es un ejercicio de cine propagandístico aprovechando las herramientas de Hollywood. Habla de la guerra sin apenas tocarla, como mero trasfondo de una Europa que es un polvorín. Nos lanza una trama de espionaje que tiene que ver con el nazismo pero que se pasa de puntillas ese aspecto. No procura hasta casi el final, de hablarnos claramente de nazis y aliados.
¿De qué va?
Un reportero del Globe, John Jones (Joel McCrea) es enviado a Europa para poder dotar al medio de comunicación de algún notición interesante sobre la posible inminente guerra en Europa. Una vez en Amsterdam asiste a un banquete, donde conocerá a Van Meer, un importante personaje que tiene ciertas negociaciones con una Fundación a favor de la paz liderada por Stephen Fisher. A última hora, Van Meer resultará indispuesto.
Al día siguiente, en la Conferencia de la Paz de Amsterdam, Jones esperará a Van Meer en las escaleras, cuando este llega no le reconocerá, y un fotógrafo disparará con una pistola a Van Meer, provocando su muerte. Jones perseguirá al asesino, con ayuda de otro hombre Scott Ffolliot y de Carol Fisher, a quien había conocido en el banquete. Ello les llevará a un molino, donde nada será lo que parece
Spoilers
Hasta ahora la parte interesante para meter en situación al espectador. Como cualquier película del maestro de suspense que se precie, hace falta giros en el guión para que el espectador acabe tan fascinado como descolocado. Aquí pronto empezaremos a ver que nada es lo que parece. Dentro del Molino, en una de las mejores secuencias, entrará Jones en solitario y descubrirá que se esconde no solo el asesino, si no que tienen al auténtico Van Meer drogado, y a quien han disparado es un impostor.
La trama derivará mucho más allá, ya en Londres, donde nos topamos con una de esas secuencias tan del agrado de Hitchcok con una torre de por medio. Nos topamos con una historia de amor muy de la época de por medio, entre Jones y Carol, cuyo padre, Fisher, resulta estar metido en el ajo, siendo un espía alemán. Todos los ingredientes necesarios para un buen thriller de suspense y espionaje. Como colofón, y a pesar de que la película parecía destinada a su final, nos encontramos con un ataque de un acorazado alemán al avión en que viajan nuestros personajes a Estados Unidos, provocando el caos total. La Guerra, ha comenzado.
El mensaje
Como escena final para la película. Y tras dejar justo anteriormente clara la neutralidad de Estados Unidos, Jones y Carol se disponen a lanzar un mensaje por radio desde Londres a Estados Unidos. Las sirenas suenan de fondo, las luces se apagan, pero el mensaje lo pueden enviar: "América te está escuchando", le dice Carol a su amor, y el periodista lanza un discurso intervencionista que arranca con "La muerte cae sobre Londres" y que, tras rogar que construyan todo tipo de armamento y buques de guerra, concluye con un: "¡América!, mantén tus luces encendidas, porque son las únicas que quedan en el mundo".
Como detalle, dicha escena no aparecía originariamente en el guión, y Hitchcock la rodaría como punto final a la trama a última hora, apenas tres días antes de que Alemania bombardeara por primera vez Londres, en un claro gesto premonitorio. No cabe duda de que a pesar de que la película avisa de los peligros de la Alemania Nazi, no es hasta el tramo final, con la destrucción de un avión de pasajeros, y el famoso discurso, donde se acaba destapando definitivamente el claro mensaje y destino de la producción.
Escenas
Tres escenas son dignas de mención y las desgranaré brevemente aquí. Os informo nuevamente, de que, debido a tratarse de un cine muy especial (el de intriga y suspense) si no queréis que se os destripe en exceso la trama, os ahorréis esta parte hasta que hayáis podido ver la película.
En primer lugar tenemos la escena del molino. Un simple gesto como ver un sombrero volar en una dirección y darse cuenta de que el molino trabaja en dirección contraria hace sospechar a nuestro sabueso periodista. Una vez dentro, sin ayuda de nadie, verá como un hombre (a quien posteriormente conocerá en el despacho de Fisher) le entrega dinero al asesino de Van Meer. En una habitación superior descubrirá al propio Van Meer, que está drogado. Todo ha sido una trampa, pero ¿cómo salir de ahí? Se esconderá detrás del mecanismo del molino y ahí vemos como se le engancha la gabardina, teniéndosela que quitar. Posteriormente se ve obligado a salir fuera.
Toda la escapatoria provoca que se inicie así un tramo de la película donde el personaje, como le pasan a muchos de los del cine de Hitchcock se ven obligados a huir como pueden de la situación. Dentro de esa huida, que acabará con él y Carol en Londres, destaca la escena de la torre de Londres: Imprescindible.
Fisher (padre) le ofrecerá custodia, y contratan un guardaespaldas para que a Jones no le pase nada. Todo es un farol. El espectador conoce los planes de Fisher a la perfección, pero no así Jones, que no está al caso de la trama. Por el camino, y tras casi morir atropellado, nuestro sabueso personaje no llega a sospechar del guardaespaldas, que tras desviarle de su destino, acabará llevándole a la torre de Londres. Una vez ahí, intenta que Jones se asome para empujarle, pero el exceso de público (en muchos momentos infantil) hará que no pueda acometer el homicidio. Cuando, por fin, no hay nadie en la torre, el guardaespaldas le empujará.
Vemos al guardaespaldas tomar carrerilla y poner los brazos en claro gesto de empujar (antes le habíamos visto nervioso contemplando si había gente cerca o no). El siguiente plano es de una mujer, en la calle, gritando mirando al cielo. Y vemos el plano de un hombre cayendo desde lo alto de la torre. Hitchcock mantiene así la tensión de la escena durante largo tiempo más. Sabemos que el guardaespaldas ha acometido el "empuje" Y sabemos que alguien ha caído, pero no lo que ha sucedido arriba. En la escena siguiente, vemos a Jones vivo, explicando que por milagro del destino, se giró y se apartó instintivamente. El maestro lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a jugar con nosotros.
Por último, destacar la escena final del avión. Todos los principales personajes de la trama viajan a Washington, y el padre de Carol le explica a su hija por qué lo ha hecho y el motivo por el cuál será apresado a su llegada a Estados Unidos. Todo esto pasa a un segundo plano cuando un buque de guerra alemán disparará al avión. Con un motor menos, y en picado, los pilotos del avión intentan amerizar como pueden. Mientras tanto, el resto de la tripulación, salvavidas en mano, intenta la huída. El Océano Atlántico, con la mar picada, no será un buen destino para los pocos que logren salir.
Dentro del avión, a pesar de tratarse de un decorado de la época, vemos entrar en agua por todos los costados. Vemos a gente ahogarse dentro, a otros huyendo despavoridos. El caos y el horror de la guerra, que no entiende de vidas. Hithcock, sin hacer una película bélica, ha metido a todos los personajes de bruces con la realidad de la guerra. De toda la tripulación, muy pocos conseguirán salir y aguantar en el ala del avión mientras este se hunde. Aguardan un rescate que, por suerte, llegará. Pero la guerra ya se ha cobrado sus primeras víctimas civiles.
Crítica
Con sencillez, Hitchcock nos muestra las bases del tipo de cine que le haría triunfar. Suspense e intriga a raudales, con giros para dejar claro que nada es lo que parece. Con un personaje dispuesto a descubrir toda la verdad. En este caso es un periodista que sólo busca la noticia, pero al que la tensión de una Europa en pie de guerra, y los intentos de acabar con su vida, acabarán decantándoles a favor de intervencionismo. Al final quiere la noticia, no tanto por lo que pueda significar en su carrera, si no porque cree que es lo correcto.
Las escenas mencionadas están rodadas con muy buen gusto, con la tensión suficiente para dejar clara la marca de la casa de un especialista en este tipo de cine. No se trata, ni de lejos, de una de las mejores obras del maestro del Suspense, pero sí de otro ejercicio más que interesante, ambientado en esta ocasión en una temática poco proclive del director. Ésta y "Náufragos" son sus dos títulos dedicados a la II Guerra Mundial, siempre desde la distancia del cine bélico, pero sin salirse de lo realmente incuestionable: la situación de excepción bélica que rodean ambas obras.
Queda, por lo tanto, una película altamente recomendable, que logró hasta seis nominaciones en los Óscars de 1941, y eso que por entonces Estados Unidos todavía no había entrado en la guerra, pero era un guiño, un aviso a navegantes, de que Hollywood abrazaría este tipo de producciones como apoyo incondicional a Gran Bretaña.
Nota: 7
Lo Mejor: La escena de la torre y la angustia del intento de escapatoria de un avión hundiéndose.
Lo Peor: No deja de ser un Hitchcock menor, con pinceladas pero sin el ritmo vertiginoso de sus mejores obras.
Así pues, "Enviado especial", la película que trato hoy, es un ejercicio de cine propagandístico aprovechando las herramientas de Hollywood. Habla de la guerra sin apenas tocarla, como mero trasfondo de una Europa que es un polvorín. Nos lanza una trama de espionaje que tiene que ver con el nazismo pero que se pasa de puntillas ese aspecto. No procura hasta casi el final, de hablarnos claramente de nazis y aliados.
¿De qué va?
Un reportero del Globe, John Jones (Joel McCrea) es enviado a Europa para poder dotar al medio de comunicación de algún notición interesante sobre la posible inminente guerra en Europa. Una vez en Amsterdam asiste a un banquete, donde conocerá a Van Meer, un importante personaje que tiene ciertas negociaciones con una Fundación a favor de la paz liderada por Stephen Fisher. A última hora, Van Meer resultará indispuesto.
Al día siguiente, en la Conferencia de la Paz de Amsterdam, Jones esperará a Van Meer en las escaleras, cuando este llega no le reconocerá, y un fotógrafo disparará con una pistola a Van Meer, provocando su muerte. Jones perseguirá al asesino, con ayuda de otro hombre Scott Ffolliot y de Carol Fisher, a quien había conocido en el banquete. Ello les llevará a un molino, donde nada será lo que parece
Spoilers
Hasta ahora la parte interesante para meter en situación al espectador. Como cualquier película del maestro de suspense que se precie, hace falta giros en el guión para que el espectador acabe tan fascinado como descolocado. Aquí pronto empezaremos a ver que nada es lo que parece. Dentro del Molino, en una de las mejores secuencias, entrará Jones en solitario y descubrirá que se esconde no solo el asesino, si no que tienen al auténtico Van Meer drogado, y a quien han disparado es un impostor.
La trama derivará mucho más allá, ya en Londres, donde nos topamos con una de esas secuencias tan del agrado de Hitchcok con una torre de por medio. Nos topamos con una historia de amor muy de la época de por medio, entre Jones y Carol, cuyo padre, Fisher, resulta estar metido en el ajo, siendo un espía alemán. Todos los ingredientes necesarios para un buen thriller de suspense y espionaje. Como colofón, y a pesar de que la película parecía destinada a su final, nos encontramos con un ataque de un acorazado alemán al avión en que viajan nuestros personajes a Estados Unidos, provocando el caos total. La Guerra, ha comenzado.
El mensaje
Como escena final para la película. Y tras dejar justo anteriormente clara la neutralidad de Estados Unidos, Jones y Carol se disponen a lanzar un mensaje por radio desde Londres a Estados Unidos. Las sirenas suenan de fondo, las luces se apagan, pero el mensaje lo pueden enviar: "América te está escuchando", le dice Carol a su amor, y el periodista lanza un discurso intervencionista que arranca con "La muerte cae sobre Londres" y que, tras rogar que construyan todo tipo de armamento y buques de guerra, concluye con un: "¡América!, mantén tus luces encendidas, porque son las únicas que quedan en el mundo".
Como detalle, dicha escena no aparecía originariamente en el guión, y Hitchcock la rodaría como punto final a la trama a última hora, apenas tres días antes de que Alemania bombardeara por primera vez Londres, en un claro gesto premonitorio. No cabe duda de que a pesar de que la película avisa de los peligros de la Alemania Nazi, no es hasta el tramo final, con la destrucción de un avión de pasajeros, y el famoso discurso, donde se acaba destapando definitivamente el claro mensaje y destino de la producción.
Escenas
Tres escenas son dignas de mención y las desgranaré brevemente aquí. Os informo nuevamente, de que, debido a tratarse de un cine muy especial (el de intriga y suspense) si no queréis que se os destripe en exceso la trama, os ahorréis esta parte hasta que hayáis podido ver la película.
En primer lugar tenemos la escena del molino. Un simple gesto como ver un sombrero volar en una dirección y darse cuenta de que el molino trabaja en dirección contraria hace sospechar a nuestro sabueso periodista. Una vez dentro, sin ayuda de nadie, verá como un hombre (a quien posteriormente conocerá en el despacho de Fisher) le entrega dinero al asesino de Van Meer. En una habitación superior descubrirá al propio Van Meer, que está drogado. Todo ha sido una trampa, pero ¿cómo salir de ahí? Se esconderá detrás del mecanismo del molino y ahí vemos como se le engancha la gabardina, teniéndosela que quitar. Posteriormente se ve obligado a salir fuera.
Toda la escapatoria provoca que se inicie así un tramo de la película donde el personaje, como le pasan a muchos de los del cine de Hitchcock se ven obligados a huir como pueden de la situación. Dentro de esa huida, que acabará con él y Carol en Londres, destaca la escena de la torre de Londres: Imprescindible.
Fisher (padre) le ofrecerá custodia, y contratan un guardaespaldas para que a Jones no le pase nada. Todo es un farol. El espectador conoce los planes de Fisher a la perfección, pero no así Jones, que no está al caso de la trama. Por el camino, y tras casi morir atropellado, nuestro sabueso personaje no llega a sospechar del guardaespaldas, que tras desviarle de su destino, acabará llevándole a la torre de Londres. Una vez ahí, intenta que Jones se asome para empujarle, pero el exceso de público (en muchos momentos infantil) hará que no pueda acometer el homicidio. Cuando, por fin, no hay nadie en la torre, el guardaespaldas le empujará.
Vemos al guardaespaldas tomar carrerilla y poner los brazos en claro gesto de empujar (antes le habíamos visto nervioso contemplando si había gente cerca o no). El siguiente plano es de una mujer, en la calle, gritando mirando al cielo. Y vemos el plano de un hombre cayendo desde lo alto de la torre. Hitchcock mantiene así la tensión de la escena durante largo tiempo más. Sabemos que el guardaespaldas ha acometido el "empuje" Y sabemos que alguien ha caído, pero no lo que ha sucedido arriba. En la escena siguiente, vemos a Jones vivo, explicando que por milagro del destino, se giró y se apartó instintivamente. El maestro lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a jugar con nosotros.
Por último, destacar la escena final del avión. Todos los principales personajes de la trama viajan a Washington, y el padre de Carol le explica a su hija por qué lo ha hecho y el motivo por el cuál será apresado a su llegada a Estados Unidos. Todo esto pasa a un segundo plano cuando un buque de guerra alemán disparará al avión. Con un motor menos, y en picado, los pilotos del avión intentan amerizar como pueden. Mientras tanto, el resto de la tripulación, salvavidas en mano, intenta la huída. El Océano Atlántico, con la mar picada, no será un buen destino para los pocos que logren salir.
Dentro del avión, a pesar de tratarse de un decorado de la época, vemos entrar en agua por todos los costados. Vemos a gente ahogarse dentro, a otros huyendo despavoridos. El caos y el horror de la guerra, que no entiende de vidas. Hithcock, sin hacer una película bélica, ha metido a todos los personajes de bruces con la realidad de la guerra. De toda la tripulación, muy pocos conseguirán salir y aguantar en el ala del avión mientras este se hunde. Aguardan un rescate que, por suerte, llegará. Pero la guerra ya se ha cobrado sus primeras víctimas civiles.
Crítica
Con sencillez, Hitchcock nos muestra las bases del tipo de cine que le haría triunfar. Suspense e intriga a raudales, con giros para dejar claro que nada es lo que parece. Con un personaje dispuesto a descubrir toda la verdad. En este caso es un periodista que sólo busca la noticia, pero al que la tensión de una Europa en pie de guerra, y los intentos de acabar con su vida, acabarán decantándoles a favor de intervencionismo. Al final quiere la noticia, no tanto por lo que pueda significar en su carrera, si no porque cree que es lo correcto.
Las escenas mencionadas están rodadas con muy buen gusto, con la tensión suficiente para dejar clara la marca de la casa de un especialista en este tipo de cine. No se trata, ni de lejos, de una de las mejores obras del maestro del Suspense, pero sí de otro ejercicio más que interesante, ambientado en esta ocasión en una temática poco proclive del director. Ésta y "Náufragos" son sus dos títulos dedicados a la II Guerra Mundial, siempre desde la distancia del cine bélico, pero sin salirse de lo realmente incuestionable: la situación de excepción bélica que rodean ambas obras.
Queda, por lo tanto, una película altamente recomendable, que logró hasta seis nominaciones en los Óscars de 1941, y eso que por entonces Estados Unidos todavía no había entrado en la guerra, pero era un guiño, un aviso a navegantes, de que Hollywood abrazaría este tipo de producciones como apoyo incondicional a Gran Bretaña.
Nota: 7
Lo Mejor: La escena de la torre y la angustia del intento de escapatoria de un avión hundiéndose.
Lo Peor: No deja de ser un Hitchcock menor, con pinceladas pero sin el ritmo vertiginoso de sus mejores obras.
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