
La frase define perfectamente de qué trata la película, de un barco, y de su tripulación. Pero, sobretodo, repito, de un barco. Noel Coward es el principal protagonista y el jefe al mando, pero aquí se trata de repartir el peso de la película en diferentes actores, sobretodo en la historia de tres de ellos, con diferentes graduaciones y sus diferentes historias en la vida civil. De este modo, Coward y Lean regalaban al público británico una película que hablara de la Marina, sí, pero al mismo tiempo del sacrificio de todo el mundo en las islas británicas.
Había una vez un barquito...
En el inicio de la película se nos muestra la botadura de un barco. Con imágenes de unos astilleros, vemos diferentes pasos en la creación del buque de guerra para, posteriormente, ser enviado al mar. De ahí salta la película a mayo de 1941, en Creta, donde el Torrin (nombre del buque) combate a los alemanes. Tras una éxitosa incursión nocturna, a la mañana siguiente, volviendo en el Mediterráneo, reciben la incómoda visita de aviones enemigos. Tras intensos ataques donde se defienden como pueden (llegan a derribar dos aviones), acabarán siendo hundidos, iniciando así la aventura que será una mera excusa para el largometraje.

Ese barco que acaba siendo el protagonista omnipresente de la obra, y que se ve en alguna secuencia como la de la Navidad de 1939. Ya previamente hemos pasado el tramo en el que se nos muestra como se habla de una guerra inminente (incluyendo un periódico sobre el mar que anuncia que "Este año no habrá guerra", papel mojado, literalmente). Y en esas fechas navideñas, se nos muestran tres mesas distintas, con los tres principales protagonistas (uno de ellos, el más joven y de menor graduación, interpretado por John Mills) celebrando con sus familiares. En cada mesa llegamos a ver un brindis, desde el de "por los marines y la marina" de la mesa "pobre", hasta el "por el Rey" de la mesa del capitán. Eso sí, en las tres mesas se brindará "por el Torrin", siendo en algunos casos las mujeres protagonistas, desde casa, quienes lanzan el brindis por ese barco.

Sobre el mar la película no nos contará gran cosa. Vemos de vez en cuando esa balsa salvavidas que en repetidas ocasiones será atacada por la aviación alemana. Finalmente, de los 240 tripulantes del Torrin, únicamente 90 serán rescatados con vida al final de la película. El capitán lanzará un último discurso a los supervivientes, el Torrin se ha hundido, con él, custodiándolo, más de la mitad de las almas que lo tripulaban. Pero el resto combatirá, desde otros barcos, a la Alemania Nazi.
Montaje

El primer flash-back se muestra tras el hundimiento. Vemos al capitán interpretado por Coward dentro del agua respirando. Se mantiene el sonido y se ve la imagen en movimiento, simulando estar en el agua aún, y un frase repetida varias veces nos traslada al pasado, al momento en que el capitán acepta el mando del Torrin. No es, como he comentado, el único flashback, y de hecho, el estilo de Lean y Coward para volver atrás y adelante en el tiempo es digno de admiración.

Todos los momentos del montaje están muy conseguidos, con la película yendo en todo momento a donde quiere, moviéndose a su antojo. Incluso sabe enlazar diferentes historias con gran estilo. A la mencionada de las tres mesas de Navidad consecutivas con los brindis toca hablar de la boda de John Mills. En el tren, de luna de miel, coincidirá con el capitán del Torrin, y en ese momento los directores dejan de dar protagonismo a Mills y su Luna de miel para, en el mismo tren, ver la conversación de Coward con su mujer, decisiva antes de volver a la balsa salvavidas en el "futuro".
Frases

También están las de enaltecimiento como ese "Enviaremos un telegrama a Hitler diciendo: El Torrin está a punto, puedes empezar tu guerra" justo antes de que, por radio, escuchemos el mensaje de que la guerra se ha iniciado. Otra frase destacable, referente al rescate de Dunkerque: "los soldados serán nuestros huéspedes y sus vidas estarán en nuestras manos", para destacar la gran labor de la Marina en la Operación Dinamo.
En el tramo final, Noel Coward, antes de despedirse de su tripulación dirá que "retomaremos la batalla con más fuerza aún (...) Acordaros del Torrin". Como colofón patriótico final, la voz en off destaca sobre la tripulación de los buques británicos que "Es a esos hombres, en paz o en guerra, a quien tanto debemos".

Se nota la mano de David Lean en el montaje e, incluso en algunas puestas en escena, a lo largo de la película. El punto que, como he comentado, más toca destacar del film. Esos continuos flash-backs, el manejarnos a su antojo por el tiempo ,pero siempre con mucho sentido y dejando claro al espectador que está ante algo que ya ha sucedido o algo que está sucediendo en ese mismo instante.
Los diálogos tienen ese deje, y por lo tanto trazo grueso, de la época, dedicados a destacar la gran labor de todos y cada uno de los marineros, marinos o de quien sea. La película bebe de un necesitado patriotismo para enaltecer a la población, y lo consigue, si bien no deja de ser un pausado drama y, con ello, pierde fuelle a medida que pasa el metraje.

Por desgracia, la misión del film no era otro que mostrarnos la vida de esos marineros, su vida civil con los amores de su vida, con sus hijos, con como se vivía en Inglaterra en 1939 con el miedo a una guerra, en 1940 con la guerra cerca de casa y con 1941 donde el miedo ya era mayor y la guerra había llamado directamente (con los bombardeos) a Londres y alrededores. La película consigue su cometido, al ser un claro mensaje, pero el camino no es todo lo regular que uno le pide a una película. Queda un drama bélico interesante, pero con tintes de haber podido ser una película bélica más memorable.
Nota: 6,25
Lo Mejor: El montaje, con especial mención a la utilización de los flashbacks.
Lo Peor: El ritmo de la película se detiene en exceso en el pasado.
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